Un día como hoy, pero de 1979, hace 40 años, la Guardia Nacional emboscó en Tonalá, El Viejo, Chinandega, a un grupo de compañeros sandinistas que intentaban trasladar armamento desde un buzón de armas. Cayeron la Dra. Lucrecia Lindo, Rodolfo Navarro “Popo”, Rolando Cortez Téllez “Piel Roja”, el Dr. Antonio Lenin Fonseca. Resultó herida y sobrevivió a la masacre la compañera Quxabel Cárdenas.
Eran días de fuerte movilización: el Frente Patriótica Nacional y el Movimiento Pueblo Unido se habían unido al llamado de huelga general encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, a realizarse el día siguiente, 4 de junio.
Las emisiones de Radio Sandino eran más frecuentes, para orientar al pueblo sobre la lucha y la ofensiva final para derrocar a la dictadura. La consigna era: “Porque de la que viene no se escapa nadie”.
El día antes, 2 de junio, en Chinandega había un ambiente insurreccional, se dieron levantamientos populares en buena parte de los barrios.
La lista de los caídos del 2 de junio es muy extensa: según diferentes fuentes se habla de al menos 14 compañeros caídos.
Para recordarlos, el día de ayer en Chinandega se realizó una Guardia de Honor cerca de un monumento dedicado a su memoria y una Caminata en homenaje a los Héroes y Mártires del 2 y 3 de junio.
Fueron jóvenes hombres y mujeres quienes lucharon hasta las últimas consecuencias. De algunos de ellos, hemos encontrado información. De otros, casi nada.
Como Equipo de Barricada/Historia nos comprometemos, mes tras mes, a seguir investigando, a seguir entrevistando a combatientes históricos y sobrevivientes. A la vez, hacemos un llamado a nuestros militantes y sus familiares, para que nos escriban y compartan sus recuerdos y testimonios.
Nuestro correo electrónico es: [email protected].
Concluimos esta breve nota, con el relato de un combatiente, quien reconstruye la ofensiva final en Chinandega y nos permite conocer un poco mejor la figura de Lenín Fonseca, caído hace 40 años en la emboscada de Tonalá, El Viejo, junto con la Dra. Lucrecia Lindo, Rodolfo Navarro “Popo”, Rolando Cortez Téllez “Piel Roja”.
La ofensiva final en Chinandega: un testimonio
“Se decidió que el 2 de junio de 1979 iniciaría la ofensiva final en Chinandega; el ataque se planificó para las dos de la tarde. Antonio Lenín Fonseca dirigiendo a las mejores fuerzas, con las mejores armas que teníamos, incluyendo un lanzacohetes RPG-7, era el responsable de atacar el comando departamental de la GN.
Otro compañero y yo, teníamos la responsabilidad de atacar el comando del ingenio San Antonio, Chichigalpa, Posoltega y la zona campesina aledaña.
Las cosas no sucedieron como fueron planificadas, pues los guerrilleros que bajaron del cerro El Chonco, dirigidos por el negro Williams y otros compañeros, para apoyar a la columna de Antonio Lenín Fonseca y Marlene Tapia Ramírez, fueron detectados en el by-pass de Chinandega, entre las tres y cuatro de la madrugada, y así se iniciaron los combates.
Las fuerzas que atacaríamos el ingenio San Antonio, Chichigalpa y Posoltega estábamos en los manglares, cerca de la orilla del mar y en los límites del ingenio mencionado, cuando sonó el radio-comunicador diciendo:
-Venado, venado.
-Aquí banano –contesto-.
-Aquí venado, venado; adelante banano. Estamos combatiendo en las calles. Tenemos más de dos horas de estar combatiendo.
-¿Cómo van? –pregunto-.
-Le hemos hecho varias bajas a la guardia y también la guardia nos ha hecho varias bajas a nosotros.
Se interrumpió la comunicación y esas fueron las últimas palabras que pude escuchar de Antonio Lenín Fonseca Martínez. Y nosotros iniciamos de inmediato el ataque que nos habían ordenado. Después conocería como se desarrollaron las acciones en la mañana del día 2 de junio de 1979 en Chinandega.
Posteriormente, una vez que triunfó la Revolución el 19 de julio de 1979, conocí detalles de lo que había pasado. Las fuerzas de Marlene Tapia Ramírez fueron aniquiladas en el barrio Guadalupe, en el centro de la ciudad de Chinandega. Hoy podemos ver en el Parque Central de Chinandega la lista de los héroes y mártires (Marlene y sus compañeros). Antonio Lenín Fonseca partió en retirada hacia Potosí, junto a Patricia Lindo, Isabel Cárdenas y otros compañeros, tratando de encontrarse con otros camaradas que venían de El S alvador. En esa retirada fueron emboscados por la GN. Así murió Antonio Lenín Fonseca Martínez, combatiendo.
El fue enterrado en una fosa común. Fui a desenterrarlo. En ese momento hablé sobre quién era él. Me tocó enterrarlo y hablar nuevamente sobre él, en su despedida. Vine el Hospital 14 de Julio para reunirme con los trabajadores y proponerles que el hospital se llamara Antonio Lenín Fonseca Martínez. Al principio los trabajadores se oponían porque hubo enfermeras que libraron luchas heroicas, lo cual nunca se negó; y seguí explicando sobre el trabajo desarrollado por Lenín Fonseca. Al final, los trabajadores, el sindicato y la dirección del hospital apoyaron la idea y por eso conocemos hasta hoy el hospital con el nombre de Antonio Lenín Fonseca Martínez.
En una ocasión, Antonio Lenín Fonseca me planteó que tenía dolor de muela y yo le dije: andá donde la doctora Guido o el doctor Guerra para que te la compongan. Entonces, me quedó viendo y me dijo: y si me pegan un tiro y me matan, para qué me la van a componer, que les compongan las caries a otro. Sin embargo, fue; le quitaron el dolor y le compusieron la muela. Seguimos trabajando, pero sus palabras parecían una premonición porque uno de los tiros que recibió era en la mandíbula y en el otro en el costado derecho.
Antonio Lenín Fonseca era como todos nosotros; le gustaba la música; siempre hablaba de las canciones de Julio Iglesias. Entre las canciones que más le gustaban estaba aquella que dice más o menos así: “Al final la vida sigue igual/ unos que vienen otros que se van/ unos que viven otros morirán.” También era enamorado de la belleza de la mujer. Tuvo su novia. Tuvo su esposa. Y dejó una hija muy parecida a él.
Antonio Lenín Fonseca era trabajador; su personalidad era jovial, dirigente de buen carácter y trato fraternal. Si alguna vez se enojó mucho con alguno de nosotros, no pudimos ver las impresiones de ese enojo con signos de violencia, sino que en general, siempre se mantenía tranquilo.
Es importante señalar que la personalidad de Antonio Lenín Fonseca permitió, digamos, que fuera un compañero que en su trabajo aglutinara gente, o sea, que con su estilo de trabajo atraía, no rechazaba. Para los que estudiamos con él, para los estudiantes de medicina, fue un buen amigo. Se ganó el sobrenombre de “La Polilla” por su manera de ser: jovial, alegre, bromista, tranquilo. Todos lo queríamos. Y para los que tuvimos la oportunidad de combatir a su lado, de trabajar juntos, fue una buena experiencia…haber compartido la vida en esos momentos de riesgo, de alto riesgo, con un compañero de buen carácter, de gran eficiencia en su trabajo y de gran valentía”.
(*) Testimonio de Pablo Coca, Managua, 7 de agosto de 2011. Publicado en la revista Correo No. 33; mayo-junio 2014. Republicado en Radio La Primerísima, 2 de junio de 2019