Barricada

Sandino y Moncada símbolos de proyectos históricos en contradicción

Cada personaje de la historia nicaragüense queda en nuestra memoria histórica  de acuerdo a las acciones que han realizado, algunos han quedado por sus hechos como símbolos de la lucha heroica entablada  en diferentes escenarios por la liberación de Nicaragua de potencias extranjeras; otros han quedado como símbolos de la traición y el oprobio, del entreguismo esclavizante.

Así Augusto C. Sandino y José María Moncada representan los dos grandes símbolos de proyectos históricos en una total contradicción de posición ante la patria:

  1. En primer lugar, Sandino simbolizando en la memoria colectiva del nicaragüense, el patriotismo auténtico, el amor de entrega a la patria, antiimperialismo, soberanía y oposición total al injerencismo en los asuntos internos de la patria.

Sandino  hombre de procedencia humilde, supo de todas las penalidades y humillaciones. Estando fuera de Nicaragua, en México, tomará conciencia de su valor patrio al ser interpelado por sus amigos de trabajo  siente  “que en Nicaragua todo se había vuelto oprobio y que el honor había desaparecido por completo de los hombres de aquella tierra”. (Pensamiento vivo, 1980, p.43).

Compartía la esperanza que si en Nicaragua hubiera 100 hombres que la amaran tanto, nuestra nación restauraría su soberanía absoluta, el problema consistía  cómo identificarlos (Pensamiento, 1980).

Para Sandino que alguien le dijera vendepatria, traidor era un total ofensa, una estocada que lo hacía sentir “herido en lo más hondo cuando le decían “vendepatria desvergonzado, traidor”. (Pensamiento, 1980, p. 44). Tanto dolor interno, tanta vergüenza, lo hizo regresar a Nicaragua, dejándolo todo para dedicarse a la búsqueda de esos cien hombres legítimos de Nicaragua (pensamiento vivo, 1980).

  1. En segundo lugar está José María Moncada símbolo de todos los ilegítimos nicaragüenses, traidores y vendepatrias, del entreguismo, la esclavitud y el servilismo al extranjero.

Sandino (pensamiento vivo, 1980) nos dice refiriéndose a esos malos hijos:

Todavía  en estos días de tanta luz y ejemplo, los fracasados políticos siguen disputándose las caricias del látigo extranjero y como perros y gatos dentro de un costal, están peleándose por alcanzar una presidencia a base de supervigilancia extraña,  que nosotros no permitiremos (p. 44).

El símbolo de la traición y actitud vende patria está representado por José María Moncada.  Sandino (El Pensamiento vivo, 1980) dice refiriéndose a Moncada “comprendí que éste traicionaba los intereses de la revolución (p.62).

Sandino desde la guerra constitucionalista en 1927 dudaba de la integridad de Moncada… en varias ocasiones procuraba eliminarlo de las filas  del ejército constitucionalistas, pues Moncada no comulga con las ideas de Sandino.

En 1927 logra confirmar su sospecha de traidor, vendepatria y oportunista, el 4 de mayo se da la rendición de Moncada a los Yankee a través de un armisticio (El Pensamiento vivo, p.60).

Los traidores y vendepatria sólo piensan en ellos, si hablan del pueblo es únicamente  pensando cómo utilizarlo para su propio beneficio. Sandino (Pensamiento vivo, 1980), nos relata lo que le dijo Moncada al saber que se resistía a la rendición “No hombre.Cómo se va a sacrificar usted por el pueblo? El pueblo no agradece. Esto se lo digo por experiencia  propia… la vida se acaba y la patria queda el deber de todo ser humano es: gozar y vivir bien sin preocuparse mucho (p.61).

Los traidores y vendepatria siempre engrandecen a la potencia norteamericana minimizando las capacidades de las naciones amenazadas,  Para Moncada era una locura  enfrentarse al imperio, la posición entreguista y traicionara de Moncada  Sandino nos cuenta (Pensamiento Vivo, 1980):

Con su palabra fácil procuró convencerme de una vez, respecto a la claudicación, diciéndome que sería una locura pelear con los estados Unidos de Norteamérica, porque es aquella una nación poderosa que tiene ciento veinte millones de habitantes; que yo no podría hacer nada con trescientos hombres que tenía a mi mando. Que nos sucedería igual que a una presa que está bajo la garra de un tigre, que tanto mas se mueve, más se le ahondan las uñas. (p.61)

Sandino (El Pensamiento, 1980) relata  que  “desde ese momento sintió un profundo desprecio por Moncada, lo cual lo hizo reafirmar su compromiso con la patria, reinterando que él consideraba un deber morirnos o libertarnos. Que con ese propósito  había enarbolado la bandera roja y negra simbolizando  libertad o muerte” (p.61).

Ese 4 de Mayo de 1927 Moncada presentó su verdadera intención, sacar ventaja personal a toda costa sin importarle el pueblo, decidió por sus propios intereses.

Todos los generales firmaron la rendición, menos uno. A Sandino lo cobijaba hasta sus tuétanos el patriotismo, de tal manera que aunque quedaba solo lo mantenía la convicción de nunca traicionar a la patria,

No era posible que yo fuera indiferente a la actitud asumida por un traidor: recordé en esos momentos  las frases hirientes con que nos calificaban a los nicaragüenses en el exterior.  Así pasé tres días en el cerro del común, abatido, triste, sin saber qué actitud tomar, si entregar las armas o defender el país, que reclamaba conmiseración a sus hijos. No quise que mis soldados me viesen llorar, busqué la soledad (Pensamiento vivo, 1980, p.62)

Mantener la convicción patriótica en medio de la traición de todos, significó un gran dilema y una prueba totalmente radical, Sandino (Pensamiento Vivo, 1980), nos cuenta la angustia que pasó para tomar la decisión de iniciar la lucha de liberación:

Allí solo, reflexioné mucho, sentí que una voz extraña me diecia: ¡vendepatria!, rompí la cadena de reflexiones y me decidí a luchar, comprendiendo que yo era el llamado para protestar por la traición a la patria y a los ideales nicaragüenses y que las balas serian las únicas que deberían defender la soberanía de Nicaragua, pues no había razón para que los Estados Unidos intervinieran en nuestros asuntos de familia. (p.62)

Sandino había tomado su decisión, Moncada le escribe  una carta fechada el 24 de Mayo de 1927 en donde trata de persuadir a Sandino de resistir al invasor, argumentando que por el bien de la patria habría rendirse, Sandino le responde con la célebre frase “yo no me vendo ni me rindo”(Pensamiento vivo,1980).

En la actualidad a la mayoría de nicaragüenses por su alta moral patriótica nos moviliza el símbolo patriótico de Augusto C. Sandino, pero tristemente a una minoría de nicaragüense,  por su inmoralidad vendepatria los moviliza el símbolo entreguista y servilista al extranjero de José María Moncada.

Escrito por Herbet A. Bonilla