Barricada

Una desproporcionada lucha campal

El 28 de agosto de 1978, hace 41 años, dio inicio la “Insurrección de los Muchachos” en Matagalpa: jóvenes estudiantes de secundaria, combatientes populares, muchachos de los diversos estratos sociales de la ciudad, junto a la población organizada, se levantaron en contra de la dictadura militar somocista.

La Insurrección de los Muchachos es recordada como una de las acciones militares de gran envergadura, ejecutada por el pueblo de Matagalpa y vanguardizada por el FSLN.

Tuvo gran repercusión a nivel nacional e internacional.  Además, lo que se aprendió en ese contexto, fue de gran relevancia para el proceso insurreccional que llevaría, menos de un año después, al triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

El Equipo de Barricada les trae un material, que recopila momentos históricos de  la lucha librada por jóvenes combatientes en contra de la dictadura militar somocista. Se trata de un escrito que nos compartieron los combatientes históricos de Matagalpa. El texto es fruto de un paciente trabajo de investigación histórica, realizada por el compañero matagalpino y combatiente histórico David Pavón. Estos tipos de materiales representan un importante aporte para el rescate y la preservación de la memoria histórica de la lucha sandinista y la historia de nuestra organización, el FSLN.

A 41 años de la Insurrección de los Muchachos

La gesta libertaria de los Muchachos del 28 de agosto de 1978, conocida internacionalmente como “La Insurrección de los Niños” o “La Insurrección de los Muchachos”, fue ejecutada por estudiantes de secundaria, combatientes populares y muchachos (as) de los diversos estratos sociales de Matagalpa, con el apoyo de los padres de familia y pueblo en general. Fue un acto de heroísmo, lleno de patriotismo, valentía, coraje y sacrificio, con un objetivo común: la lucha y el derrocamentiento de la oprobiosa dictadura somocista. En el día del 41 Aniversario de la Insurrección de los Muchachos, recordamos a los Héroes y Mártires de esa gloriosa gesta histórica de la lucha de liberación del yugo opresor, con el FSLN a la vanguardia.

Los detonantes

El asesinato del Doctor Pedro Joaquín Chamorro, el levantamiento de Monimbó y la toma del Palacio Nacional, sumado a los crímenes que venía cometiendo el régimen somocista contra sindicalistas y jóvenes matagalpinos, fueron los detonantes de la Insurrección.

El 26 y 27 de agosto se dieron los primeros brotes de protesta e intercambio de disparos entre muchachos y guardias en varios barrios de la ciudad de Matagalpa, entre ellos Palo Alto, salida a Jinotega, Guanuca, Parque Darío, Avenida Central, sector de Molagüina y el barrio El Progreso. El comercio cerró sus puertas en solidaridad con los estudiantes, la mayoría provenientes del Instituto Nacional Eliseo Picado y demás colegios privados (San Luis, Santa Teresita, San José y  Liceo Agrícola).

El asesinato de José Alberto Chavarría Castro

José Alberto Chavarría fue asesinado cruelmente el 28 de agosto de 1978, por la Guardia Nacional en la Colonia El Mazo, del barrio El Progreso. Los muchachos y los padres de familias lo recogieron y lo pasearon por las principales calles de Matagalpa, esta fue la gota que derramó el vaso […]

La trágica noticia corrió como reguero de pólvora entre los muchachos de Matagalpa. El cadáver de Chavarría fue levantado en una camilla del lugar donde había sido asesinado y llevado en hombros por las principales calles de la ciudad, en manifestaciones de ira a las que se iban sumando los pobladores. “No más crímenes en contra de los estudiantes”, gritaba la gente […]

A partir de ahí, la insurrección se volvió incontenible.

Levantamiento general

El 28 de agosto, los principales barrios de la ciudad de Matagalpa amanecieron con fogatas, barricadas; la gente tiraba vidrios y obstáculos en las calles, para detener el avance de la Guardia Nacional en una desproporcionada lucha campal.

El cuartel de la GN para ese tiempo tenía como 150 efectivos y la dictadura somocista mandó contra los muchachos al batallón Somoza con miembros de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) y el batallón de Contrainsurgencia que estaba ubicado en Río Blanco y Waslala, que tenía entre sus miembros soldados del entonces Consejo de Defensa Centroamericano (Condeca).

Por primera vez, en los cielos de la ciudad de Matagalpa, sobrevolaron los aviones Push and Pull con el fin de amilanar la moral de los inurgentes.

El tableteo de ametralladoras 30, fusiles Garand y Galil se escuchaba de forma estruendosa, mientras los muchachos respondían con pistolas 22 y 38, fusiles 22 y bombas de contacto, las que utilizadas en las partes altas de la ciudad, impedían el avances de las tanquetas, pala mecánica e infantería de la GN.

La acción de los muchachos matagalpinos “empantanó” durante una semana a las tropas élites de la Guardia Nacional, mientras a nivel internacional, estadistas como Fidel Castro de Cuba, Carlos Andrés Pérez de Venezuela, el general Omar Torrijos de Panamá, Rodrigo Carazo de Costa Rica y José López Portillo de México hacían un llamado a la comunidad internacional a que detuviera el genocidio que se estaba dando en Matagalpa.

La masacre del Hotel Soza

Entre el fragor de la lucha que se libraba en las calles de Matagalpa, apareció en escena y con propósito de mediación, el entonces Arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, quien pidió un alto al fuego, que fue aprovechado por la Guardia Nacional, para incursionar el 30 de agosto en el Hotel Soza, donde masacró a doña Justina Arauz Matus de Soza, a Harold Miranda Téllez, a Luis Alfredo Lacayo y a Nubia Montenegro, joven de escasos 16 años y empleada del hotel.

Cuando los muchachos levantados en armas conocieron de la masacre en el Hotel Soza, se desprendieron hacia el lugar, dándose un enfrentamiento que llevó  los guardias hacia un hotel que estaba frente al lugar de la barbarie.

La mediación fracasó por la masacre del Hotel Soza y el avance ya incontenible de tropas bien apertrechadas por el norte y sur, iniciándose las ya conocidas operaciones limpieza de la Guardia Nacional, en las cuales el delito era ser joven.

La toma de la pala mecánica

En los intentos por desalojar a los muchachos, la Guardia Nacional asesinó con un francotirador a Dámaso Blandón y lanzó su infantería con una pala mecánica al frente, quitando las barricadas frente al Liceo Agrícola. La ira de los muchachos no dejó pasar a los efectivos de la GN, a quienes hicieron retroceder, quitándoles la pala, a punta de bombas de contacto y pistolas 22, acción dirigida por Róger Venerio. En esta misma acción se llevó a cabo el derribamiento de la caseta del peaje que estaba en la salida a Managua, esta pala mecánica la conducía el compañero Cisneros, que utilizó la parte frontal de la pala mecánica, para protegerse de un francotirador y derribar el peaje, dejándolo destruido en medio de la carretera, para que no pasaran las tropas de la GN, que se aproximaban a Matagalpa. Mientras se daba la toma de la pala mecánica, una tanqueta del Batallón Blindado fue neutralizada en la calle central por los muchachos con bombas molotov y bombas de contacto.

Una retirada estratégica

Una vez que se conoció de la masacre de la familia Soza y considerando que los muchachos no aguantarían más tiempo luchando contra la GN, pues se esperaba que llegaran compañeros de refuerzos de Masaya, pero este no llegó, el FSLN orientó la retirada táctica de los jóvenes combatientes. Por lo cual, se decidió realizarla por la zona del Cerro de Apante y de manera organizada.

El grueso de los muchachos, ante la evidente superioridad de la GN, se miró obligado a replegarse hacia el Cerro Apante y las propiedades ubicadas en la parte sur de la ciudad, pasando por donde Uriel Pineda, Salvador Amador en la hacienda Santa Josefina, terminando en la hacienda La Luz, de Julio Rivera.

Pero el grueso de los combatientes se estableció en la parte sur oeste del bosque, un lugar cercano a la quebrada de la Sirenona, quienes en medio de la espesura oscura se preparaban para retirarse a lugares más seguros, todos dirigidos por José González Picado y Salvador Buschting Gutiérrez. Ellos orientaron que la lucha todavía no terminaba, que apenas comenzaba y que debíamos estar preparados para todo. Algunos de los que estábamos en el lugar, regresamos a nuestras casas y otros optaron por salir de Matagalpa y ubicarse donde algún familiar. Cabe señalar que dicha retirada fue protegida por tres compañeros y que fueron los últimos en abandonar el lugar, ubicado cerca donde vivía el sapo Oruño, un oreja de la Genocida GN. La mayoría de los muchachos no tenía experiencia militar y contaban al momento del repliegue con armas de cacería desprovistas de municiones. Sobresalieron en esas armas, los rifles 22 de repetición, escopetas calibre 12 y 16 mm, pistolas 22 y 38.

El significado de la Insurrección de los Muchachos

Lo importante de todo esto no es hacer un listado de los que participaron en esta insurrección armada, sino que remarcar los cambios logrados en el FER, AES y FSLN además de los combatientes populares que se incorporaron a la lucha en contra de una de las dictaduras más sangrientas, corruptas y violentas, que era protegida por el aparato opresor de la Guardia Nacional. En su momento, la Guardia Nacional era considerada como el mejor ejército armado y preparado estratégica y tácticamente de América Latina, sin embargo mordió el polvo de la derrota que le asestó el pueblo de Matagalpa, aún en condiciones permanentes de desigual combate […]

La gesta que fue reconocida a nivel internacional como “La Insurrección de los Muchachos o Insurrección de los Niños”, es recordada como una de las acciones militares de gran envergadura, ejecutada por el pueblo de Matagalpa, después de la rebelión de tres mil indios matagalpinos que se alzaron en armas contra el Gobierno de esa época, en el año 1881 o sea 97 años antes de este levantamiento.

Además, lo que se aprendió en ese contexto, fue de gran relevancia para el proceso insurreccional que llevaría, menos de un año después, al triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

¡Honor y Gloria a los Héroes y Mártires del 28 de agosto de 1978!

El presente texto se basa en los escritos de autoría del Compañero matagalpino y combatiente histórico David Pavón, quien participó en la Insurrección de los Muchachos del 28 de agosto de 1978.

El Equipo de Barricada agradece al autor y a todos los combatientes históricos de Matagalpa, quienes con sus aportes están aportando al rescate y preservación de esta gesta heroica.

Agradecemos también a la estructura municipal y departamental del FSLN de Matagalpa por habernos permitido conocer a los “muchachos” de la Insurrección y haber podido comprender mejor el significado y la importancia de esta fecha histórica.