El 1 de noviembre de 1988, hace 32 años, el Comandante Walter Ferretti, militante y dirigente insigne del Frente Sandinista, pasó a otro plano de vida.
Fue el martes 1 de noviembre de 1988, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional y Nicaragua, perdía a un hombre que se caracterizó por ser un revolucionario ejemplar, destacado combatiente y compañero solidario, el Comandante Guerrillero y de Brigada, Walter Ferretti. Falleció en un accidente de tránsito, hace 32 años.
Conversamos con la Doctora Juana Méndez, Magistrada de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, y viuda del Comandante Walter Ferretti.
En la entrevista, la Doctora Méndez nos comentó sobre algunos momentos de lucha del Comandante Walter Ferretti, así como, la historia de ese amor que perduró en el tiempo y que dejó como resultado una familia que continúa los ideales de ese heroico militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Primeros contactos del Comandante Walter Ferretti y la doctora Juana Méndez
“El primer contacto se da, porque yo era responsable de una casa de seguridad, un lugar importante, porque servía de puesto de mando donde circulaba mucha gente (…) y él llegaba con otros compañeros a reunirse.
En esas circunstancias el primer contacto fue porque yo le estaba haciendo el entrenamiento a unos muchachos, donde les explicaba con mucho afán el desarmar hasta el último pedacito de arma; en ese momento se paró en la puerta un hombre alto, recio y con presencia, y me quedaba mirando y empecé a dar mi clase y vino él y me dijo:
´Mire compañera usted no puede estarle dando ese tipo de entrenamiento porque usted está desarmando hasta el último pin de esas armas y eso nos cuesta, pero además, la vamos ocupar y un pin que se pierda es un problema, porque a nosotros nos disminuye la capacidad´. Nunca había hablado con él, volteé mi mirada y le dije: No sé quién es usted, pero ¡aquí la que manda soy yo!; ese fue el primer diálogo.
Después miré que se iba riendo con el compañero Jorge Guerrero, y le dice (Walter Ferretti): es brava esa compañera.
(…) Al final él se fue con la columna y por una casualidad grande andábamos haciendo un abastecimiento y lo encontramos herido, y era otra persona que lo trasladaría para curar porque era un recorrido largo (…) tenía varias lesiones cuando lo recogimos, entonces lo llevamos a la casa de seguridad, para curarlo y cuidarlo en todo y le preguntamos ¿En qué casa quiere estar? y dijo que a la casa de la compañera, que era yo, porque se me miraba cara de que no lo iba a dejar morir.
Entonces pidió que lo llevaran a la casa donde yo estaba, pero como yo no tenía tiempo por la responsabilidad que me asignaban, sólo le ayudaba en hacerle un desayuno, lo curaba y luego hacía todas mis actividades que me correspondían.
Él se instaló en un cuarto que tenía un catre, porque las otras habitaciones estaban ocupadas; yo terminaba agotada de las tareas y él quería hablar y entonces le decía, `mire le ayudo en lo que puedo pero no dejaré a un lado mis obligaciones´.
En ese tiempo empezamos hablar más y me comentó sobre sus padres, amigos, hermanos, de su familia, hasta que llegó el día que me preguntó qué había pensado yo del Asalto al Palacio Nacional y entonces yo le había visto algo a él en sus ojos que me recordaba algo, pero que no sabía y no estaba segura.
Yo le dije que me había llamado la atención un guerrillero que aparecía encañonando a un hombre que hablaba por teléfono, a lo que me preguntó ¿Qué te llamó la atención? Y le contesté que la seguridad que tenía ese hombre, pero la mirada determinante, con la certeza de que si se movía lo mataba.
Y fue cuando me dijo: ¿Qué más te llamó la atención de ese hombre?, pues le dije que todo, el porte, los ojos, entonces, me prometí que ese Comandante guerrillero algún día lo iba a conocer, entonces viene y me dice: `Ese soy yo´. Me quedé apenada porque casi le di a entender que era enamorada de ese Comandante. Cuando él me dice eso, me sentí tan apenada que le dije que me iría a beber un café, por la pena.
Después de ese momento se lo llevaron a los pocos días, todavía no estaba recuperado, no se le habían quitado los charneles, fue impresionante cuando se despidió y me dijo: `Pero nos vamos a ver en tal fecha y en tal lugar´, que era una heladería, El Paraguas, él se fue.
(…) Al final me dijo que me estaría escribiendo, me contaba como estaba en los lugares, que bajaba de peso rápidamente, que estaba combatiendo, hasta los charneles que le habían quitado me llegaron. Fue bastante simbólico el hecho que me mandara los charneles.
Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, estuvo pendiente de dónde me encontraba, de cómo estaba. Al final yo terminé en León, donde estaba pendiente siempre, hasta que me mandaron una petición para que llegara a Managua, nos reencontramos y empezó a establecer comunicación, hasta que terminó de conquistarme.
Siempre he dicho que eran tiempos que mi opción era permanecer soltera, era una cosa determinada, porque tenía muchos compromisos con mi madre, mis hermanos, entonces yo pensaba que debía dedicarle mucho tiempo, esfuerzo a mi familia, pero mostraba tanto interés y fui descubriendo en ese lapso de convivencia (…) terminé queriendo a un hombre valioso que no tenía grado, que no era jefe de nada, que no era Comandante Guerrillero y que tenía gran calidad humana.
Él hacía de todo por conquistarme, por eso es que me hacía poemas, canciones, trataba que me sintiera bien.
Lealtad y disciplina del Comandante Ferretti en todo momento
La doctora Méndez también abordó la lealtad y disciplina del Comandante Walter Ferretti.
Walter Ferretti era leal en todos los terrenos, era leal en la familia, con los amigos y compañeros en todas las circunstancias, en las buenas y en las malas.
Fue un hombre que a pesar de su juventud era muy audaz y valiente (…) también era muy prudente, es decir, medía cada cosa, cada movimiento, cada paso, tenía una gran capacidad comparativa y un gran valor como persona; un hombre sereno y muy leal y muy comprometido con la disciplina porque estaba vinculada a la seguridad y vida de otros compañeros.
Tenía disciplina en cuanto a conservar la identidad, disciplina en cuanto a los horarios, en cuanto a ir a un lugar para guardar el sigilo de quienes eran colaboradores y casa de seguridad, etc.
Disciplina de porqué están haciendo un traslado de armas y solo tiene que saber quién lo va hacer, pero su sentido de disciplina estuvo muy vinculado a la lealtad y también era de una presencia muy suave.
Él también era un hombre que siempre iba actuar generando mucha certeza, seguridad, compromiso por su identidad sandinista, por dar lo mejor de sí en la lucha revolucionaria, es decir, el ejemplo de cómo ser y la actitud ante los demás.
El Comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, son líderes que están ejerciendo ese cargo de Presidente y Vicepresidente, pero también son líderes en la conducción de la revolución y puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que (Walter) sería leal al Comandante Daniel Ortega, a quien quería mucho, por eso, él tenía mucha admiración porque trabajó de cerca.
Para la edad que pudiera tener y aun encontrándose retirado de algún cargo, el Comandante Ferretti estaría trabajando por la Revolución, porque era un hombre que desde niño había desarrollado una conciencia de clase y tenía una sensibilidad por las personas desprotegidas.
Vivencias sobre acciones del Comandante Walter Ferretti
Walter (Ferretti) venía de hacer trabajos organizativos de Masaya con el compañero Camilo Ortega y Oscar Pérezcassar, cuando la Guardia Somocista puso un retén en la carretera, ya las cosas habían recrudecido, porque había sido después del Asalto al Palacio Nacional, entonces, llevaban en una bola de papel una serie de mensajerías y acciones para realizar, que si se hubiese encontrado dejan al descubierto un montón de gente.
Ellos estaban con el temor por la información que llevaban, entonces, le dicen los guardias que: Bajen, manos arriba y comiencen a decir quiénes son (…) momento que pensaba: “Aquí lo único que queda es hacerse humo y le hizo una seña a los otros, que le copiaron y subieron rápidamente al vehículo; arrancaron de tal manera que le dieron una bañada de bala.
Él me comentó que los guardias quedaron sorprendidos, o sea, ellos se sorprendieron porque nunca se imaginaron que arrancarían de esa manera. Al final se cuestionó para dónde agarraría hasta que se acordó de un médico amigo que tenía una casa en Tipitapa, se llama Fernando Arellano.
Llegó a la casa y le dijo a su amigo que le abriera el garaje, ahí se quedaron varios días.
Hay tantas cosas a partir de ese momento, hasta que el doctor se volvió guerrillero y colaborador, así era (Walter) Ferretti, iba sumando y sumando.
Palacio Nacional
La gran relevancia que tiene el Asalto al Palacio Nacional, porque sólo hablamos y destacamos la gran valentía de ese comando, pero fue una gran hazaña que inspiró, aglutinó y le dio esperanza al pueblo que era posible luchar contra el régimen somocista.
Al ver una acción de una gente decidida y expuesta a morir, la gente tomó valor y vio que el régimen era vulnerable, algo que se debe destacar.
Lo que siempre he pensado es la grandeza, la nobleza y la solidaridad que ellos demostraron con sus compañeros presos, fue muy noble, humano. Si puede haber algo que le llames cariño, amor, compañerismo, hermandad, fue esa acción, en ese momento estaban presos cuadros muy importantes, unos eran cuadros lideres que habían tenido otras acciones, muchachos nuevos, pero todos importantes.
Si algo se puede destacar de (Walter) Ferretti junto a su compañeros en esos días, fue haberse jugado la vida de la manera que lo hicieron para liberar a sus compañeros (…) porque en esa valentía viene implícito la solidaridad, la lealtad y amor, porque sin esa acción saber cuántos años hubiesen permanecido en prisión.
Walter Ferretti era un hombre tan sencillo y humilde, que nunca hablada de él mismo, siempre me comentaba de los compañeros, de lo que hacían para sobrellevar el cansancio, de la gente que participó en la planificación, aseguramiento, avituallamiento, porque muchas veces no vemos el que ha hecho posible lograr algo y los trabajos más humildes, él lo reconocía.
El Repliegue Táctico a Masaya
Walter Ferretti estuvo en el Frente Norte en la Columna Germán Pomares, tuvo que bajar en esa porque salió lesionado y se integró a la insurrección […] el Comandante (Walter) Ferretti estaba entre quienes lideraron esa gesta donde iban acompañados de todos esos barrios de Managua y otros combatientes que se habían sumado.
Me he encontrado con combatientes que me han dicho como iba Ferretti de camino a Masaya y mencionan que estaba en una ruta cercana y ellos lo miraron como iba deteriorado con los demás, porque estaba brisando, habían pasado por lugares escabrosos, habían estado bajo la ráfaga aérea de la guardia; había gente herida y todo el cansancio, agotamiento y el estrés, al punto que (Walter) Ferretti les dijo: “Hay me disculpan pero yo en unos momentos me voy a desmayar, traigo la piel de los pies con llagas, pero no puedo, hermano y me siento débil”, entonces le dijeron dos de Masaya: “Hermano, usted nunca va a caer porque aquí están sus hermanos” y lo agarraron del hombro y lo atendieron, entonces me conmovió eso.
Su rol en la Policía Nacional
Walter Ferretti en los ochentas pasó a ser Jefe de la Policía, donde estuvo varios años y tuvo un rol destacado.
Llegó a imprimir en la policía una formación rigurosa, desde el punto de vista de lo que implica la disciplina y el compromiso con el trato humanista con el pueblo, la protección al pueblo.
Él promovía en los Policías la cultura general, la poesía, el canto, también el deporte, sabemos que fue fundador de su equipo de fuúbol donde jugaba con sus compañeros, no era solo que organizaba, porque él estaba jugando con todos, porque tenía ese don de comunicarse de manera fraterna, hermana y mostrar cercanía”.
El Comandante Walter Ferretti sigue iluminando los pasos de la militancia sandinista, 32 años después, con su inmenso legado de valentía, humanismo y entrega.