El 2 de octubre de 1990, hace 32 años, falleció en La Habana, Cuba, el Comandante de la Revolución, Carlos Núñez Téllez “Roque”, arquitecto y padre de la Constitución Política de Nicaragua de 1987.
Una vez redactado el primer anteproyecto, a finales de 1985, la Asamblea Nacional entregó el documento a decenas de organizaciones populares y gremiales de todo tipo, a los combatientes de las Fuerzas Armadas (militares, policías y oficiales del Ministerio del Interior), a las comunidades caribeñas y a las poblaciones indígenas.
Nicaragua entera se convirtió en una gran escuela de formación cívica, política y patriótica.
El Comandante Carlos Núñez Téllez nos dejó un legado inmenso como militante, como estratega, como organizador, como comunicador y como legislador. Y nos enseñó con su ejemplo, que hay que saber escuchar al pueblo. La Constitución Política de Nicaragua merece ser leída y conocida por cada uno de nuestros militantes, siendo un texto que contribuyó a cambiar a Nicaragua y todavía hoy, ilumina nuestro camino.
A los 29 años, Carlos Núñez Téllez fue presidente del Consejo de Estado, un órgano colegislativo creado en los albores de la Revolución, vigente hasta que fue sustituido por la Asamblea Nacional con facultades constituyentes, creada tras las primeras elecciones democráticas y transparentes de la historia nacional, celebradas el 4 de noviembre de 1984 y ganadas por el FSLN con un 67% de los votos.
Electo como diputado y luego aclamado como Presidente del nuevo parlamento el 9 de enero de 1985, Núñez proclamó que la nueva Constitución que debían redactar en el plazo de dos años, “tiene que ser el resultado de un consenso nacional y para lograrlo, todas las corrientes políticas tratarán de medirse. Definitivamente las partes positivas de ese pensamiento se sabrán expresar en ese proyecto y tal vez aquellas concepciones más atrasadas ni siquiera habrá oportunidad de expresarlas. Solamente el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) puede levantar las banderas de la libertad, independencia, patriotismo, la defensa de la soberanía patria en los términos de lucha, de conciencia revolucionaria y de aglutinar a todo el pueblo contando con su moral combativa para mantener intacto lo que se ha conseguido hasta ahora”.
La Constitución fue aprobada el 19 de noviembre de 1986 y promulgada el 9 de enero de 1987. Cuando Núñez presentó el texto final, destacó “la ejemplar conducta política del FSLN, ya que disponiendo de una holgada mayoría en la Asamblea Nacional, por haberse obtenido el 67% de los votos en las elecciones más cristalinas de la historia de Nicaragua según los certificaron unánimemente los más de 300 observadores internacionales, lejos de imponer su posición, buscó en todo momento que cada uno de los artículos de la Carta Magna, fueran el producto del mayor consenso posible de las demás fuerzas políticas representadas”. Núñez se encargó personalmente que así fuera.
Una vez redactado el primer anteproyecto, a finales de 1985 la Asamblea Nacional entregó el documento a decenas de organizaciones populares y gremiales de todo tipo, a los combatientes de las Fuerzas Armadas (militares, policías y oficiales del Ministerio del Interior), a las comunidades caribeñas y a las poblaciones indígenas, con el expreso propósito de estudiar el documento y preparar sus aportes para presentarlos en los cabildos posteriores, “convirtiendo a todo el territorio nacional en una gran escuela de formación cívica, política y patriótica”.
Entre mayo y julio de 1986, una comisión integrada por diputados de los siete partidos representados en el parlamento, recorrió el país para someter a discusión el anteproyecto de Constitución en 73 Cabildos Abiertos, en otras tantas localidades. En esos cabildos, dice el informe oficial presentado por Núñez en enero de 1987, “2,500 (ciudadanos) elevaron voces para exponer el sentir y la opinión recogida en la etapa de estudio, aportando 1,800 mociones por escrito. Ese nivel de participación popular desbordó los cálculos más positivos”.
Los cabildos se realizaron en pleno Estado de Emergencia, decretado para defender la soberanía nacional frente a la brutal embestida militar emprendida por el gobierno de Estados Unidos, pese a lo cual, “se desarrollaron con entusiasmo, alegría, disposición y disciplina del pueblo, que cumplió con admirable respeto al Reglamento que se elaboró para garantizar el orden de las intervenciones”. Pero cuatro compañeros fueron asesinados por las fuerzas mercenarias: Narciso López, Gabino Reyes, Julio Amador y Odilio Mairena.
Núñez informó que “durante la consulta y previo a su desarrollo, se realizaron debates en la televisión y radio, se escribieron artículos y entrevistas especiales en los medios de comunicación, además de reproducirse el proyecto en todos los medios escritos del país, recogiendo las posiciones de las distintas organizaciones políticas, aún de aquellas que no participaron en la etapa del proceso constitucional, pero emitieron su opinión y consideraciones sobre lo que debía contener la Constitución. Y no sólo se recogieron las posiciones de los distintos partidos, sino también de todos los organismos, como es el caso de la Conferencia Episcopal de Nicaragua”.
Tomado de: Revista Correo, junio-julio 2010, p. 19