Un día como hoy, hace 34 años, pasó a otro plano de vida el Comandante Guerrillero y de Brigada, Walter Ferretti.
Barricada/Historia comparte con sus lectores un escrito, elaborado por la la Dra. Juana Méndez Pérez, viuda del Comandante Ferretti, en ocasión del Segundo Aniversario de la Asociación Julián Roque Cuadra (noviembre de 2011).
Esta semblanza nos permite conocer no sólo la vida revolucionaria de este hombre excepcional, sino también aquellos aspectos de su biografía que la mayoría de militantes no conoce. Es así que, poco a poco, a través de los recuerdos, se va delineando el retrato del guerrillero valiente, del militante incansable, del dirigente capaz, pero también del amigo atento, del esposo amoroso y colaborativo, del padre abnegado.
El testimonio que nos ofrece la Dra. Juana Méndez, alimenta la memoria histórica de una figura destacada del Frente Sandinista, recordándonos que “En las actuales circunstancias los militantes sandinistas tienen la obligación de estudiar y apropiarse a conciencia profunda del pensamiento de Sandino y la historia contemporánea del Frente Sandinista, adquiriendo herramientas ideológicas que nos permitan estar dotados de la capacidad de alimentar la memoria histórica del sandinismo. Transmitiendo ideas de voz en voz comenzando por nuestras familias padres, hermanos y nietos”.
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El Equipo de Barricada Historia agradece a los familiares del Comandante Walter Ferretti por haber decidido compartir con nuestros lectores este importante escrito.
“Bienvenidos a todas y todos los estimados compañeros, compañeras y hermanos militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Hoy vamos dedicar este acto al Segundo Aniversario de la Asociación Julián Roque Cuadra y en conmemoración al Comandante Guerrillero Walter Ferretti Fonseca y al compañero Norman Mora.
Estamos recordando al muy querido Comandante Guerrillero y Comandante de Brigada Walter Ferretti Fonseca, que, a pesar de su fallecimiento en un lamentable accidente automovilístico en noviembre de 1988, miles de nicaragüenses le recordamos con admiración, respeto, profundo cariño y reconocimiento; por sus destacadas acciones heroicas desde la guerrilla, la guerra de liberación nacional y defensa de la patria en ocasión de la ofensiva de agresión librada en los años 80.
El comandante Guerrillero Walter Ferretti, en conjunto con otros heroicos combatientes, aportó su energía y su valor decidido, en eventos históricos como el Asalto al Palacio Nacional, donde fueron liberados valiosos líderes y combatientes guerrilleros.
Eran aquellos días en que el pueblo nicaragüense se encontraba oprimido bajo una temible represión de la Guardia Nacional, donde cada manifestación de opiniones o actos de censura al régimen somocista, implicaba persecución, cárcel, tortura, aislamiento, desapariciones y hasta la muerte para los que se levantaban en contra de la dinastía somocista.
Eran momentos cuando, los verdaderos Hijos y Hijas de la Patria, quienes han sido los que verdaderamente aman a su pueblo, debían desprenderse de sus seres queridos, de sus propósitos personales, de los placeres del mundo y tener el coraje necesario para ofrendar la vida misma.
Fueron estas gestas heroicas las que marcaron el fin de la dictadura, pues vinieron a moralizar al pueblo e inspiraron especialmente a la juventud, quienes se incorporaron vertiginosamente a la batalla final por la Liberación de Nicaragua y junto a la población, enterraron para siempre al oprobioso régimen que, durante medio siglo, había sojuzgado y martirizado a todo el que se le oponía.
Son muchas las acciones que pudieran mencionarse en la biografía revolucionaria de este destacado guerrillero que luego de resultar lesionado, mientras combatía en una columna guerrillera, con el legendario Comandante Germán Pomares Ordoñez, en las montañas del Norte del país, se incorporó a la lucha insurreccional haciendo historia en diferentes barrios de Managua. Donde se realizaron fieros combates contra la Guardia Nacional, hasta la conducción del Repliegue táctico hacia Masaya y posteriores combates en Carazo, culminando con la entrada triunfal el 19 de Julio de 1979 en la Ciudad Capital de Managua.
Sin embargo, no se puede dejar de mencionar que mientras habitó en Estados Unidos, en la Ciudad de San Francisco-California, coadyuvado por otros valiosos compañeros, fundó comités de solidaridad, recaudando avituallamientos y publicitando en “La Gaceta” el pensamiento sandinista y denunciando las tropelías de los aparatos represivos del somocismo.
Y así, se movilizó en diferentes países de Latinoamérica como Honduras, Cuba, Costa Rica, Panamá, Venezuela etc. incidiendo en la organización de exiliados que bajo la persecución en distintos momentos habían tenido que abandonar su patria Nicaragua. Desde ahí, surgieron vigorosos comités de solidaridad y combatientes internacionalistas que nos acompañaron en la apoteósica lucha.
Luego del triunfo revolucionario, dedicó sus días y noches a organizar y captar a los más destacados combatientes que continuarían integrando las distintas especialidades en el Sistema de Defensa Nacional; fue uno de los cuadros y segundo Jefe fundador de la Seguridad del Estado; el Segundo Jefe de la Policía Sandinista, ahora Policía Nacional, donde igualmente trabajó sin horario en la consolidación tendiente a la formación técnica y humanística de dicha institución; periodo en que se impuso el orden y se mantuvo a raya a la delincuencia, que pese a la Guerra Imperialista, brindó absoluta seguridad a la ciudadanía nicaragüense.
Posteriormente pasaría a dirigir las Tropas Especiales Pablo Úbeda (TPU) y en coordinación con el Ejército, la Seguridad del Estado y otros componentes del Sistema de Defensa, dirigió numerosas operaciones, acertándole contundentes golpes a la Contrarrevolución.
En 1988, pasó a ocupar el Cargo de Delegado de Gobernación en la Segunda Región (León – Chinandega), cargo que ocupaba cuando perdió la vida en el mencionado accidente.
Por sus méritos, obtuvo numerosos reconocimientos y medallas. Incluido el honorífico como Comandante Guerrillero reservado por única vez a los más destacados combatientes.
Quienes conocieron al Comandante Walter Ferretti Fonseca, y compartieron distintos momentos a su lado en actividades de organización, formación y entrenamiento en la clandestinidad, avalan una personalidad dotada de nobles características, denotándose, especialmente, su sentido de compañerismo, reflejado en su mansedumbre y humildad hacia los demás. Y en especial con aquellos más débiles y de condición humilde; a quienes brindaba especial atención para su crecimiento como personas y como luchadores.
Hacía una magistral mezcla de su valor y su habilidad, articulando acciones ofensivas hacia los más feroces represores del Sistema. Combinaba la creatividad con la cautela, e inspiraba confianza a quienes les rodeaban.
El Comandante Ferretti no se limitó a las tareas formales e institucionales, sino que trascendía a la población, se añejaba con los más humildes, nunca abusaba de tiempo libre, porque profesaba especial devoción hacia los familiares de los caídos en sus carencias, vicisitudes y sus pesares.
Siempre encontraba alguna forma de resolver enjambres de problemas desde alguna necesidad doméstica hasta contribuir con algunos compañeros o compañeras para que sus hijos(as) pudiesen realizar sus sueños; como dotar de una cámara a uno que le gustara la fotografía; escribir un poema para que algún joven cantara sus canciones; una guitarra para el que quería tocarla; construyendo a pedazos una estación de radio, organizando juegos de fútbol, que dicho sea de paso, era su deporte favorito, el cual empezó organizando un equipo que hoy lleva su nombre en los mismos predios de la Policía Nacional.
De la misma manera que fue un feroz combatiente, llevaba una muñeca a una niña enferma o un repuesto a una señora para su máquina de coser o le preparaba exquisitos platos culinarios a sus amigos, pues había sido un cocinero de primera en Hoteles Cinco Estrellas de EEUU, donde también fue líder sindical.
Siempre buscó algún momento para sus hijos (Diriangén, Niquirana y Walter Lenin) a quienes cuidaba con ahínco en sus enfermedades, atendía sus recreaciones y les llenaba de amor cada segundo y minuto que compartían a su lado.
De esta forma tan abnegada, también compartió como esposo de hoy su viuda, la magistrada Juana Méndez Pérez, conocida para amigos y compañeros de la Revolución, como “La Niquirana”, quien lo define como el hombre nuevo que no hacía distinciones ni escatimaba colaboración en los asuntos domésticos, menos en su propio crecimiento como mujer revolucionaria. Brindándole los espacios para su preparación profesional y apoyándola en la crianza de sus hermanos menores que quedaron huérfanos.
Hablar del comandante Ferretti y la semblanza que hemos compartido con ustedes, es el propósito de guardar eternamente en nuestras memorias el compromiso que el día de hoy están asumiendo. Que si bien es un privilegio pertenecer a un partido político nacido en el extremo de las luchas, su continuidad hasta hoy, se basa en el compromiso de luchas por las constantes reivindicaciones del pueblo de Nicaragua.
En las actuales circunstancias los militantes sandinistas, tienen la obligación de estudiar y apropiarse a conciencia profunda del pensamiento de Sandino y la historia contemporánea del Frente Sandinista, adquiriendo herramientas ideológicas que nos permitan estar dotados de la capacidad de alimentar la memoria histórica del sandinismo. Transmitiendo ideas de voz en voz comenzando por nuestras familias padres, hermanos y nietos.
Les invitamos compañeros y compañeras a ponerse de pie y darnos una grata bienvenida a los antiguos y nuevos militantes del Frente Sandinistas de Liberación Nacional.
- Elaborado por: Dra. Juana Méndez Pérez (Viuda)
- Manuscrito por: Niquirana Ferretti Méndez (Hija)
Managua, 20 de noviembre del año 2011
¡UNIDA, NICARAGUA TRIUNFA!
¡VIVA EL FSLN, VIVA EL COMANDANTE ORTEGA, VIVA LA REVOLUCIÓN POPULAR SANDINISTA!