Barricada

4 de noviembre de 1984-2022. La democracia representativa en Nicaragua cumple 38 años

La Revolución Sandinista trajo la democracia integral a Nicaragua, incluida la Democracia Representativa o electoral plena, con las primeras elecciones libres, democráticas, soberanas y plurales de nuestra historia, realizadas el 4 de noviembre de 1984.

1984: Revolución Electoral

Este 4 de noviembre se cumplen 38 años de aquellas elecciones decididas por los nicaragüenses y no por el imperio yanqui o por los sectores burgueses-oligárquicos, que hacían elecciones a la medida de sus intereses elitistas y donde no podían participar otros sectores políticos que no fueran las fuerzas de derecha libero-conservadoras, hegemonizadas por el somocismo.

Las transformaciones revolucionarias de los años ochenta establecieron que la vía para el cambio político o sucesión gubernamental en Nicaragua eran las elecciones, o sea por la vía pacífica y cívica.

Para ello se creó todo un andamiaje jurídico e institucional, que implicó construir una ley electoral democrática, al poder electoral como otro poder del Estado, encabezado por el Consejo Supremo Electoral y también se aprobó una Ley de Partidos Políticos, que convertía a los partidos como personas jurídicas con deberes y derechos. Entre esos derechos estaba el de recibir financiamiento público para poder desarrollar su labor político-electoral y también tener acceso a los medios de comunicación.

Pese a la situación de guerra, el FSLN demostró su plena vocación democrática, realizando elecciones en medio de complejas condiciones, dando las garantías político-electorales para realizar elecciones libres y democráticas.

Por primera vez en la historia, en las elecciones del 4 de noviembre de 1984, participaron 7 partidos políticos, que además eran de distintas tendencias políticas e ideológicas. Participaron el Partido Popular Social Cristiano (PPSC), el Partido Conservador Demócrata (PCD), el Movimiento de Acción Popular Marxista Leninista (MAP-ML), el Partido Liberal Independiente (PLI), el Frente Sandinista de Liberación nacional (FSLN), Partido Socialista Nicaragüenses (PSN) y Partido Comunista de Nicaragua (PCdN), obteniendo la victoria el FSLN con el 67% de los votos.

Como resultado de la elección el Comandante Daniel Ortega, resultó electo Presidente de Nicaragua y asumió la Presidencia de la Republica el 10 de enero de 1985. Producto de dicha votación, se eligieron Diputados a la Asamblea Nacional, que tuvo un carácter Constituyente, lo que condujo a una consulta amplia con el pueblo entre 1985-1987, que como resultado produjo la Constitución Política de la Republica de Nicaragua en 1987, que confirmó la existencia de una Republica Libre, Soberana, Independiente y Democrática.

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1990: Reafirmación de la vocación democrática y pacífica del FSLN

Y aunque continuó la guerra y el bloqueo en el periodo de 1985 a 1990, el gobierno presidido por el Comandante Daniel Ortega firmó los Acuerdos de Paz de Centroamérica, los Acuerdos de Sapoá con la Contrarrevolución y aseguró elecciones libres, transparentes y democráticas, pese al complejo contexto nacional y regional que se vivía. Aceptó el resultado de las elecciones del 25 de febrero de 1990 y entregó el gobierno nacional de manera pacífica.

Actitud política distinta la del FSLN, a lo que había sucedido desde la independencia de Nicaragua, donde los partidos políticos rivales, liberales y conservadores, solo operaban el cambio político a través de la guerra.

1990-2006: El neoliberalismo y el retroceso democrático de Nicaragua

La llegada al gobierno de la derecha neoliberal implicó un gran retroceso social, político y nacional durante 16 años, desarrollando una política excluyente y revanchista.

En lo electoral, los avances de transparencia, organización electoral, soberanía y condiciones democráticas electorales fueron anuladas, estableciendo mecanismos de revanchismo contra el FSLN, evitando a toda costa que este no ganara las elecciones, desarrollando estrategias de perder las boletas de los centros de votación, encontradas en cauces, basureros y calles, para evitar que esos votos sumaran hacia el FSLN, o desorganizando el Padrón electoral, haciéndosele difícil a la gente, y sobre todo a los sandinistas, saber dónde iban a votar, maniobra conocida como el “ratón loco”.

Igualmente, desarrollaron estrategias mediáticas del miedo contra el FSLN, pretendiendo intimidar al pueblo para que no le diera su voto al partido rojinegro; y poco a poco el FSLN fue avanzando desde el triunfo electoral en las Alcaldías Municipales, hasta llegar al gobierno nacional de nuevo el 10 de enero del 2007.

Pese a los retrocesos que introdujeron los gobiernos neoliberales, no pudieron detener el camino electoral construido, ni la huella democrática marcada desde 1984 por la Revolución Sandinista

La Revolución de nuevo recupera la democracia soberana, libre y en Paz

En los últimos quince años (2007-2022), la democracia representativa o electoral se ha estabilizado y evolucionado, manteniendo y ampliando la pluralidad política, procesos electorales libres, transparentes, participativos y soberanos.

Democracia electoral que se expresa en Elecciones Generales o Nacionales para President@ y Vicepresident@, Diputados Nacionales y al Parlamento Centroaméricano; Elecciones Municipales y Elecciones de los Gobiernos Regionales de la Costa Caribe Nicaragüense.

Elecciones que han recuperado el carácter soberano, al irse fortaleciendo el poder electoral nacional, un ordenamiento jurídico al servicio la democracia soberana, contra el injerencismo político-electoral y prohibiendo el financiamiento externo a las elecciones, por ser un factor totalmente desestabilizador de la paz y la vida política nacional. E igualmente en la medida en que se construye una conciencia nacional de que los asuntos nacionales sólo lo resolvemos los nicaragüenses.

Las controversias, que naturalmente generan los procesos electorales,  en tanto se busca mantener o disputar el poder político o gubernamental, parlamentario, regional o local, en Nicaragua se desarrollan en los cauces legales, institucionales y de práctica política cada vez más estables.

El paréntesis antidemocrático, violento y destructivo del golpismo en el año 2018, que pretendió romper el orden democrático de manera ilegítima, a través de exigir la renuncia del Gobierno y demás poderes del Estado o de exigir el adelanto de las elecciones nacionales, fue derrotado por la vocación democrática, patriótica y pacífica de la inmensa mayoría del pueblo nicaragüense.

Esta experiencia triste y dolorosa, llevó a fortificar los procesos de paz y reconciliación y además fortalecer la democracia soberana en los dos últimos años en Nicaragua.

En las elecciones generales del 2021 se aseguraron condiciones plenamente democráticas  con la participaron de todos (18) los partidos políticos legalmente existentes, el aporte de ellos con la reforma electoral de ese año y la elaboración del calendario y en todos los momentos del proceso electoral y el derecho a tener funcionarios y miembros de las estructurales electorales en todos los niveles, así como de Fiscales.

Igualmente existieron condiciones de libertad y paz para el proselitismo político y para el derecho a votar de todos los ciudadanos, que, pese al contexto de la Pandemia, representó una participación electoral significativa, casi el 67%.

Unas elecciones ágiles, más informadas para beneficio de los ciudadanos, tranquilas y pacíficas, como pocas en nuestra historia nacional.

En esa misma línea, se desarrollan las elecciones municipales 2022, con la participación de todos los partidos legalmente existentes y en condiciones de plena paz y tranquilidad.

Esta elección fue precedida de otra reforma electoral con el propósito de agilizar el proceso, aplicando los componentes tecnológicos para la Verificación en línea y el Cambio de Domicilio y para la orientación adecuada el propio día de la votación,  con el establecimiento de quioscos de información electoral.

Y también con el acortar el tiempo de campaña electoral a 20 días, lo que permite ahorrar tiempo, recursos y contribuir a mayor paz, disminuyendo el tiempo de controversia política.

En ambas elecciones, se desarrollaron las formas no tradicionales de proselitismo político-electoral privilegiando la presencia o visita directa a los ciudadanos y las plataformas digitales.

Otro elemento nuevo en esta campaña electoral municipal es que las Juntas Receptoras de Votos crecieron de 400 a 600 ciudadanos, lo que permite concentrar más los puntos de votación con la agilización que introduce la organización electoral y la aplicación de las tecnologías para informar y orientar adecuadamente a los votantes.

Por eso, este 6 de noviembre debemos ejercer el derecho pleno a votar y decidir como pueblo, tal como hizo posible la Revolución hace 38 años, que igualmente aseguró real pluralidad política, con la participación de todos los sectores políticos, nacionales y regionales.

A Votar para seguir decidiendo y construyendo nuestro presente y futuro de manera soberana, democrática y en paz.

Escrito por: Fredy Franco

Cientista social e historiador. Profesor titular de la UNAN-Managua