Barricada

Moisés Absalón Pastora: La Batalla de las ideas

Este pasado viernes, 25 de noviembre, el grupo parlamentario de amistad con Cuba al que pertenezco junto a otros hermanos de la Asamblea Nacional de Nicaragua y que preside el diputado Edwin Castro, participamos de varias actividades conmemorativas al 6 aniversario del tránsito a otro plano de vida de Fidel Castro Ruz.

En esas actividades Jorge Luis Mayo Fernández, hoy al frente de la misión diplomática cubana en nuestro país nos refrescó mucho del peso estadístico, político, ideológico, cultural y académico de Fidel Castro como líder de la revolución que materializó en su país e indudablemente como una fuente inspiradora para revoluciones posteriores como la nicaragüense y la venezolana y fuente de pensamiento que inspiró la formación de otros líderes de izquierda entre los que sobresalen con un enorme peso Daniel Ortega y Hugo Chávez.

Entre lo mucho que se dijo en el contexto conmemorativo del del sexto aniversario de la partida física de Fidel Castro fue aquel mensaje bordado desde la frase “La Batalla de las Ideas” que aflora un cinco de diciembre de 1999, cuando Cuba denuncia el arrebato que hacen a Juan Miguel González, un humilde padre cubano al que secuestran a su hijo de seis años para llevarlo a Estados Unidos clandestinamente en una embarcación que naufraga y de la que milagrosamente el niño sobrevive un 25 de noviembre y es llevado a Miami donde unos familiares, que en explícito acuerdo con la mafia cubano americana se negaban a entregarlo a su progenitor.

Aquel secuestro le dio la vuelta al mundo, se convirtió en uno de los casos mediáticos planetarios de mayor cobertura por la profundidad desgarradora del sentimiento humano que lo marcó y claro el pueblo cubano se involucró de lleno en la campaña por el regreso del infante Elián González y así cada hogar cubano se apropió de una sola misión, rescatar a aquella criatura de las garras de la mafia controlada por el imperio en Miami.

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En esa ocasión Fidel Castro Ruz, frente a una imponente manifestación y movilización humana de dignidad, seguramente una de las más grandes sino la mas, expresó: “¿De qué valdría la simple devolución de este niño si mañana, pasado mañana, cualquier día de cualquier semana, cualquier mes o cualquier año, otro Elián, decenas de Elianes, cientos de Elianes, miles de Elianes, pueden desaparecer entre las aguas turbulentas, ser trasladados a Estados Unidos ilegalmente, separados de uno o de los dos padres sin su autorización ni posibilidad alguna de recuperarlos legalmente?”.

El líder cubano con la profundidad y fuerza oral con la que deleitaba al mundo sentenció, además; “Nuestra lucha adoptará mil formas y estilos diferentes. Las masas estarán siempre listas; la transmisión del mensaje será permanente, las fuerzas y energías continuarán acumulándose y ahorrándose para cada minuto necesario o decisivo”.

Elián González finalmente fue devuelto a su padre. Su rescate fue realmente una operación ejecutada por la fuerza de la razón y es de esa coyuntura que realmente el concepto de “La batalla de las ideas” se cala para la posteridad y lucha de los pueblos cuando llenos de sabiduría y ciertos de que la justicia los asiste luchan y vencen.

En el andar de nuestra existencia muchas formas de lucha aparecen en el camino porque la vida misma es una lucha y a veces nos encontramos con adversidades que son colosales y que no siempre logramos esquivar, sino que sí o sí tenemos que enfrentar porque se vuelven acechos que no se cansan de perseguirnos con toda la fuerza que puedan tener. Situaciones así demandan de quien sufre el acoso sistemático de la adversidad armarse de la mejor manera posible y es difícil hacerlo cuando la amenaza es poderosa, cuando nos sobrepasa por muchísimo en fuerza y poder de fuego.

Cuando hablo de problemas planteo generalidades como origen de los mismos. Pueden ser problemas económicos, laborales, sentimentales, de salud y claro problemas políticos, pero todos deben ser enfrentados desde “La batalla de las ideas”.

En ese sentido el ya fallecido líder cubano Fidel Castro nos plantea desde “La Batalla de las ideas”, más allá del contexto de la frase, que cuando la razón nos asiste ya somos vencedores y que fracasamos cuando dejamos de idear, cuando abandonamos los ideales, cuando concedemos a la amenaza, al peligro, al acoso creer que la idea puede ser aplastada, puede ser sometida o lo peor que la idea puede ser asesinada.

Una idea es el conocimiento general o elemental de alguna cosa o situación, es el impulso o intención de hacer algo, es la virtud e ingenio para disponer, inventar y trazar en el horizonte un plan a desarrollar en diferentes contextos. La idea es la deducción de escenarios que nos permitan descifrar códigos que nos conduzcan al meollo de lo pretendido o por lo menos que nos aproximen a él.

Pienso que Fidel Castro, cuando nos plateó desde el contexto que lo hizo, sobre el tema de “La batalla de las ideas” se refería en realidad a los ideales de los seres humanas, al poder de las ideas sobre la sin razón de la fuerza y del arma poderosa de la idea por encima de la bala o del misil.

Amigos los ideales son metas y objetivos que obviamente representan intereses, por los cuales usted y este servidor como personas, como ciudadanos o como luchadores sociales somos capaces de dedicar la vida entera con tal de alcanzarlos porque son ellos, los ideales, los que dan sentido a nuestra existencia.

Todo ciudadano criado en valores y principios, alguna vez en su existencia, tuvo un ideal de vida, a lo mejor demasiado perfecto para alcanzarlo, pero al final si luchó por ello y se acercó lo más posible a verlo materializado que bien por él porque decidió dar el primer paso, avanzar hacia la meta de la realización que se hizo efectiva porque logró que el ideal no se quedara atrapado en la mente indefinidamente que es lo que convierte al ser humano en un soñador que es muy diferente a ser soldado en “La Batalla de las ideas”.

Nicaragua goza tener a un pueblo idealista y estoico porque llegar hasta dónde estamos, conscientes que la meta no ha sido alcanzada, pero que en el camino hacia ella ya hemos logrado lo impensable es manifestarnos más que satisfechos sin que eso represente que estamos en un estado de confort.

La Nicaragua que tenemos hoy, recordemos de dónde viene a lo largo de toda su historia, está en pie, restaurándose todos los días, curando las heridas que sus malos hijos le hicieron y todo gracias a un ideal, a una idea tan fija como su propia transformación, su evolución, su revolución, porque todos los días rompemos esquemas, vencemos miedos, levantamos la frente y altivamente le decimos a quien no hace otra cosa que blandir su fuerza descomunal que nosotros tenemos razones colosales que nos asisten, que nos unen y que nos hacen fuertes para mantener la paz que permita ganar la guerra contra la pobreza, pero batallando día a día con el arma de nuestras ideas.

No son pocos los que tratan de explicarse como Cuba bloqueada desde hace 60 años sobrevive, como Venezuela asaltada y acosada sobrevive, como Nicaragua torpedeada por el criminal imperio norteamericano sobrevive y todas sus revoluciones, a pesar de todo, van hacia adelante por el peso de sus ideas. La respuesta es simple, nos asiste la razón.

El imperio norteamericano, el más genocida del planeta a lo largo de toda la historia, por creer que las ideas se pueden matar a mandado a asesinar a cualquier cantidad de líderes que fueron o representaron un peligro contra su expansionista propósito de imponer el capitalismo salvaje para esclavizar a los pueblos y pese a toda la imagen de horror y espanto que representa para el mundo la casa Blanca sigue creyendo que una bala es más poderosa que una idea.

Nunca nos vencieron, jamás nos vencerán. Nuestro ideal es la paz que está por encima de todo odio y nos defendemos con la razón no con la fuerza porque nuestra fuerza está en el ideal y no en la bala y no en el misil porque como bien decía Victor Hugo “Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas”.