Barricada

Benjamín Linder: sonrisa luminosa y heroísmo militante

«Cualquier cosa que puedas hacer, debe ser hecha,

así que elige tu herramienta preferida y empieza”

Benjamín Linder.

El 28 de abril de 1987, hace 36 años, el compañero internacionalista estadounidense Benjamín Linder junto a dos trabajadores nicaragüenses, Sergio Hernández y Pablo Rosales, fue emboscado por la Contrarrevolución en la Comunidad Los Ángeles, mientras trabajaban en la obra de construcción de una nueva presa para el pueblo de San José de Bocay. Los tres fueron asesinados brutalmente, por llevar electricidad a una pequeña comunidad campesina. El Equipo de Barricada hoy conmemora a Benjamín Linder y su profundo amor al pueblo de Nicaragua.

Ernest Benjamin Linder, o Ben Linder nació en California, el 7 de julio de 1959 fue un ingeniero estadounidense que decidió viajar a Nicaragua en los tiempos de la primera etapa de la Revolución Popular Sandinista.

En Nicaragua, contribuyó de forma voluntaria en la construcción de una pequeña central hidroeléctrica para abastecer una región rural en el norte del país, siendo asesinado por los Contras, ex guardias nacionales y mercenarios entrenados por la CIA y financiados por el gobierno de EE.UU. bajo la administración de Ronald Reagan.

En 1977 se graduó de la Escuela Secundaria Adams en Portland, Oregon. Mientras estaba en la Universidad de Washington, Linder, disfrutó de los malabares y otras artes circenses, razón por la que muchas veces fue visto alrededor de Seattle andando en un monociclo de 1,5 a 1,8 metros de altura. En 1983, se graduó con una licenciatura en Ingeniería Mecánica, dejó su casa en Oregon en el verano y se trasladó a Managua, capital de Nicaragua, llevando su monociclo con él.

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Linder se sintió inspirado por la Revolución Popular Sandinista de 1979 y quiso apoyar sus esfuerzos por mejorar la vida de las personas más pobres del país. Sin embargo, el gobierno de Reagan desde el año 1981, a través de la CIA, organizó, financió y entrenó a la contrarrevolución, cuyas bases se encontraban en Honduras y Costa Rica. Los mercenarios, en sus incursiones en territorio nicaragüense, lanzaban ataques contra las escuelas rurales, centros de salud y estaciones de energía, destruyendo los proyectos que ejemplificaban los mejores logros de la Revolución. El objetivo era generar pérdidas económicas consistentes en el país y provocar el desgaste al gobierno sandinista.

En 1986, Linder se trasladó desde Managua a El Cuá, un pueblo situado en una zona de guerra en Nicaragua. Ahí formó un equipo para construir una planta hidroeléctrica y así llevar electricidad al poblado. Mientras vivía en El Cuá, Linder también participó en las campañas de vacunación haciendo uso de su talento como payaso, malabarista y monociclista, algo que hacía frecuentemente para entretener a los niños de la localidad por quienes expresó su gran afecto y preocupación.

El 28 de abril de 1987, Linder y dos trabajadores nicaragüenses fueron emboscados por la Contra mientras trabajaban en la obra de construcción de una nueva presa para el pueblo de San José de Bocay. La autopsia mostró que Linder había sido herido por una granada y luego le dispararon a quemarropa en la cabeza. Los dos nicaragüenses asesinados fueron Sergio Hernández y Pablo Rosales, quienes también fueron asesinados a quemarropa.

En aquel momento, el apoyo de EE.UU. a los contras se había tornado muy controvertido, y la muerte de Linder, quien fue el primer norteamericano a ser asesinado por los mercenarios, creó titulares de primera plana en todo el mundo, en especial en Estados Unidos, donde la opinión estaba ya muy polarizada.

Los opositores a la política exterior de EE.UU. denunciaban el uso del dinero de los contribuyentes para financiar el asesinato de un ciudadano estadounidense, como el de miles de civiles nicaragüenses.

El gobierno se defendió por medio del portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, quien citando un artículo del New York Times dijo que los ciudadanos estadounidenses que trabajan en Nicaragua se habíanpuesto en peligro”. El secretario de Estado adjunto Elliott Abrams, un ferviente defensor de los contra y su guerra, se hizo eco de esa opinión, diciendo que Linder debió hacer algo mejor que estar en una zona de combate.

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Elisabeth, la madre de Linder en Nicaragua, durante el funeral de su hijo, dijo:

“Mi hijo fue brutalmente asesinado por llevar la electricidad a unas pocas personas pobres en el norte de Nicaragua. Fue asesinado porque él tuvo un sueño y porque él tuvo el valor de hacer realidad ese sueño… Ben me dijo el primer año que estuvo aquí, y esto es una cita: “Es una sensación maravillosa el trabajar en un país en donde la primera preocupación del gobierno es por su gente, por toda su gente”.

Durante una audiencia del Congreso en julio de 1987, algunos defensores de la política de EE.UU. en Nicaragua respondieron, lanzando ataques personales a la familia de Linder y a otros testigos. The Village Voice informó un conflicto entre el congresista republicano Connie Mack de Florida y Elisabeth Linder, que acababa de dar testimonio emocional sobre el trabajo y las motivaciones de su hijo. Mack acusó a la señora Linder de utilizar su dolor para “politizar esta situación”, y agregó: “No quiero ser duro con usted, pero realmente siento que se lo ha buscado”.

La madre de Benjamin Linder, Elisabeth Linder, dijo que nunca indujo a su hijo para convertirse en activista. Nunca le dijimos a nuestros hijos qué hacer”.Se graduó como ingeniero y pensó que podría hacer algo bueno”, dijo.

Anita Hecht, prima de Benjamin, hizo notar que este Héroe de la Solidaridadera una persona alegre y conocida en Nicaragua como malabarista y uniciclista”, lo que era parte de su identidad, junto a su activismo político.

Los padres de Ben Linder, David y Elisabeth, junto con su hermano John y su hermana Miriam, viajaron a Nicaragua para el funeral. Cuando los Linders regresaron a Estados Unidos, se les pidió que testificaran ante el Congreso estadounidense sobre la muerte de su hijo.

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Fue horrible”, recuerda Elisabeth Linder tres décadas después. “Fuimos a Washington DC de regreso del funeral de Ben. Connie Mack, congresista de Florida, esencialmente dijo que nos habíamos buscado esta situación, porque Ben sabía que estaba en una zona de peligro, aquello fue terrible”.

Anthony Lewis escribió en The New York Times y calificó aquella audiencia como “La Más Cruel” y comparó las acciones de Mack con las descaradas acciones del senador Joseph McCarthy. El representante Connie Mack (R-FL) respondió con una carta al Times: “Como le dije a los Linders, la política exterior de los liberales es una de apaciguamiento, de obtener la paz a cualquier costo. Pero la política que yo suscribo, la que siento que esta nación debe seguir, es el enfoque conservador -el que busca la libertad”.

El artículo recuerda que el entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, nunca se refirió directamente al caso de Linder, pero sí lo hizo su vicepresidente, George H.W. Bush, quien fue confrontado durante un evento en Dakota del Sur por John Linder, hermano de Ben.

Bush le dijo a John: “Sabes, la política del gobierno de EEUU es apoyar a la contra, tu hermano estaba apoyando a personas… del otro lado… así que él hizo su elección”.

“Pero tal vez la historia demostró que ‘el otro lado’ era el correcto”, comenta el autor.

Elisabeth Linder, reflexiona luego de más de tres décadas, así se expresó sobre el legado de su hijo:

“La lección es que es posible hacer cosas buenas personalmente, individualmente, si uno puede averiguar dónde y cómo”. Y tal vez Ben lo dijo mejor: “Cualquier cosa que puedas hacer debe ser hecha, así que elige tu herramienta preferida y empieza”.

El ejemplo del internacionalista Ben Linder ilumina nuestros pasos, 36 años después, porque la preocupación del Gobierno, del FSLN y de cada militante sigue siendo la misma: el pueblo.

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Fuentes:

https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:55643-benjamin-linder-simbolo-de-solidaridad

Zenzontle Guerrillero. Facebook

http://lagunadeapoyo.blogspot.com/2011/04/remembering-benjamin-linder.html