La historia de Casimiro Sotelo, un joven nicaragüense cuyo compromiso patriótico dejó una huella imborrable en la lucha contra la dictadura somocista, revela su destacado papel en movimientos estudiantiles y políticos en busca de la caída del opresivo régimen de Anastasio Somoza. Su historia resuena como un testimonio del poder transformador de la educación en la búsqueda de la libertad.
Nació en Managua el 14 de noviembre de 1944. Desde 1958, destacó por su participación activa en protestas anti-somocistas.
Casimiro Sotelo abrazó desde muy joven la causa del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que surgió en 1961 como vanguardia revolucionaria que luchaba para la liberación de Nicaragua del yugo somocista.
En la Universidad Centroamericana (UCA), se involucró en el fortalecimiento del Centro Estudiantil Universitario de la Universidad Centroamericana (CEUUCA). En 1962, fue electo como Secretario de Relaciones Públicas del CEUUCA, asumiendo esta tarea con responsabilidad y esmero. Logró organizar las bases estudiantiles e impulsar una huelga estudiantil.
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Como parte del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), desempeñó un papel crucial en la organización y liderazgo del movimiento estudiantil. Formación de células estudiantiles y promoción del pensamiento político fueron algunas de las actividades a las cuales se dedicó.
Nombrado Secretario General del FER en 1966, sobresalió por su dedicación en la lucha contra la dictadura militar somocista.
Sin embargo, el 4 de noviembre de 1967, informantes de la dictadura lo delataron y la Guardia Nacional ubicó la casa de seguridad donde Casimiro estaba, junto con los compañeros Edmundo Pérez, Roberto Maya y Hugo Medina. Sotelo y sus compañeros fueron capturados y asesinados.
Su legado de valentía y dedicación a la causa revolucionaria sigue vigente. Su historia ilustra la importancia de la educación en la lucha por la justicia y la libertad, y su disposición a dar la vida por un cambio positivo.
El legado educativo de Casimiro Sotelo y otros jóvenes es un recordatorio de la valentía y dedicación que guiaron la lucha por la libertad y la justicia en Nicaragua. Mantener viva su memoria es un tributo a los Héroes y Mártires de la Revolución, que sacrificaron todo por un futuro mejor y un estímulo para las generaciones venideras.
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