Barricada

Detalles del Momento: «Démosle el lujo de soñar»

Por: Moisés Absalón Pastora

En un mundo tan confuso, tan lleno de contradicciones, que además consume el tiempo a velocidades tan sorprendentes que nos dejan impávidos, ese concepto de que soñar es vivir puede lucir muy lejano para muchísimos porque tristemente la temática de los grandes consorcios periodísticos o de la comunicación se centran más en la promoción de las pesadillas que en los encantos que la nobleza humana es capaz de producir o de crear.

Los nicaragüenses, por las razones que sean, creo innecesario entrar en el detalle de los por qué si todos al final las conocemos, nos habíamos negado el encanto de soñar y eso nos condujo por mucho tiempo a enconcharnos, a atraparnos en una burbuja de lamentos que fueron anclas que nunca nos permitieron avanzar porque los intereses mezquinos nos durmieron inducidamente con promesas que jamás cristalizaron porque solo fueron escalones para el asalto del poder.

Desde nuestra independencia en 1821 hasta el 2007 los nicaragüenses nos la pasamos deseando o sea queriendo obtener algo a través de un efecto mágico por ejemplo como aquella lampara de Aladino, sacarse la lotería o cualquier aspecto de suerte, pero sin que ello significara el esfuerzo de materializarlo a través del trabajo o el sacrificio personal y eso es importante marcarlo porque ahora vivimos una etapa superior al deseo y ese es el sueño. 
               
Walt Disney, fue un productor, director, guionista y animador estadounidense. Fue el fundador de la compañía que lleva su mismo nombre, artífice de un estilo inconfundible de películas de dibujos animados y una vez dijo: “Si puedes soñarlo, puedes lograrlo”. Tan famosa celebridad que comenzó desde abajo en los estudios cinematográficos de Hollywood cuando te dice “Si puedes soñarlo, puedes lograrlo” es porque soñar es una parte esencial de la vida, es lo que mueve en muchos casos nuestro actuar, lo que nos motiva, nos tira adelante, hace que venzamos y retemos tanto el miedo, que hasta nos lanzamos al vacío sin paracaídas.

Soñar es la persecución por una vida mejor, es enrolarte en una expedición diseñada para conquistar nuevos mundos, realidades distantes del pasado o del presente y aunque no siempre logramos lo que soñamos, la sola emoción de saber que se puede si lo intentamos, aunque el ave de mal agüero te diga que fantaseamos o que somos ilusos, al final el sueño nos hace vencedores porque el intento nos permitió conocer, saber que pudimos vencer los miedos y las angustias.

A mí las miserias humanas, ya saben quiénes, me dicen cualquier cantidad de cochinadas porque tengo un enfoque óptimo de la vida, es la reacción natural de los que habitan el lado oscuro, pero lo que pasa es que de dónde yo vengo la desesperanza, el trato fútil hacia los valores o a las relaciones humanas, siempre me empujó a la lucha por un mundo mejor, por una Nicaragua mejor, que fuera distinta a esa fotografía amarillenta y carcomida por el tiempo que teníamos antes del 10 de enero del 2007 cuando nos sobresaltaban las pesadillas y brincábamos asustados y angustiados porque no teníamos presente ni mirábamos futuro en el negativo de la toma.

Hace 17 años Nicaragua ni estaba en nada ni era nada. Competía con Haití peleando por quien era más pobre y era más famosa por la corrupción y el saqueo que de ella se hizo en los gobiernos neo liberales, que por el legado histórico de su fecunda poesía a través de Rubén o del antiimperialismo del General Sandino. 

Así estaba de devaluada nuestra patria y cuando allá por 1990 un predicador declaró en Guatemala que Nicaragua sería “Luz a las Naciones” yo me pregunté y cómo sería eso posible si veníamos de una guerra que no solo nos antagonizó, nos atomizó, sino que Estados Unidos logró el objetivo de lanzarnos a una desangre fratricida que destruyó totalmente la economía y fue tanta aquella devastación que si mal no recuerdo el primer presupuesto general de la república del gobierno de Violeta Chamorro fue de 200 millones de dólares que por supuesto en su proyección, en gran parte, dependía de donaciones para cubrirlo y recuerdo que Estados Unidos aportó unos centavos para eso a cambio de que Violeta Chamorro perdonara y olvidara la sentencia de la Haya que mandaba a que el imperio nos indemnizara por los actos terroristas cometidos contra el país.  
   
Una Nicaragua diferente a esa que teníamos era entonces solo un deseo estrellado contra la incapacidad de un montón de funcionarios que no gobernaban porque nunca hicieron gobierno, porque la administración pública era solo un medio de figuración, porque se la pasaron justificando sus fracasos y no respondiendo a las responsabilidades que habían asumido porque al final esa era la estrategia para disfrazar el saqueo que descaradamente hicieron a través de la política neo liberal de privatizar absolutamente todo en beneficio de una argolla que quiso retomar el poder en el 2018 a través de aquel fallido golpe de estado. 

Por supuesto que el deseo para que las cosas fueran diferentes al país que teníamos en ese entonces siempre estuvo, pero era eso el estado mental que permitiera materializarlo no existía en el espíritu, en la motivación o el interés porque por sobradas razones hasta la política propiamente dicha, en aquel tiempo plato fundamental de toda reunión, la teníamos castigada porque los politiqueros la habían contaminado hasta volverla indeseable.

Nicaragua llegó al 2007 no comenzando de cero, eso es piropo, sino abriéndose paso desde las profundidades dónde estaba enterrada y muy en cámara lenta comenzó a andar únicamente tomada de la mano de Daniel Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional porque también habíamos muchos que estando en la acera contraria al FSLN no creíamos que aquellos, con quienes nos habíamos enfrentado a balazos en los ochentas, tuvieran la capacidad de cambiar aquel rumbo, por el contrario, estábamos seguros que un montón de fantasmas que nos atormentaron en los ochentas iban a volver.

No voy a decir que la magia que nos encanta desde hace 17 años fue producto de una varita mágica o de un hágase divino, pero lo cierto es que hoy podemos afirmar que dejamos de desear y comenzamos a soñar, ya no tenemos aquellas carreteras desbaratadas a las que había que ampliar para que le alcanzaran los cráteres; ya no tenemos aquellos negros y oscuros apagones de hasta 10 horas diarias; ya no tenemos aislado el atlántico del pacífico porque ahora sí somos una nación integrada.

Ya nuestros hijos en el campo o la ciudad van a escuelas dignas sin tener que pagar, sin cargar su propio pupitre, sin exponerse a la intemperie y sin pasar hambre porque tienen merienda; Ya nuestro pueblo tiene más perspectivas de vida porque tiene hospitales reconstruidos, hospitales nuevos y modernos, tecnología de punta y un personal dentro del Sistema Nacional de Salud que no son médicos, ni enfermeras, sino ángeles; ya no tenemos aquellos conflictos de la propiedad porque hoy existe seguridad jurídica en los bienes inmuebles; hoy el enemigo es únicamente la pobreza y la hemos vencido tanto que ahora nos es detestable escuchar que nos pongan a la par de Haití cuando estamos por arriba de muchos países de América Latina que antes nos discriminaban; hoy nuestro país tiene una de las pocas economías crecientes del continente lo que significa que tenemos un mejor nivel de vida por la enorme canasta social que es capaz de ofrecer; hoy Nicaragua es realmente el granero de Centroamérica porque tiene autosuficiencia productiva interna y es la pana del mercado alimenticio para una región que depende de nuestra tierra.

Todo eso que acabo de referir, que apenas es la punta del iceberg de lo mucho que se está haciendo y que estamos por hacer es lo que nos hace ahora no desear, sino soñar y con el sueño dejar volar nuestra imaginación a lo más alto pensando que el infinito es nuestro límite porque ahora si estoy seguro, por la Gracia de Dios, que Nicaragua sí será “Luz a las Naciones” y ese brillo ya ilumina, ya es un sol que no declina.

Vean ustedes y es lo que me motiva a escribir sobre nuestros sueños el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional no para de acumular en su inventario tantas obras realizadas; no termina de informarnos de otras muchas que se ejecutan, ni tampoco no para de anunciarnos cosas nuevas que se gestionan ante un mundo al que nos hemos abierto como, por ejemplo, el proyecto ferroviario, la carretera costanera, el aeropuerto Punta Huete, el fortalecimiento del transporte en el país, la pista de los Héroes y Mártires que atravesará la capital desde el siete sur hasta carretera norte, los próximos hospitales a inaugurarse, las viviendas dignas que se construyen por miles, el temario de la infraestructura deportiva que acaba de elevarse categóricamente con la inauguración del Estadio Rigoberto López Pérez en León y tantas cosas más que asoman que si dan miedo es a nuestro agresor histórico ante el cual somos un mal ejemplo porque no son pocas las naciones que quisieran verse en nuestro espejo y no por el crecimiento económico y social que tenemos, sino por el privilegio de la paz, el orden y seguridad que disfrutamos.
  
Esa es nuestra realidad real, esa es nuestra verdad verdadera y todo lo que se hace no es una muestra ornamental, arquitectónica y estéticamente de lujo, sino que son decisiones que se toman desde un concepto estratégico porque este país, nuestro país para los que lo amamos solo el Creador lo podría detener, pero si Él Altísimo está del lado de los humildes, quienes están siendo redimidos entonces estamos bendecidos, prosperados y en victoria totalmente declarada ante los que únicamente proclaman el odio y la muerte y para que más les duela todo esto representa la construcción de una plataforma gigantesca que pondrá a la patria de Ruben, Zeledón y Sandino en la línea de despegue hacia el desarrollo que siempre soñó y que tiene como mayor ideal algo que venimos persiguiendo desde siglos atrás y eso es el Canal Interoceánico y al que yo francamente le siento el olorcito.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.