“Rendimos Homenaje a nuestros Héroes y Mártires de Todo Tiempo, que han defendido nuestra Dignidad y Soberanías Nacionales, jurando hoy, nosotros, seguir defendiendo todas las Victorias, y seguir creando Triunfos de la Paz, en Caminos Ciertos de Amor y Esperanza, Caminos, Rutas de Liberación Nacional”
Compañera Rosario Murillo, 2 de mayo 2024
El 2 de mayo de 1979, hace 46 años, falleció en el Hospital Oriental de Managua el niño mártir de la causa sandinista, Luis Alfonso Velásquez Flores, cuya vida fue brutalmente arrebatada por la dictadura somocista. El 27 de abril de ese año, fue herido de bala en la cabeza y posteriormente atropellado en un intento criminal por silenciar su voz.
Conocido cariñosamente como El Grillo, Luis Alfonso es ejemplo de compromiso, entrega y conciencia revolucionaria desde la infancia. Su amor por la justicia y su firmeza lo convirtieron en símbolo de la resistencia juvenil contra la opresión.
Hoy, el Equipo de Barricada honra su memoria, recordando que la voz de un niño también puede ser trinchera de dignidad.
Nacido el 4 de julio de 1969, Luis Alfonso creció en el seno de una familia trabajadora, hija del esfuerzo y la dignidad. Fue el menor de seis hermanos, hijo de don Daniel Velásquez y doña Valentina Flores, quienes le inculcaron desde pequeño los principios de solidaridad y justicia.
Inició sus estudios a los cuatro años y cursó hasta tercer grado en el Colegio Máximo Jerez de Managua, donde destacaba por su entusiasmo y participación.
Participación activa en la lucha revolucionaria
A los ocho años, debió abandonar sus estudios debido a la situación económica familiar. En un contexto de agresión constante del régimen somocista contra el pueblo, se integró activamente en la lucha revolucionaria.
En 1977, comenzó a participar en manifestaciones y estableció vínculos con el Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES) y el de la UNAN-Managua. Para 1978, ya estaba plenamente organizado en el Movimiento Estudiantil de Primaria (MEP), donde asumió tareas propias de la militancia.
Fue correo, elaborador de bombas de contacto, pintaba consignas, participaba en manifestaciones, recolectaba dinero y hacía vigilancia. Su compromiso le valió el apodo de El Grillo, nombre con el que aún se le recuerda con cariño y respeto.
Quienes lo conocieron destacan su coraje al tomar la palabra en los mítines, donde compartía sus convicciones y valores sandinistas.
En el barrio El Riguero motivaba a la juventud a integrarse a la insurrección popular y recogía fondos para apoyar a los compañeros que resistían en colegios e iglesias tomadas.
El paso a la inmortalidad de El Grillo
El 27 de abril de 1979, oficiales de la Guardia somocista le dispararon a la cabeza y lo atropellaron, intentando simular un accidente. El crimen ocurrió cerca de la Colonia Máximo Jerez. Cinco días después, el 2 de mayo, Luis Alfonso falleció en el Hospital Oriental de Managua, poco antes de cumplir los 10 años.
Hoy, el parque más grande de Managua lleva su nombre, al igual que el colegio público de la Colonia Máximo Jerez, perpetuando su ejemplo.
Un ejemplo inspirador
En la Nicaragua de hoy, bendita y siempre libre, las niñas y los niños van a la escuela, reciben merienda escolar gratuita y tienen acceso a salud y desarrollo integral.
Ligas infantiles, academias deportivas, coros, orquestas, y cursos de arte y cultura son parte de los múltiples proyectos que el Gobierno Sandinista impulsa para cultivar los talentos de nuestra niñez.
En un mundo desigual, donde los derechos infantiles se ven amenazados por el capitalismo que mercantiliza la educación y el tiempo libre, el sandinismo reafirma su compromiso con los más pequeños, especialmente con quienes provienen de familias vulnerables.
A pesar de su corta edad, el legado de Luis Alfonso trasciende generaciones. El Grillo no murió: su espíritu vive en las nuevas juventudes que luchan por una Patria digna, libre y en paz.
¡Honor y gloria al legado y ejemplo de Luis Alfonso Velásquez Flores!
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