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Juan Diego Montes: del sueño de niño al orgullo de Nicaragua

Escrito por : Iris Varela 7 de mayo de 2025

Juan Diego Montes es un nombre que cada vez suena con más fuerza en el béisbol nicaragüense. Actualmente forma parte de Las Fieras de San Fernando en el Campeonato Germán Pomares, el Tren del Norte en la liga profesional, y es también integrante de la Selección Nacional de Béisbol de Nicaragua. Pero detrás del uniforme y los aplausos hay una historia marcada por la disciplina, la familia y una conexión profunda con el deporte.

Desde niño, el béisbol ha sido su mayor pasión. Lo define como “su eterna novia”, un amor que nunca lo ha dejado y al que se entrega con total dedicación. Esa relación con el juego está marcada por esfuerzo, humildad y una constante búsqueda de superación.

El bigote que se volvió identidad

Uno de los rasgos más distintivos de Montes es su bigote. Lo que empezó como una broma entre compañeros y trabajadores del estadio, se convirtió en un apodo y luego, en parte de su identidad deportiva. Durante la pandemia, al regresar a vivir con su familia en Rivas, ayudó en una granja recogiendo plátanos. Allí dejó de afeitarse, y esa imagen lo acompañó cuando fue invitado a probar suerte con el Tren del Norte.

Me decían ‘Bigotes’ y yo me ponía a gritar porque me molestaban. Al principio no sabían quién era, pero cuando ya me quedé en el equipo, mi coach de bateo me dijo: ‘Venite a la barbería y que te arreglen el bigote’. Desde ahí, ya no fue lo mismo, se volvió mi sello personal”, cuenta con una sonrisa.

Entre nervios y temple: su secreto en el juego

Montes reconoce que una de las claves de su rendimiento es aceptar sus emociones, no esconderlas. Para él, el nerviosismo y la ansiedad antes de cada partido son señales de que el juego sigue importando. “El día que deje de emocionarme, probablemente dejaré de jugar”, asegura.

Para enfrentar esos momentos, ha aprendido a encontrar su punto de equilibrio, apoyándose en el entrenamiento mental, la experiencia, y su deseo constante de mejorar. Esa misma actitud lo ha llevado a destacarse en competencias internacionales como en Taiwán, donde representó con orgullo a Nicaragua.

Dos patrias, un mismo orgullo

Juan Diego Montes nació en Guatemala, hijo de madre nicaragüense originaria de Masaya y padre guatemalteco de Xela. Desde pequeño se sintió profundamente identificado con Nicaragua, especialmente por la tradición beisbolera que tanto admira. Fue el equipo de Rivas el que lo trajo por primera vez, y aunque no pudo jugar de inmediato, logró gestionar su documentación para competir como nacional.

Mis maestros siempre decían que los nicas y los cubanos son muy buenos en este deporte, y yo también soy nica. Jugar en Nicaragua es un honor, especialmente porque este país tiene una historia tan rica en béisbol”, expresa con orgullo.

Con el Real Estelí debutó oficialmente y desde entonces ha seguido construyendo una carrera firme y prometedora, siendo un referente para jóvenes que también sueñan con triunfar en el diamante.

Soñar en grande… y enseñar más grande

Aunque su camino ha estado ligado al deporte, Montes también ha mostrado interés por la ciencia. Estudió Ciencias de la Salud y el Bienestar, y por un tiempo pensó en ser biólogo marino. Sin embargo, el amor por el béisbol fue más fuerte.

Hoy se proyecta como entrenador y formador de futuras generaciones. Ya ha dirigido equipos infantiles y sueña con tener su propia academia, donde no solo pueda enseñar técnica, sino también valores. “Quiero ayudarles a alcanzar cosas más grandes que las que yo he logrado”, asegura.

Juan Diego tiene claro que el deporte debe ser una herramienta de vida. Su consejo para los jóvenes es simple pero poderoso: “Jueguen otros deportes, diviértanse, no dejen de ser niños. Y no descuiden el estudio, porque la etapa de la niñez es la más corta y hermosa”.

En cada juego, cada entrenamiento, y cada palabra, Juan Diego Montes transmite una verdad profunda: el béisbol no solo se juega con el cuerpo, también con el corazón.