Jorge Dimitrov nació el 18 de junio de 1882 en Kovachetsi, Bulgaria, en una familia obrera. Desde temprana edad enfrentó dificultades económicas, lo que lo llevó a trabajar como tipógrafo a los 12 años, iniciando su vínculo con el sindicalismo y el movimiento revolucionario. A los 15 años se sumó activamente a la lucha de clases, llegando a dirigir la Unión de Sindicatos de Bulgaria y a incorporarse al Partido Obrero Socialdemócrata en 1902.
Su formación política estuvo marcada por el estudio de Marx, Engels y Lenin, y por su participación en huelgas clave como las de Pernik (1906), Silvene (1908) y Kostenetz (1909). Su compromiso internacionalista lo llevó a apoyar luchas obreras en Suecia (1909) y Reino Unido (1912). En 1913, con solo 30 años, se convirtió en el parlamentario más joven de Bulgaria, desde donde denunció la explotación capitalista y defendió los derechos del pueblo trabajador.
El enfrentamiento contra el fascismo
Durante la Primera Guerra Mundial, Bulgaria se alineó con Alemania, pero Dimitrov y otros revolucionarios se opusieron firmemente al conflicto imperialista. Fue encarcelado en 1915, acusado de incitar la rebelión dentro del ejército. Liberado tras un año y medio, continuó su labor clandestina con la certeza de que la acción directa de masas era clave para la revolución.
En 1919, su partido se integró a la Internacional Comunista, fortaleciendo la lucha contra el reformismo y el capital. El avance popular fue interrumpido el 9 de junio de 1923, cuando un golpe militar instauró una dictadura fascista en Bulgaria. Dimitrov y Vasily Kolarov impulsaron el Frente Único de Obreros y Campesinos para resistir al régimen. La insurrección fracasó, y Dimitrov, condenado a muerte en ausencia, se exilió en Viena y Berlín, donde afianzó su estrategia de unidad popular contra el fascismo.
El Proceso de Leipzig y la consolidación del Frente Popular
En 1933, fue arrestado en Berlín por la Gestapo y sometido al Proceso de Leipzig, acusado falsamente de incendiar el Parlamento Alemán. Durante el juicio, desmontó con firmeza los argumentos nazis, dejando en evidencia a figuras como Hermann Goering y Joseph Goebbels. Fue absuelto en 1934, y su figura se convirtió en símbolo de la resistencia antifascista.
En 1935, durante el VII Congreso de la Internacional Comunista, presentó la doctrina del Frente Único, estrategia que proponía la alianza entre obreros, campesinos y fuerzas democráticas para enfrentar al fascismo. Esta línea política fue clave durante la Segunda Guerra Mundial y en la derrota del nazismo.
Legado y vigencia
Tras el triunfo del socialismo en Europa del Este, Dimitrov lideró la transformación de Bulgaria, articulando fuerzas progresistas para construir una nueva sociedad. Falleció el 2 de julio de 1949, dejando una huella profunda en la historia del movimiento obrero internacional.
Hoy, su ejemplo sigue encendiendo conciencias. Su llamado a la unidad permanece vigente: solo el pueblo organizado puede derrotar a los enemigos de la libertad.
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