En ocasión del Día de la Alegría, que este 17 de julio conmemora la huida del dictador Anastasio Somoza Debayle y el nacimiento de una nueva etapa de libertad para el pueblo nicaragüense, el Canciller de la República, Valdrack Jaentschke, ofreció una extensa y profunda reflexión sobre el significado histórico, político y humano de esta fecha. Durante una entrevista especial en la Revista En Vivo de Canal 4, el diplomático destacó que el dictador no se fue por voluntad, sino que fue expulsado por la voluntad inquebrantable del pueblo.

A 46 años de esa jornada victoriosa, Jaentschke señaló que los avances alcanzados por la Revolución Popular Sandinista son “incuestionables” y reflejo de un modelo político cohesionado, guiado por el liderazgo claro y firme del Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo.
El Canciller subrayó que la más reciente encuesta de M&R Consultores, a través del Sistema de Monitoreo de la Opinión Pública (SISMO), demuestra una percepción ciudadana altamente positiva, con indicadores que promedian un 85% de aprobación hacia la gestión del Gobierno Sandinista. “Eso quiere decir que estamos ante un país cohesionado, estable, con un liderazgo reconocido no solo por su pueblo, sino también por el mundo”, expresó. Afirmó que países como Rusia, China, Irán y múltiples naciones de América Latina y el Caribe continúan enviando saludos y muestras de respeto, no solo al Gobierno, sino al ejemplo de autodeterminación que representa Nicaragua. «La revolución es un tren bala, que avanza sobre dos carriles: el del progreso y el de los derechos», explicó gráficamente, aludiendo a los logros en salud, educación, infraestructura, igualdad y empoderamiento social.
Jaentschke abordó también los desafíos estructurales y las luchas que ha enfrentado la Revolución en su camino: los intentos desestabilizadores del imperialismo, la descomposición neoliberal impulsada por la oligarquía, y los ataques ideológicos que buscan frenar el modelo solidario y transformador del Frente Sandinista. «Nosotros hemos sido coherentes y consistentes. Nuestra política exterior independiente es reflejo de nuestra fortaleza interna», afirmó. Reivindicó los valores de dignidad, soberanía y paz como principios fundamentales del proyecto revolucionario y recalcó que el Frente Sandinista no es solo una organización política, sino una fuerza histórica de esperanza para los pueblos originarios, afrodescendientes y trabajadores. “Hemos sintetizado esta Revolución en dos palabras: paz y bienestar”, concluyó el Canciller, reafirmando que Nicaragua sigue siendo un faro de dignidad y resistencia frente a cualquier imperio o intento de sometimiento.