Biografías

¡Viva el Libertador Simón Bolívar!

Escrito por : Manuel Lucero 17 de diciembre de 2025

A 195 años de su Tránsito a la Inmortalidad

El ultimo año de vida del Libertador Simón Bolívar, se caracterizó por la implacable persecución de sus adversarios políticos, atentados contra su vida, el despojo de sus cargos y el exilio.  El sueño de la Gran Colombia (Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela), el Supremo Sueño de Bolívar, se desvanecía poco a poco frente al avance de los secesionistas y la desintegración se volvía inevitable. El 15 de enero de 1830 entró Bolívar a Bogotá, donde fue recibido con cierta frialdad, distinto a otros tiempos, sin animación.  El General demostró su tristeza, su salud declinante, hombros hundidos, rostro gris, cabellera dispersa. 

En su mensaje al Congreso Admirable, el 20 de enero, Bolívar dio un mensaje a los colombianos que en su segunda parte dice: “Compatriotas, Escuchad mi última voz al terminar mi carrera política; a nombre de Colombia os pido, os ruego que permanezcáis unidos, para que no seas los asesinos de la patria y vuestros propios verdugos”.   Profecía que tiene total vigencia en nuestros tiempos cuando surgen nuevos verdugos vende patrias que atentan contra sus hermanos, vendiendo el alma al imperialismo.

El Libertador dejó el poder sin ninguna riqueza, a pesar de haber sido uno de las personas más ricas, propietario de minas heredadas de sus padres.  No tenía adonde.  Abandonó Bogotá el 8 de mayo, enfermo, se despidió de Manuelita Saénz y le pidió que se cuidara, que fuera prudente. Dice a sus acompañantes: “Vamos señores.  No hay porque entristecerse”.

Una noticia nefasta le dio un golpe letal al Libertador: su amigo y camarada de armas, el mariscal Antonio José de Sucre, fue asesinado el 4 de junio, víctima de un complot de los divisionistas bajo el mando del coronel Apolinar Morillo y José María Obando, que llegó a ser presidente de Colombia.  Este magnicidio aceleró la disolución de la Gran Colombia.  Cuando conoció la nefasta noticia Simón Bolívar llevó las manos a la cabeza y con desesperación gritó: “¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel”!   Este inmenso dolor le provocó desvaríos y ya recuperado dijo quienes lo acompañaban que este asesinato privaba a la patria de un sucesor suyo. 

La intención del Libertador era salir de Colombia y viajar a Europa, o en su defecto a Jamaica o Curazao.  Lo que ya no pudo hacer.  Sin embargo, seguía activo, dictando cartas, analizando la situación política de la región.  El Obispo Estévez conversó con él a solas por largo tiempo y le proporcionó los últimos sacramentos. 

En su agonía, reflexionando sobre su vida, dijo: “Jesús, Don Quijote y yo hemos sido los tres más grandes majaderos de la humanidad”.  Majaderos, que, en este caso, significaba que fueron visionarios, profetas, que anticiparon un futuro de justicia y paz para la humanidad.   El 10 de diciembre dictó su testamento haciendo sus últimos votos para la felicidad de la patria y la consolidación de la unión.  El 17 de diciembre, a la una de la tarde, transitó a la inmortalidad. 

Hoy, los pueblos amenazados por los filibusteros yanquis, levantan la bandera de Bolívar para enfrentar el militarismo en las aguas del Caribe, el asesinato de pescadores inocentes, el robo de petróleo en alta mar, las provocaciones por aire, mar y tierra.  Bolívar, Sandino, Zapata, Fidel, el Che, Allende, Fidel, Chávez, siempre presentes en las luchas de los pueblos del continente de la esperanza: “Nuestra América”.

Fuente:

Ramón Diaz Sánchez. Bolívar el Caraqueño.  Caracas, 1967,