Barricada

El militante sandinista en el pensamiento de Carlos Fonseca, Ricardo Morales y Tomás Borge

Los que conformamos el partido FSLN debemos reflexionar permanentemente sobre el sentido o significado de ser un militante sandinista. Nuestros padres fundadores del partido  en diferentes momentos históricos que les tocó vivir, se dieron a la tarea de reflexionar sobre el perfil que debía tener un militante sandinista.

Carlos Fonseca en 1975 publicó como volante clandestino el texto ¿Qué es un sandinista?; publicado en Barricada en 1980.

Por su parte Ricardo Morales Avilés estando en la cárcel de la aviación 1968-1971 escribe entre otros temas “pensamientos escritos durante su prisión”, en donde nos deja entrever su reflexión sobre el perfil del militante revolucionario.

Luego en 1980, el comandante  Tomas Borge Martínez, pronuncia un discurso sobre el partido sandinista  y las cualidades de un militante en conmemoración  del 46 aniversario  de Augusto C. Sandino.

En la actualidad se hace necesario adentrarnos a una reflexión sobre el actuar, pensar y sentir del militante sandinista, para clarificar los objetivos fundamentales para con el partido y el pueblo  en un contexto nacional e internacional bastante complejo.

 Para reflexionar sobre el “ser militante sandinista del FSLN, hemos de situarnos en diferentes planos:

En primer lugar,  en el plano de la memoria histórica, un militante conceptualmente es aquel que pertenece a un grupo u organización partidaria, de ahí que todos los  que somos militantes del FSLN hemos de estar consciente que el Partido al cual  pertenecemos, no es cualquier partido si no que construyó su rostro histórico desde la fuerza interpeladora de una realidad de opresión, de pobreza, de violencia y de muerte en que yacía el pueblo nicaragüense por causa de los gobiernos entreguistas de turno y lacayos del imperialismo norteamericano.

Partido que tiene como antecedente  histórico la memoria de  todos aquellos que reavivaron  a costa de sacrificio los movimientos revolucionarios que dieron origen al  FSLN.  Que siguieron la huella de lucha heroica de Benjamín Zeledón, el general Sandino,  Rigoberto López Pérez.  Estamos en un Partido que afirmó sus fundamentos teóricos y prácticos desde la vida de entrega y compromiso con el pueblo  de Carlos Fonseca, Tomás Borge, Ricardo Morales, Francisco Buitrago, Santos López,  Ramón Raudales, Oscar, Turcios, Silvio Mayorga, Jorge Navarro, José Benito Escobar, Germán Pomares,  Leonel Rugama, Pedro Arauz, Juan José Quezada, Casimiro Sotelo, y muchos miles que dieron sus vidas para crear las condiciones de lo que hoy es nuestro Partido.

En segundo lugar, en el plano  de las convicciones, el militante sandinista  debe ser un revolucionario, y esto solo se logra según Ricardo Morales Avilés y Carlos Fonseca, cuando “hemos ahondado en el corazón del pueblo”. El militante debe aprender a amar al pueblo,  de lo contrario no puede ser revolucionario. El desarrollo del carácter de un revolucionario  nos dice Ricardo, (Morales, 1981) solo se logra cuando se  conoce “el carácter de nuestro pueblo y de nuestro país, el carácter de nuestra lucha, y de nuestra organización y sobre todo practicar la lucha revolucionaria”(p.57). Carlos Fonseca (1980) comparte criterio con Ricardo al afirmar que “en cualquier lugar que esté el sandinista debe estar relacionado con el pueblo trabajador, que está por los intereses del pueblo nicaragüense”(parr.7,12). Esta idea rectora de ser revolucionario únicamente unido al pueblo, por su parte Tomas Borge afirma que “el verdadero  militante sandinista “es aquel que se preocupa más por el pueblo que por sí mismo”(Borge, 1980,Párr18).

Indiscutiblemente el ser revolucionario sólo se realiza con el pueblo “cuando se ahonda en sus tradiciones, y en su historia, cuando nos hemos hecho cargo de sus sufrimientos, aprendido a moverse  fluentemente en su realidad” (Morales, 1981, p.62). Esto nos hace entender que la militancia  no se reduce a un carnet que portamos en nuestra cartera, sino a una práctica de compromiso y entrega con el pueblo. Solo situados en las entrañas del pueblo podemos aprender de los valores y principios revolucionarios. El criterio  fundamental de ser militante sandinista revolucionario lo da el pueblo, pues la “verdadera conciencia revolucionaria ejerce su influencia  en cada momento de nuestra conducta, es como la savia que lo penetra todo” nos dice Ricardo (P.65).

En tercer lugar, en el plano de las actitudes, el militante sandinista debe caracterizarse  según Ricardo Morales por su “combatividad”. Una actitud de lucha revolucionaria listo a defender al pueblo en todo terreno y escenario. Ha de ser “valiente, audaz e intransigente frente a nuestros enemigos por muy poderoso que estos sean”(Tomas, 1980, párr.26).

Actitud de lucha que no significa el ser agresivo o matar a las personas, sino que  ha de entenderse tal como dice Ricardo Morales (1981) que luchar de manera revolucionaria significa matar las clases opresoras, matar, destruir los medios, los instrumentos, los elementos de dominio de todos aquellos que quieren dominar, esclavizar al pueblo”(p.59).

En cuarto lugar, en el plano cognitivo, el militante sandinista -siguiendo el pensamiento de Ricardo Morales- ha de tener “lucidez Mental”, es decir, estar claro de su posición dentro del partido y a su vez en el pueblo. Ha de estar en una continua  lectura de los tiempos que le toca vivir para poder discernir con claridad su propia práctica dentro del partido y el pueblo.

El militante  debe tener una comprensión  de los objetivos parciales y finales  de su lucha revolucionaria (Morales, 1981). Estar claro hacia donde se encamina nuestro partido, sus objetivos generales y específicos; debe “vincular la teoría revolucionaria con la práctica concreta en la que actúa” (Fonseca, 1980, parr.2).

En cuarto lugar, en el plano de la voluntad, el militante sandinista debe tener firmeza revolucionaria, voluntad inquebrantable, forjada en la lucha por el pueblo, sin vacilaciones o ambigüedades. No ha de moverlo la conveniencia  o el interés personal,  ni la subordinación ciega; no dejarse tentar a “sobrellevar las ocupaciones revolucionarias como rutina o de forma mecánica” (Morales, 1981, p.57), sino tomar conciencia  que nos movemos  porque nos impulsan los valores revolucionarios. Que no nos muevan “las simples consignas, tenemos que integrar a las consignas una profunda identificación con los principios revolucionarios nos dice Carlos (Fonseca, 1980, párr.1). Por su parte escribe Ricardo Morales en una celda tenebrosa de la aviación, en medio de la tortura cruel, que “la conciencia  revolucionaria es nuestro vigor, nuestro estímulo e impulso. Hay que ser enérgico, no hay que llorar, ni inclinarse, ni suplicar y no flaquear” (p.57).

En quinto lugar, el plano de la moral, el militante debe acompañar su práctica  de lucha con las cualidades morales revolucionarias, tomando distancia de toda altivez y soberbia”(Borge, 1980). Modestia revolucionaria dice Carlos que nos ayuda a convivir de manera armoniosa y fraterna en el partido y con el pueblo.

Serenidad  y paciencia deberá ser el distintivo fundamental que forja nuestra actitud sandinista. “hombres y mujeres sencillos y modestos, seres comunes y corrientes, obreros y campesinos, intelectuales que se distingan nada más por su espíritu de sacrificio, por su abnegación  y por su entrega total a los intereses del pueblo, humildes frente a los  humildes, dignos frente a los poderosos”(Borge.párr.4).

Que se esfuerza por arrogar de su conciencia  el egoísmo y la prepotencia, previsores, modestos, sencillos, humildes y dignos a la vez francos, leales enérgicos y sacrificados”; lo cual es la única manera de  tener una moral superior las 24 horas  nos dice Tomás                (párr.16).

En sexto lugar, en el plano educativo, el militante sandinista debe estar en un proceso continuo de formación, aprendizaje y enseñanza, lo cual inicia primordialmente reconociendo que hay que aprender del pueblo “tener humildad suficiente para entender que el pueblo está lleno de sabiduría y nos puede enseñar”(Borge,párr.21). Esta misma idea la comparte Carlos  al decir que “el revolucionario sandinista no puede proponerse solamente enseñar a las masas populares, sino que al mismo tiempo debe aprender y saber ser discípulo de las masas populares” (párr.1).

Hay que estudiar la historia, nuestra realidad afirma Ricardo. “El sandinista sabe que solo la vinculación  intensa con los trabajadores contribuyen a su verdadera educación política, dice Carlos.

En este contexto de la tecnología y la información, el sandinista debe estar continuamente informándose, estudiando, consolidando su base ideológica, recordemos que la guerra psicológica implementada en las estrategias de golpe de Estado, inicia con el método de manipulación de la información. Los sandinistas debemos fortalecer este plano de la educación, para que ningún viento de doctrina ideológica, información manipuladora nos mueva de nuestras convicciones revolucionarias.

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Y por último, en el plano de las relaciones,  el militante  sandinista debe cultivar permanentemente las relaciones fraternas, solidarias, rechazando de manera continua el egoísmo, la insensibilidad. Tenemos un padre en común Augusto C Sandino, por lo cual todos los militantes somos hermanos; dice Carlos que nunca olvidemos  el titulo de hermano que ostentan los combatientes sandinistas; hay que ser enérgico (…) riguroso, pero sin olvidar el respeto, la sinceridad, la fraternidad” (párr.6).

Huir  de los complejos de superioridad en lo que  podemos caer en algún momento de nuestra vida militante, huir de la prepotencia dice Tomas (Párr. 16).

Hay que ser ejemplo las 24 horas  en nuestra vida cotidiana, dentro y fuera del partido. Hemos de tomar conciencia  que estamos en relaciones permanentes con nuestros hermanos militantes y con el pueblo, por lo cual debe cultivarse la “conciencia colectiva, que es la energía de un conjunto de hombres y mujeres que integran la vanguardia (…) el espíritu colectivo que lo sustenta la modestia, debe convertirse en una pasión en el militante revolucionario (Fonseca, 1980.párr.5). Evitar las murmuraciones, chismes destructores de nuestros compañeros, de ahí la madurez para integrar la autocrítica como forma de mejorar y llegar a ser los mejores militantes.

Si queremos honrar la memoria histórica del General Sandino y de Carlos Fonseca  y de todos los héroes y mártires que conforman la columna histórica del FSLN, tendremos que empezar revisando  nuestro modo de pensar, de sentir y de actuar como militante sandinista, es la manera nos dice Tomás en que podemos darle honor a todos aquellos que ofrendaron sus vidas por una organización revolucionaria tal es el FSLN.

Por: Herbet Alberto Bonilla L.