Barricada

Leonel Rugama, a 54 años de su ascenso al infinito

[…] “Celebramos en grande a nuestro Leonel Rugama… “Qué se rinda tu madre !”, 54 Años del Heroísmo de Leonel, de los Compañeros que con él, Róger Núñez, todos los Compañeros que con él emitieron ese grito que és nuestro, que no puede ser falsificado o manipulado, porque és de las Luchas Benditas, de las Luchas Dignas, de las Luchas, por Amor y en Amor a la Patria, a nuestra Patria Nicaragua”.

Cra. Rosario Murillo, 12 de enero de 2024

Hoy conmemoramos el 54 Aniversario del Tránsito a la Inmortalidad de Leonel Rugama. Poeta, seminarista y guerrillero, se integró a la lucha revolucionaria, entregando su vida a los 20 años. El legendario valor con el que enfrentó en desigual combate  a la Guardia Somocista el 15 de enero de 1970, sigue inspirando a generaciones de militantes sandinistas.

Diario Barricada les comparte su semblanza.

Vino al mundo en el año de 1949, en el Valle de Matapalos, en el norteño departamento de Estelí.   Hijo de un carpintero y de una maestra de escuela.    Vino señalado por un don, escogido para una vida corta pero certera.   Ingresó al seminario católico donde permaneció por cinco años, pero optó por sus dos grandes pasiones: la poesía y la revolución.  Sus poemas son himnos sonoros, elocuentes, que muestran de manera épica la historia de Nicaragua, las paradojas sociales, la fuerza de la gente sencilla a la que convoca a la lucha por la libertad.   Es la revelación de los pobres que deben ser redimidos.

Su poesía, escrita para que todas y todos la entienden, se nutre de lo cotidiano y lo transmite en imágenes reales, humanamente cercanas.  Eran épocas duras, de asimilar la derrota táctica del FSLN en Pancasán que ocurrió en el dramático año de 1967, cuando cayó Pablo Úbeda y otros entrañables compañeros.   El año en que el comandante Ernesto Che Guevara fue capturado el 8 de octubre en la Quebrada del Churo y asesinado un día después en La Higuera.  Un poco antes, el 2 de octubre de 1966, había muerto el Comandante de la guerrilla guatemalteca Luís Turcios Lima.  

Las dictaduras militares consolidaban su poder e intensificaban la persecución a los pueblos, estudiantes y profesionales, movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda.  Años de tortura y muerte, en los que en Nicaragua campeaba la dictadura somocista.

Leonel Rugama, escribió homenajes al comandante Che Guevara y al comandante Julio Buitrago Urroz, padre de la resistencia urbana del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que combatió hasta el final contra un batallón de guardias somocistas en el barrio las Delicias del Volga, en Managua, la tarde del 15 de julio de 1969.   

Homenaje que incluye a los compañeros caídos ese mismo día en el barrio Santo Domingo.  Leonel, describe esta gesta de forma dramática en una espléndida crónica del heroísmo: “Las casas quedaron llenas de humo, la guardia les gritaba a los muchachos sandinistas que se rindieran, pero nunca contestó nadie, porque los héroes nunca dijeron que morían por la patria, sino que murieron” (paráfrasis).    Ese nefasto día cayeron Julio Buitrago Urroz, Alesio Blandón Juárez, Marcos Antonio Rivera Berrios, Aníbal Castrillo Palma, y el FSLN prometió que su sangre sería vengada de forma implacable. 

En este tiempo histórico, cuando se luchaba desde la clandestinidad y con los fusiles guerrilleros, los poetas comprometidos rompieron con la generación de intelectuales apolíticos.  Asumieron la postura que había propuesto el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que redefinió el arte en función de los social y afirmó que el “poeta es una conducta moral”, ser poeta significa estar comprometido y entonces surgió la generación comprometida, a pesar de las críticas y la oposición de los viejos poetas que seguían escribiendo odas en las que ensalzaban la historia de despojo y colonización interna, que negaba las raíces indígenas y afrodescendientes en su afán europeizante.   A esta generación pertenecieron los poetas guerrilleros Roque Dalton (El Salvador), Otto René Castillo y Roberto Obregón (Guatemala), Leonel Rugama, en Nicaragua.  También es justo nombrar a Jorge Debravo, poeta costarricense.  

En esos años de lucha intensa contra las dictaduras, el arte comprometido, el canto, la poesía, se convirtieron en armas libertarias.   La juventud revolucionaria redactaba proclamas, manifiestos, partes de guerra y poesía de lucha y de amor.   Se le cantaba a la patria, concebida al igual que el General Augusto C. Sandino, como el más grande de los amores.   “Patria mi amor”, cantaba Otto René Castillo.

Leonel Rugama, le escribió a la patria sencilla, humilde, a la gente de los barrios populares, de los mercados, a todas y todos, llamándoles a vivir como los santos, para hacer posible la redención.    

Seis meses después de la caída heroica del Comandante Julio Buitrago, Leonel entregaba su vida en circunstancias parecidas. 

De hecho, el 15 de enero de 1970, la guardia somocista localizó una casa de seguridad del FSLN en las cercanías del Cementerio Oriental y la cercó con gran número de soldados fuertemente armados, con apoyo de tanquetas.   En esa casa estaban los jóvenes guerrilleros Leonel Rugama, Roger Núñez y Mauricio Hernández.  En medio del tableteo de las ametralladoras, la guardia les gritaba que se rindieran, los muchachos cantaban el himno nacional y Leonel, les contestó con la misma elocuencia de sus poemas: “¡Que se rinda tu madre!”.  Después fue el silencio, duelo en toda Nicaragua.  El joven seminarista, el excelente jugador de ajedrez, el poeta comprometido, de la misma estirpe del Che Guevara y Julio Buitrago, había entrado para siempre al altar de la patria donde se venera a nuestros héroes y mártires.   

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