Stephen Sefton
4 de agosto 2024
Generalmente, se ocupa el término Occidente para incluir a Estados Unidos, sus aliados subalternos de la OTAN entre Canadá y los países de la Unión Europea y sus estados vasallos en el Pacífico, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda y otros países cooptadas de manera eventual como, en este momento, Filipinas. Muchas veces obviado, pero sin embargo integral a la identidad occidental desde 1948, ha sido el estado sionista de Israel, que, en efecto, ha cooptado moral y políticamente a los gobiernos norteamericanas y europeas. Israel es la máxima expresión de la abominable genocida criminalidad occidental, con el apoyo incondicional de Estados Unidos, la cual queda a la vista de todo el mundo ahora en Gaza.
Este 45 19 de julio, Nuestro Presidente Comandante Daniel resumió la realidad así, “Las Potencias que han sido colonialistas y neocolonialistas, dígase los Estados Unidos, dígase Europa, esos no han dejado de ser colonialistas, siguen siendo neocolonialistas, no han dejado de ser criminales, siguen siendo criminales, siguen siendo asesinos, y vemos cómo en Ucrania arman a las Fuerzas Nazis que combatió el Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial… Y ahora las Potencias agrupadas en la OTAN tienen ya una guerra que está en su fase de preparar a sus propios Pueblos para lo que ellos llaman una amenaza; que Rusia y China son una amenaza, luego están los BRICS, y está la India, y dicen que son una amenaza. Es decir, todo lo que es encuentro de Naciones, de Países, donde se respeta la Soberanía y donde se logran Acuerdos para lograr mejores condiciones para sus Pueblos, eso lo ven como una amenaza.”
En Nicaragua conocemos perfectamente la mala fe y criminalidad de Estados Unidos, repetida en múltiple ocasiones a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe. Es parte de la lamentable, terrible historia mundial de agresión y genocidio practicado también en Canadá y Australia contra sus pueblos originales y en menor grado en Nueva Zelanda. Igual se ha documentado de manera extensa la horrorosa historia de los crímenes de lesa humanidad del imperio japonés en China, Corea y otros países de Asia Sur-Este. Bien conocidos también son los históricos orígenes fascistas del sistema político de Corea del Sur, parecido al legado fascista heredado en Sur América de las dictaduras y regímenes de derecha por los sistemas políticos de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.
De la misma manera, nadie disputa el carácter genocida del imperialismo de Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal y Reino Unido. Y se conoce muy bien la hipocresía de los países escandinavos en lo que respecta a las relaciones internacionales, ahora hecho mas claro todavía con la integración de Suecia y Finlandia en la OTAN en apoyo a la agresión norteamericana en Ucrania contra la Federación Rusa. Históricamente, los imperios del Occidente conquistaron sus colonias gracias a su su capacidad industrial que les dio una marcada superioridad tecnológica y militar. Luego, después de la Segunda Guerra Mundial los países occidentales mantenían su dominio neocolonial del mundo mayoritario por medio de su poderío militar y el control del sistema comercial y financiero internacional.
Ahora, en lo que refiere a la tecnología y al poder militar, gracias a su tremenda capacidad industrial, China y Rusia han superado los países occidentales en gran medida porque el capitalismo occidental optó desde el fin de la Unión Soviética a optimizar las ganancias financieras en vez de priorizar su productividad industrial. Además, Rusia y China, junto con sus aliados de la Organización de Cooperación de Shanghai y sus países socios del grupo BRICS+, prácticamente se han independizado del sistema financiero occidental en su comercio bilateral. La respuesta a esta realidad de parte de las élites gobernantes occidentales ha sido una de negación e impotencia.
En relación al conflicto en Ucrania provocado por los gobiernos norteamericanos y europeos al más alto nivel, las y los dirigentes de estos gobiernos se han mostrado falsos y traicioneros. Negociaron de mala fe fingiendo que querían la paz mientras en verdad preparaban un ataque demoledor para recuperar el Donbass y humillar a Rusia. De igual manera, la catástrofe humanitaria en Gaza, obra del genocida régimen sionista respaldado por Estados Unidos, ha demostrado que la retórica Occidental de defender los derechos humanos es completamente hueco y absolutamente cínico. Luego, hace apenas una semana, la grotesca y absurda manipulación de los resultados de las elecciones en Venezuela prueba que las élites gobernantes occidentales tienen cero compromiso con la democracia.
Lo nuevo en todos estos acontecimientos es que el mundo mayoritario ahora rechaza las mentiras, la hipocresía, el sadismo y cinismo del Occidente. El señor Viktor Orban, presidente de Hungría, país miembro de la Unión Europea, comentó recientemente, “Los valores occidentales, que se pensaban que eran universales, son demostrativamente inaceptables y rechazados en cada vez más países del mundo.” A un nivel más fundamental todavía, el mundo mayoritario también rechaza el contraproducente marco del sistema económico y financiero del Occidente diseñado para concentrar las riquezas de las naciones en manos de una minúscula élite transnacional. A nivel doméstico las élites gobernantes occidentales atacan el Bien Común de las sociedades de sus países contra los intereses de la gran mayoría de su población. A nivel internacional, atacan de múltiples maneras al bienestar y a la misma vida de los pueblos del mundo mayoritario.
El enfoque principal de los ataques es la soberanía de los pueblos. Todos los países que forman parte del Occidente han renunciado su soberanía para servir a los intereses de las élites yanquis y sus compinches locales. Así que, se está creciendo la división entre los pueblos y gobiernos del mundo mayoritario que defienden la soberanía de sus naciones y aquellas élites regionales vendepatrias que se someten al dominio neocolonial de las y los oligarcas de Estados Unidos y Europa. Un corolario innegable de esta creciente división mundial es el progresivo auto-aislamiento de un Occidente incapaz de reformarse, porque sus élites todavía creen en la fantasía de su inevitable triunfo sobre el mundo mayoritario. Sencillamente no aceptan que los tiempos cambian, su tiempo de apogeo ya pasó y ahora se trata de un nuevo orden mundial en ciernes.
En una conferencia de prensa al fin de la reciente cumbre de las y los cancilleres de la ASEAN en la República Popular Democrático Lao, el canciller ruso, el hermano Serguéi Lavrov, opinó que “El Occidente actual no está preparado y no quiere escuchar ni oír. No está preparado ni es capaz de negociar… La diplomacia en Occidente, como medio de interacción entre Estados, ha dado paso a ultimátums, exigencias y castigos a los desobedientes mediante sanciones ilegítimas y unilaterales… No ocultan que se trata de preservar el dominio mundial, que se les está escapando cada vez más claramente, aunque no lo quieren perder porque permitía, y permite aún ahora, de muchas maneras vivir a expensas de los demás mediante métodos neocoloniales de coerción.”
El compañero Canciller Lavrov reconoce el hecho real que mientras Occidente es de verdad impotente ante la tendencia del mundo hacia un nuevo orden de relaciones internacionales, todavía tiene suficiente poder para sabotear el progreso para lograrlo. Estados Unidos y sus aliados han fracasado en Ucrania donde su apoyo al régimen nazi de ese país enfrentará muy pronto una categórica derrota estratégica. En Gaza, Estados Unidos e Israel han sido derrotado por la Resistencia Palestina porque no han logrado ni uno de sus objetivos políticos mediante la ofensiva genocida sionista allí. El pueblo bolivariano venezolano ha derrotado completamente el golpe fascista de
Estados Unidos y la Unión Europea y sus aliados regionales y han asegurado seis años más de Victorias de la Triunfante Revolución Bolivariana en ese hermano país.
Todos estos ejemplos indican la impotencia a nivel global del Occidente para lograr su objetivo del dominio global. Las respuestas a esta realidad de Estados Unidos y sus aliados reflejan esa impotencia. Patrocinan el terrorismo contra Rusia e Irán porque no tiene ni la capacidad militar terrestre ni el poder de aviación militar necesaria para enfrentar a la Federación Rusa directamente. Esta misma relativa debilidad militar influye su renuencia de apoyar un ataque frontal de Israel a Hezbolá e Irán. Saben que si no han podido derrotar a la ofensiva de misiles de un pequeño país como Yemen en apoyo a la lucha palestina en Gaza, mucho menos van a poder derrotar la capacidad ofensiva de misiles de Irán y Hezbolá. El Eje de Resistencia en apoyo a Palestina es capaz de infligir muy significativas pérdidas en las fuerzas armadas estadounidenses tanto en el Mar Mediterráneo como en el Golfo Pérsico.
A la vez que se está revelando poco a poco la relativa debilidad del Occidente en términos de su tecnología y poderío militar, avanza la consolidación de iniciativas económicas ligados al tema de la seguridad regional, especialmente en la región eurasiática. Después de la exitosa visita del Primer Ministro Narendra Modi hace un mes a Rusia, al fin de este pasado mes de julio visitó a Rusia el presidente electo de Indonesia. Se espera dentro de poco la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre Indonesia y la Unión Económica Euroasiática. Indonesia es el cuarto país con más población del mundo y el país mas grande del mundo musulmán. También, dentro de pocas semanas el primer ministro de Malasia visitará Rusia para dar seguimiento a su solicitud de adhesión al BRICS con el fin de ir “posicionándonos como un país que defiende su postura independiente sin hostilidad hacia nadie», como comentó el Primer Ministro de Malasia Anwar Ibrahim.
A inicios del próximo mes de septiembre, en la ciudad de Vladivostok en su costa del Pacífico, Rusia será huésped del Foro Económico Oriental donde los temas principales serán el
fortalecimiento de las relaciones comerciales de los países de la región Asia-Pacífico y el desarrollo en ese contexto de la región ártica y la Ruta Marítima del Norte. La Federación Rusa sigue con sus países aliados promoviendo la conectividad de los países regionales miembros del grupo BRICS y de la Unión Económica Eurasiática por medio del Corredor Internacional Norte Sur. China sigue desarrollando las múltiples iniciativas de la Franja y Ruta entre su territorio, Asia Central, Asia Occidental y Europa. Estas iniciativas incluyen el Corredor Económico China-Pakistán y Pakistán está explorando las posibilidades de la inter-conexión y la cooperación complementaria entre su puerto de Gwadar y el puerto iraní de Chabahar, un puerto clave para el Corredor Internacional Norte Sur.
Estos impresionantes avances en el desarrollo de la región eurasiática han alentado a algunos de los países miembros de la OTAN y de la Unión Europea a poner mayor atención a sus verdaderos intereses nacionales. El caso más obvio es Turquía, país miembro de la OTAN, cuyas autoridades han expresado interés tanto en ser miembro de los países BRICS como en integrarse a la Organización de Cooperación de Shanghai. Por su parte, el líder húngaro Viktor Orban ha criticado la manera en que la Unión Europea ha permitido a los Estados Unidos a manipular el balance de poder europeo entre Francia y Alemania por un lado, y por otro lado, Polonia, los países bálticos y, hasta cierto punto, los países escandinavos. Hasta el momento, Hungría ha sabido maniobrar dentro de la Unión Europea para defender los intereses soberanos de su país.
Orban argumenta «No permitiremos que nos encierren solo en uno de los dos hemisferios emergentes de la economía mundial; y no nos involucremos en la guerra contra Oriente. No nos uniremos a la formación de un bloque tecnológico opuesto al Este, y no nos uniremos a la formación de un bloque comercial opuesto al Este”. Sin embargo, es poco probable que la élite gobernante de la Unión Europea va a permitir que Hungría siga un camino independiente sin aplicar sus acostumbradas técnicas de chantaje y extorsión. Por ejemplo, con el visto bueno de las autoridades europeas, Hungría y Slovakia han sufrido el bloqueo por el régimen de Ucrania del suministro del petróleo ruso vital para sus respectivas economías.
Mientras la defensa por Viktor Orban de la soberanía nacional es visto como una anomalía en Europa, los países del mundo mayoritario lo priorizan, desde los países árabes hasta países africanos como Etiopía o Zimbabwe o las naciones de la Alianza de los Estados del Sahel, ademas de los países más grandes de Asia como Indonesia y la India. Occidente es impotente ante el desarrollo de este proceso. Su instinto mafioso es de recurrir a las arbitrarias e ilegales medidas unilaterales de extorsión que en la gran mayoría de los casos se han demostrado ser contraproducentes. En primer lugar no logran su objetivo y en segundo lugar alienta la creación de alternativas autosuficientes que anulan su impacto.
Esto se ha visto en el caso de la agresión económica contra Rusia, los absurdos intentos de bloqueo de alta tecnología contra China y el rotundo fracaso de las medidas coercitivas contra Venezuela. Pero cuando los dirigentes occidentales ven que sus medidas coercitivas ilegales no funcionan, entonces recurren al patrocinio del terrorismo como se ha visto repetidamente en Venezuela, en Irán y en Rusia, además de otros países. Occidente sigue su acostumbrada lógica gangsteril advirtiendo al mundo mayoritario «Haz lo que queramos o ya verás…» Pero esta histórica postura agresiva ahora convence a cada vez menos países donde sus pueblos y gobiernos están mirando hacia nuevos horizontes de respeto, igualdad y solidaridad entre las naciones y están tomando los caminos políticos y económicos que conducen hacia allí y hasta más allá.
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