Por: Stanlin Vladímir
Hoy hablaremos del «viejo loco» de John Bolton de 75 años de edad, el «halcón» caído en desgracia en la administración del otro loco Donald Trump. Donde se desempeñó como su asesor de seguridad del Gobierno en la Casa Blanca entre (2018-2019)
«Bigote de brocha» es considerado un intervencionista y conservador. Hace unos días fue noticia nuevamente, al ser consultado por la agencia EFE, sobre si tenía conocimiento de una supuesta salida negociada entre el Presidente Nicolás Maduro y EE.UU. lo cual provocó una respuesta disparatada de su parte: «La única negociación que debemos hacer con Maduro es sobre qué quiere almorzar en el avión que lo lleve a Cuba».
Bolton fue humillado por su antiguo jefe y salió de la Casa Blanca en septiembre de 2019 de forma aparatosa tras una ristra de desavenencias con el presidente, empezando o más bien terminando, con la propia naturaleza de su cese. Bolton aseguró en esa ocasión que dimitió, aunque Donald Trump anunció su despido vía Twitter. Este anciano es un vividor de la politíca estadounidense. Su mentalidad es de un genocida, sirvió en los Gobiernos de Bush, padre e hijo, posteriormente asumió el cargo de consejero de Seguridad Nacional con un discurso feroz contra Irán, en línea con lo que buscaba el presidente Trump.
John Bolton, es el mismo que en una entrevista en vivo por la cadena CNN, se jactó de haber ayudado a planear golpes de Estado en otros países y afirmó que el asalto al Capitolio de Washington en enero de 2021 “se quedó corto”.
El decrépito politiquero estadounidense tiene un largo historial delictivo en el que podemos sumarle que cuando fue asesor de Donald Trump, Bolton fue el artífice del endurecimiento de las políticas de EE. UU. Hacia los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que denominó como la «troika de la tiranía» pero la realidad nos dice que el único tirano es este senil de bigote blanco, parásito del imperio.
Este político que se define como anticomunista, intempestivo y hostil, pero también yo le agregaría que sufre del «síndrome de Napoleón», desde el cargo de asesor de seguridad lideró el intento de derrocamiento del compañero Nicolás Maduro y defendió las sanciones económicas tanto para el Gobierno como para la petrolera estatal PDVSA.
En el caso de Cuba, el viejo Bolton metió cizaña y acabó parcialmente con el acercamiento que el expresidente Barack Obama había iniciado en la Isla, al tiempo que restringió viajes y remesas.
En el Gobierno sangriento e intervencionista del dictador Ronald Reagan (1981-1989), Bolton fue coordinador de programas y políticas de la Agencia para el Desarrollo Internacional, encargado de diseñar la estrategia sobre los países en vía de desarrollo. Luego, en la década de 1990, fue titular del área de Control de Armas y Asuntos de Seguridad Internacional. Entre 2005 y 2006, en el Gobierno de George Bush, hijo, fue embajador ante la ONU.
En el 2020, Bolton, un político sediento de protagonismo internacional, lanzó a la venta las «memorias de su paso por la Casa Blanca».
Como respuesta, en ese entonces, La Casa Blanca interpuso una demanda de 27 páginas alegando que el libro de Bolton contenía «cantidades significativas de información clasificada que se le solicitó al demandado eliminar». La demanda no prosperó, el libro salió a la venta y fue un fracaso.
En el mismo, se revelaba que Maduro derrotó a Trump al evitar su caída, además que el líder supremo de Corea del Norte también le ganó la partida a Trump al evitar un ataque del imperio y lograr una cumbre con el mismísimo Donald Trump. También se contó que Trump tiene una gran admiración por el Presidente Putin y que este supuestamente ejerce una gran influencia sobre el republicano, además de detallar que Trump anhelaba una reunión con el líder supremo iraní, el Ayatolá Alí Jamenei.