Escrito por: Carlos José Blandón Ruiz (Ganador del III Concurso de Ensayo “Darío, Azul Intenso”)
Casi siempre que se escribe sobre la vida del Rey de las Musas se piensa en una historia fantástica, propia de un cuento de hadas. Por esta razón, este ensayo pretende elucidar a ese Darío que no conocemos y apenas sospechamos, vislumbrando datos subrepticios que esconden la vida y obra del bardo nicaragüense. En principio, su infancia estuvo marcada por una secuencia de pérdidas y anonimatos. En su Autobiografía, él mismo nos adelanta que su nacimiento se dio luego del divorcio de sus padres: «Un mes después nacía yo en un pueblecito […] llamado antaño Chocoyos y hoy Metapa» (p. 2).
Allí el nicaragüense sol de encendidos oros iluminó la cuna del gran hijo de Pan aquel 18 de enero de 1867, en una carreta antes de llegar a Metapa, análogo al advenimiento del Mesías, lo cual no es mera coincidencia: «Doña Rosa, al llegar a Metapa, fue informada que como no había hotel ni posada pública, […] indicaron que el mejor lugar donde podría hospedarse era donde doña Cornelia Mendoza» (Tünnermann, 2016, p. 8). Darío ni siquiera había podido nacer en su propia casa. No obstante, nunca perdió de vista su origen y siempre volvió allí sus ojos, en sus versos y en su prosa. Con saudade, evocaría detrás de ese «Azul…» con que intituló su obra primicial, el azul natural de las aguas y cielos de su Nicaragua natal, uniéndolo con todos esos recuerdos profundos de infancia y juventud.
El niño-prodigio que durante mucho tiempo firmó con el apellido de su tío Félix Ramírez, el mismo que fue hallado en Honduras bajo las ubres de una vaca, el asiduo lector debajo de aquel jícaro bajo cuyas ramas leía y que dormía con la luz encendida por miedo a las lechuzas, fue el artífice incólume de más de un centenar de obras literarias que marcarían los albores de una inflexión literaria que, atendiendo a Silva (2014), halla cabida en «la multiplicidad de sus referencias, todos esos pequeños rasgos españoles, helénicos, franceses, italianos, ingleses, alemanes, arábigos, hebreos, chinos, índicos que hacen de sus versos quintaesencia de ingentes lecturas» (p. 7). De ahí que la cantera literaria rubendariana sea considerada con justicia: trascendental.
En Rubén, el modernismo hispánico encontraba a uno de sus más legítimos representantes. Un Darío ubérrimo que logró granjearse en los ambientes literarios más intrincados pero promisorios de su época, teniendo como estandarte la poesía que melificó sus acritudes como hombre y como artista. En su lírica descansan las grandes renovaciones poéticas, cuyos estilos secretos vieron la luz en sus moralizantes poemas-fábula como El zorzal y el pavo real, y La queja del establo; poemas-cuento como A Margarita Debayle, y Los motivos del lobo; poemas-oración como Reponso a Verlaine, poemas-epístolas como las que logró escribir con gran erotismo a su princesa Paca; y otra multitud de páginas versificadas en las que Darío ofrece su esfuerzo, su nombre y su sueño.
Darío no solo fue el genio de las ninfas, la campánulas, las liras, los cisnes, los sátiros y los centauros, sino también el creador de infinitas metáforas, anáforas, sublimes comparaciones y aliteraciones; fue el poeta de los encabalgamientos, de los polisíndeton e hipérbaton, el Darío de los sonetos de trece versos, de los sonetos con estrambote, de las odas. En definitiva, el Rey de las Letras Castellanas del siglo XXI, quien en calidad de Artífice de la Palabra logró dominar la mayor variedad de metros, increpando a otros coetáneos que empleaban con monotonía los endecasílabos y octosílabos. ¿Acaso no fue nuestro Rubén quien puso en circulación versos como los endecasílabos, dodecasílabos y los alejandrinos que habían caído en desuso aun por poetas clásicos, otorgándoles mayor musicalidad?
Darío huyó de cualquier expresión simplista, gastada e insonora, y abogó por el arte del matiz, por lo cual Traver (2017) añade que, en su versar, utilizó variedad de campos semánticos de gran significancia, como el de las flores, el de las piedras preciosas, el de la música o el de los materiales de lujo, y no deja de ser nítido en su intertextualidad de los mitos greco-romanos, y la producción de neologismos (párr. 5). No en vano, Rodríguez (2016) refiere que frente a estas revoluciones a las letras, Darío dividió la literatura en un antes y un después de él, pues marcó todas las letras hispánicas y universales. Bautista Lara (2015) añade que fue esa sensibilidad estética para abordar una diversidad de temas lo que lo hizo: «historia y leyenda, realidad y mito, pasado y actualidad» (p. 41).
En definitiva, luego de su periplo por tierras y mares remotos en pos de un ideal, se vio obligado a dejar la pluma sobre el tintero y volver a la patria que lo vio nacer. Inmortal y Universal regresa a León, bajo su última voluntad: «Pero quiero que mis despojos sean para Nicaragua; ya que mi patria no me guardó vivo, que me conserve muerto». El homérico escritor sucumbe el tétrico 6 de febrero de 1916, a las 10: 30 minutos de la noche. Aquella fue hora de luto, más que para América, para la Raza, más que para la Raza, para el Arte.
Han pasado ya 158 años de haber nacido en esta cintura de América y 109 de su tránsito al cronotopo sideral, y don Rubén Darío sigue siendo el escritor más influyente de Nicaragua, Centroamérica y el Mundo, inspirando la pluma de tantos jóvenes que como yo, continuamos resignificándolo y redescubriéndolo en cada escrito suyo, a ese liróforo por antonomasia, egregio paladín, sembrador de ideas e imágenes a quien debemos toda la lira que plañir pudieran los poetas de todos los tiempos. Es por ello que, para el amante de ensueños y formas, que viene de lejos y va al porvenir, para caballero andante de los versos, para la alondra que llegó hasta su último crepúsculo cantando, pido una inscripción no más: «Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo, nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan».
Referencias
Bautista, F. J. (2015). Último año de Rubén Darío. I Parte: Guatemala, El Salvador Costa Rica y Nicaragua. Managua: La Salle Siglo XXI.
Darío, R. (2003). Autobiografía de Rubén Darío. Madrid: Mundo Latino.
Rodríguez, M. (2016). Ensayos Hispanoamericanos. Estelí: UNAN-Managua .
Traver, J. (19 de enero de 2025). Rubén Darío, el verso azul y la canción profana. https://www.que-leer.com/2017/07/28/ruben-dario-el-verso-azul-y-la-cancion-profana/
Tünnermann, C. (2016). Apuntes sobre la vida y obra de Rubén Darío. https://sajurin.enriquebolanos.org/docs/ApuntesSobreRubenDario-libro-CarlosTunnermann.pdf
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