Barricada

Las Heroicas Mujeres del Cuá

“Nos debemos a la Lucha Revolucionaria de las Mujeres nicaragüenses, y de Hombres y Mujeres nicaragüenses, y de las Familias Nicaragüenses, que hemos sabido resistir todos los embates de los imperialistas de la Tierra, expulsarlos de nuestras Tierras, y vencer. Y hoy, construyendo desde la Paz el Bienestar de Tod@s, nos sentimos más que orgullosas, bendecidas nosotras las Mujeres, Dadoras de Vida; Prosperadas porque trabajamos y porque tenemos Conciencia de Avance, y Conciencia enorme, inmensa, conquistada a través de esos millones de Mujeres que somos todas”.

Compañera Rosario Murillo, 08 de marzo 2024

La brutal represión de la Guardia Nacional de la dictadura somocista marcó la vida de muchas mujeres que, a pesar de ser atacadas y desplazadas, decidieron permanecer firmes en su apoyo al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). A solo unos kilómetros de Santa María de Tasuá, fueron descubiertas por las fuerzas somocistas y tras ser trasladadas al Cuá, un lugar en el que la Guardia Nacional tenía su cuartel general, fueron sometidas a vejámenes y violencia.

El Cuá, se convirtió en un infierno para estas mujeres. Durante su cautiverio, sufrieron torturas y violaciones, pero jamás traicionaron a su causa ni a los compañeros que luchaban por la liberación de Nicaragua. “Nos sacaban a medianoche y nos decían que nos iban a matar si no decíamos la verdad, que nos iban a desaparecer. A muchas compañeras las violaron”, relató una de ellas.

Para ellas, la lucha era un compromiso absoluto con el futuro de Nicaragua, y permanecieron en las montañas, en los mismos territorios de donde partieron las primeras columnas guerrilleras del FSLN. Sin su valentía y entrega, la historia de la guerra de guerrillas en Nicaragua no sería la misma.

En el marco de la lucha revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional, las mujeres desempeñaron un rol fundamental no solo en las labores de apoyo logístico y de información, sino también como protagonistas directas de la resistencia ante la represión de la dictadura somocista. El norte de Nicaragua, particularmente en los departamentos de Jinotega y Matagalpa, fue un escenario clave para la organización campesina y guerrillera que, con la colaboración incansable de mujeres como las heroicas del Cuá, sentó las bases para el triunfo de la Revolución.

La lucha desde la montaña

El proceso de organización en el campo comenzó con las primeras incursiones guerrilleras del FSLN, entre ellas la Gesta Heroica de Raiti-Bocay, que se extendió desde el 23 de julio hasta el 27 de octubre de 1963. A partir de ese momento, la colaboración de los campesinos con la guerrilla sandinista se intensificó. Fue en este contexto donde figuras como Rigoberto Cruz (Pablo Úbeda), Bernardino Díaz Ochoa y Benigna Mendiola comenzaron a organizar, no solo a los hombres del campo, sino también a las mujeres.

Benigna Mendiola, pareja de Bernardino Díaz, se convirtió en una de las organizadoras de las mujeres en la región del Cuá, un área estratégica para el FSLN. A través de su esfuerzo, logró movilizar a mujeres campesinas que, sin dudarlo, asumieron un rol activo en el apoyo a la lucha. Las mujeres del Cuá no solo actuaron como mensajeras y colaboradoras logísticas, sino también como protectoras y guardianas de los guerrilleros, que en muchas ocasiones se veían obligados a esconderse.

La vida en las montañas de Jinotega y Matagalpa no era fácil. Los campesinos, a menudo mal alimentados y viviendo en condiciones de extrema pobreza, trabajaban largas jornadas en las fincas. Las mujeres, como la propia Benigna, tenían que asumir múltiples roles. No solo organizaban la resistencia en sus comunidades, sino que también tejían una red de apoyo que se extendía más allá de las montañas, llevando la lucha del FSLN al ámbito nacional e internacional.

El día del secuestro

El 10 de marzo de 1970, la represión alcanzó a las mujeres del Cuá de manera particularmente brutal. A pesar de la brutalidad de los guardias somocistas, estas mujeres se mantuvieron firmes. Ninguna de ellas traicionó la lucha, a pesar de las torturas, la lealtad y el amor por la causa revolucionaria nunca flaquearon.

Entre las mujeres que sufrieron esta represión estaba María Venancia Hernández, quien tras ser encarcelada por tres meses en la montaña, fue liberada con el cuerpo ya cadavérico, con más de 90 años, sorda y extremadamente desnutrida. Junto a ella, Amanda Aguilar, de 50 años, fue liberada con sus hijas Petrona y Marina, de 6 y 9 años, quienes también padecían de paludismo y desnutrición. También estuvo Cándida González, de tan solo 16 años, quien quedó al cuidado de una niñita parienta suya de 6 años. Tras superar las torturas, estas mujeres fueron llevadas a Managua, donde todavía sufrían las secuelas físicas de las torturas y el hambre.

Entre los relatos, estas valientes mujeres contaban con tristeza los terribles momentos vividos en prisión. Recordaban la brutalidad de las patrullas militares que entraban y salían, llevando a prisioneros que nunca regresaban. “A Esteban lo montaron en el helicóptero, al poco rato regresaron sin él…” “A Juan Hernández, lo sacó la patrulla una noche y no regresó más…” “Otra noche sacaron a Saturnino González y no lo volvimos a ver…” narraban las mujeres, mientras las emociones se mezclaban con los recuerdos de la pesadilla vivida en prisión.

A pesar de las condiciones inhumanas que enfrentaron, como la falta de alimentos y la brutalidad de los interrogatorios, estas mujeres continuaron su resistencia. Una vez trasladadas a “El Carmen”, la situación empeoró. “No nos daban de comer… una cocinera de la ‘hacienda’ nos pasaba escondida, tortillas con sal y por café, agua…” relataban. Algunas, como Matilde, sufrieron aún más, ya que abortó mientras era interrogada durante toda una noche.

El relato de estas mujeres no solo habla de la represión, sino también de un coraje incontenible. Cándida, con tan solo 16 años, fue violada por un guardia somocista que le ordenó lavar su pantalón, solo para luego someterla a abusos. A pesar de su juventud, Cándida resistió la tortura y, más tarde, dio a luz a una hija muy desnutrida y diminuta, quien milagrosamente sobrevivió. “Cándida es una joven de 16 años con una niña que amamanta muy diminuta y desnutrida la que milagrosamente se mantiene con vida”, describían las mujeres.

Las historias de mujeres como Amanda, María Venancia, Cándida y muchas otras revelan el sacrificio y la resistencia que definieron la lucha revolucionaria. Estas mujeres, junto a los combatientes del FSLN, hicieron posible la resistencia en el campo, en un entorno de persecución y represión constante. Sin su colaboración, el FSLN no habría podido sostener su lucha ni haber alcanzado la victoria en 1979.

Hoy, al conmemorar la Revolución Sandinista, es fundamental recordar a las mujeres que, a pesar de ser constantemente invisibilizadas por la historia oficial, fueron esenciales en la construcción de un Nicaragua libre, soberana y socialista. Las heroicas mujeres del Cuá son un símbolo de la valentía, el coraje y la determinación de todas las mujeres que lucharon por un futuro mejor para Nicaragua.

Fuentes:

https://cuadernosandinista.com/2019/10/04/las-mujeres-del-cua-un-horrible-relato

https://www.visionsandinista.net/2018/09/22/angustia-y-gritos-de-ay-ay-de-una-de-las-mujeres-del-cua

https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:149857-10-de-marzo-de-1970-honor-y-gloria-a-nuestras-heroicas-mujeres-de-el-cua

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