En San Juan de Oriente, Masaya, donde la artesanía, la alfarería y la gastronomía son parte viva de la cultura que se hereda de generación en generación, Jimmy José Nororis Cano, de 42 años, se ha convertido en un orgulloso guardián de la tradición del pan casero. Su madre fue pionera en la elaboración de este producto típico en el municipio, y hoy, Jimmy sigue sus pasos con dedicación y pasión.

«Es un gran orgullo, porque mi mamá y mis tías pasaron por este proceso y nos enseñaron, nos inculcaron esta tradición que ahora es un recurso que nos sostiene», comenta Jimmy. Aunque en sus inicios se dedicaba a la artesanía en cerámica, otra actividad emblemática de San Juan de Oriente, decidió asumir el legado panadero que su familia le transmitió.
Actualmente, su panadería distribuye productos tanto en San Juan de Oriente como en Catarina, y ha recibido asesorías que le han permitido mantener la calidad y autenticidad del pan tradicional. «Los jóvenes deben trabajar en estos emprendimientos, porque son beneficiosos para nuestras familias y para continuar con el legado de nuestros ancestros», señala, convencido de que el arraigo cultural también puede ser una fuente de desarrollo económico.

Una de las mayores satisfacciones para Jimmy es ver cómo su pan trasciende fronteras: visitantes nacionales, extranjeros y emigrantes que llevan el sabor de su tierra a lugares como Costa Rica, Estados Unidos y otros países. «Es un orgullo saber que lo que hacemos en nuestro pueblo es valorado fuera», expresa con emoción.
Entre los rasgos distintivos de su panadería destaca el uso de la hoja de chagüite, una técnica que su madre inició y que hoy forma parte de su identidad. «Cuando era pequeño no le daba mucha importancia, simplemente seguía lo que ellos hacían. Dicen que es una marca, pero en realidad es algo distintivo que realza el sabor del pan», explica. La elaboración consiste en colocar pedazos de hoja de chagüite encima y debajo del pan antes de meterlo al horno, un detalle que no solo aporta aroma y sabor, sino también historia.

Con cada pan horneado, Jimmy mantiene viva una tradición que no solo alimenta a su comunidad, sino también su identidad como nicaragüense.

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