En un emotivo y firme acto celebrado desde la Plaza La Fe, los Copresidentes de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega y Compañera Rosario Murillo, encabezaron la jornada central en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores y en homenaje al Comandante Tomás Borge, a 13 años de su paso a la inmortalidad.
Recordando la historia reciente, el Comandante evocó los hechos del 30 de abril de 2018, señalando que desde la Plaza de las Victorias ya se sentía la embestida de los enemigos de la paz y de los pobres. “La oligarquía se juntó con los traidores y vende patrias, alimentados por agencias intervencionistas de gobiernos imperialistas que no soportan los procesos revolucionarios”, denunció.
En su repaso histórico, el Comandante Ortega recordó cómo desde 2007 Nicaragua logró un inédito acuerdo nacional entre trabajadores, campesinos, empresarios y banqueros. “La paz nos permitió avanzar, mejorar la vida desde el más pobre hasta el más rico, con entendimiento y crecimiento económico”, señaló.
Sin embargo, denunció que detrás de ese período de armonía, operaban en silencio las garras del imperialismo que, a través de amenazas, sanciones económicas y chantajes bancarios, buscaban romper la unidad nacional. “El detonante fue la reforma al Seguro Social donde se pedía a los empresarios aportar un poco más en favor de los trabajadores. Fue entonces que activaron grupos entrenados desde embajadas extranjeras”, advirtió.
Asimismo, recordó cómo la campaña desestabilizadora inició con el incendio en la Reserva Indio Maíz, utilizado como pretexto por los enemigos de la paz para desatar una ofensiva mediática y política contra el Gobierno Revolucionario. “Decían que el Gobierno no hacía nada, cuando fueron nuestras manos, nuestros campesinos, nuestro Ejército y Policía los que sofocaron el fuego, sin recursos yanquis, solo con la fuerza del pueblo”, expresó.
El Comandante también denunció que en abril de 2018 se activó un plan articulado con grupos armados para atacar cuarteles de la policía Nacional, destruir universidades, hospitales y escuelas. Señaló que incluso, sectores empresariales, obispos y actores extranjeros apoyaron la desestabilización y la violencia. “Se pidió que acuarteláramos a la Policía mientras atacaban con violencia. Masaya resistió con disciplina. En ningún país del mundo permitirían eso”, subrayó.
Reveló que la Conferencia Episcopal presentó una carta exigiendo la disolución de los poderes del Estado y su renuncia en tres días. “Eso se llama golpe de Estado. No respondimos con violencia, solo dijimos que la recibíamos. Creyeron que aceptábamos. Estoy seguro de que el Papa Francisco nunca supo de esa barbaridad”, declaró.
Ante esa situación, afirmó que no quedó otro camino más que desmontar los tranques y capturar a los responsables de crímenes. “Fue una operación firme, rápida y ordenada. Se desmontaron todos los tranques. Algunos quedaron presos, pero lo mínimo que merecían después de asesinar y destruir. Fue una victoria del pueblo de Nicaragua”, afirmó con fuerza.
Durante su discurso, el Comandante Daniel Ortega destacó que la paz ha sido restablecida y que Nicaragua, hoy por hoy, posee uno de los mayores índices de crecimiento económico en la región. “Gracias a Dios, gracias al pueblo, tenemos paz. Una paz que debemos cuidar, porque el mundo está revuelto y el fascismo busca dominar. Nicaragua es un oasis de paz y así debemos seguir construyéndola”, expresó.
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