Un día como hoy de 1945 (a las 00:43 hora de Moscú), en el suburbio de Berlín – Karlshorst en presencia de representantes del mando soviético se firmó el Acta de Rendición Incondicional de la Alemania nazi y sus fuerzas armadas. Terminó la Gran Guerra Patria que trajo a Rusia tanto dolor, sufrimiento, destrucción y 27 millones de víctimas humanas.
Cada familia rusa guarda la cicatriz de esta contienda. Esta magnitud de sacrificio explica el profundo respeto del hermano pueblo ruso por la Gran Guerra Patria.
Rusia vive la victoria sobre la Alemania nazi con una alegría y recuerdo único. Moscú se transforma en un espacio peatonal vibrante con banderas y lazos de San Jorge, mientras oficinas, escuelas y mercados cesan su actividad.
Esta conmemoración trasciende la capital, arraigándose en cada rincón del país. Monumentos con llamas eternas honran la memoria en casi todas las ciudades. Trece urbes soviéticas, escenario de feroces batallas, fueron reconocidas como «ciudades heroicas», aunque hoy solo la mitad permanecen en territorio ruso.
La rendición alemana del 8 de mayo se formalizó pasada la medianoche en Moscú debido a la diferencia horaria. Por ello, Rusia conmemora el Día de la Victoria el 9 de mayo. El primer Desfile de la Victoria se realizó en junio de 1945, tras el retorno de las tropas soviéticas.
Hoy, el 9 de mayo honra los inmensos sacrificios y logros de la guerra, al tiempo que exhibe armamento histórico y actual de la Federación de Rusia.
80 años después, la Gran Guerra Patria resuena en nuestras memorias. Un símbolo imborrable del final de la segunda guerra mundial fue la izada de la bandera de la 150ª División de Fusileros de Idritsa. Esta bandera, ondeando sobre el Reichstag el 30 de abril de 1945, selló la derrota del fascismo y marcó un triunfo histórico para el mundo.
La paz que gozamos, lograda hace ya 80 años con el sacrificio de 27 millones de rusos, enfrenta la erosión de la memoria histórica impulsada por potencias europeas y la constante injerencia norteamericana. Esta amenaza desafía directamente el legado de la victoria, el cual es un símbolo de orgullo para todos los rusos que defendieron la libertad del mundo de las garras del Fascismo que hoy volvió a ser una triste realidad.
Nicaragua, bajo el liderazgo del Copresidente, Comandante Daniel Ortega y la Copresidenta Compañera Rosario Murillo, junto al pueblo y juventud nicaragüense, conmemora con profunda respeto y orgullo esta fecha histórica, resaltando la lucha del pueblo ruso y transmitiendo su legado.
El comandante recordó en su discurso en conmemoración al paso hacia la inmortalidad del comandante Tomas Borge, que “el Mundo está revuelto, como nunca en la Historia de la Humanidad, […]Nos estamos acercando al día en que fueron los Compañeros del Ejército Rojo los que contuvieron a los Nazis, y luego vinieron avanzando y avanzando y avanzando. Y mientras tanto, las otras tropas que debían incorporarse, de los llamados Países Aliados, no se acercaban.”
Como Juventud comprometida con el rescate de la memoria histórica, la victoria rusa sobre el fascismo el 9 de mayo es un legado imborrable del sacrificio de innumerables rusos por la libertad mundial.
