Biografías

Comandante Ernesto Che Guevara, arquetipo del Hombre Nuevo

Escrito por : Manuel Lucero 9 de octubre de 2025

Por: Manuel Lucero

“Che” Guevara dejó la responsabilidad de ser heroico todos los días, contribuyendo con sus acciones al cambio necesario en el mundo y en cada individuo”

Rosario Murillo, Co-Presidenta de Nicaragua

“Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de nuestro pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso pensamos que lo hemos perdido? Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz.  Pero el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, nosotros – que los conocimos tan de cerca- podemos ser en grado considerable herederos suyos”.

Comandante Inti Peredo. 

El comandante Ernesto Che Guevara, desde sus días juveniles en su natal Argentina, acostumbró anotar minuciosamente sus experiencias.   Son conocidos sus diarios de viaje por Latinoamérica, el tiempo vivido en Guatemala durante el gobierno revolucionario de Jacobo Árbenz Guzmán, el coronel de la dignidad, derrocado por derechistas locales con el apoyo estadounidense; el tiempo en México, donde conoció a los Comandantes Fidel y Raúl Castro Ruz y demás militantes del Movimiento 26 de Julio (M-26-J), los diarios de la lucha del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, en Cuba.  El diario de la misión internacionalista en El Congo y el Diario de la campaña del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Bolivia.   En este diario quedó constancia de la ardua preparación, de la dureza de la vida guerrillera, las fatigosas marchas en las selvas bolivianas.  

El Che escogió Bolivia para establecer un foco guerrillero que encendiera la gesta libertadora de todo el continente.  Era Bolivia en ese entonces un país de cuatro millones de habitantes sumamente empobrecido a pesar de sus riquezas minerales.  La zona de operaciones fue el río Ñancahuazú, afluente del Río Grande, en el límite de los departamentos de Santa Cruz y Chuquisaca. Aquí se desarrolló la gesta guerrillera entre los años 1966 y 1967,

El Diario del Che en Bolivia comienza el 7 de noviembre de 1966 y termina con las anotaciones del día 7 de octubre De 1967.  El 8 de octubre, la columna de 17 guerrilleros libró el último combate con el ejército boliviano y sus asesores yanquis.  Fue herido y capturado, al día siguiente, 9 de octubre, fue trasladado, junto a otros guerrilleros, al pueblo de la Higuera, donde fue cobardemente asesinado por ordenes que llegaron desde La Paz.

         Los asesinos se apoderaron de las escasas pertenencias del Che, entre ellas un cuaderno verde con una antología propia de poemas, y el diario de la campaña en Bolivia.   Este diario fue hecho llegar a Cuba, por Antonio Arguedas Mendieta, Ministro del gobierno de Barrientos, por medio del periodista boliviano Víctor Saniel, que lo llevó a Chile camuflado en unos discos de música boliviana dándoselo a la revista Punto Final, que fue la que lo hizo llegar a las manos del Comandante Fidel Castro Ruz.    El Diario del Che en Bolivia fue publicado en Cuba  el 26 de junio de 1968, “Año del Guerrillero Heroico”, con una extraordinaria introducción escrita por el Comandante Fidel Castro Ruz, en la que destaca la posición del Comandante Guevara ante su eventual muerte, su entereza en las últimas horas de vida ante la cobardía de sus asesinos.   De esta introducción, hemos seleccionado algunos párrafos que compartimos como homenaje al arquetipo del Hombre Nuevo, nacido en el fragor del combate por el socialismo, el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che, que nos sigue convocando a la lucha cotidiana, con dureza y ternura.

Nada podrá evitar la marcha inevitable de la revolución

“Che contemplaba su muerte como algo natural y probable en el proceso y se esforzó en recalcar, muy especialmente en sus últimos documentos, que esa eventualidad no impediría la marcha inevitable de la revolución en América Latina.  En su mensaje a la Tricontinental reiteró ese pensamiento: “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo… En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas”.

El combate en la Quebrada del Churo

“El 7 de octubre escribió el Che sus últimas líneas.  Al día siguiente, a las 13 horas, en una estrecha quebrada, donde se proponía esperar la noche para romper el cerco, una numerosa tropa enemiga hizo contacto con ellos.  El reducido grupo de hombres que componían en esa fecha el destacamento, combatió heroicamente hasta el anochecer desde posiciones individuales ubicadas en el lecho de la quebrada y en los bordes superiores de la misma contra la masa de soldados que los rodeaban y atacaban.  No hay ningún sobreviviente de los que combatieron en las posiciones más próximas al Che”

“Los que defendían la posición por otra entrada de la quebrada a varios cientos de metros del Che, entre ellos Inti Peredo, resistieron el ataque hasta el oscurecer en que lograron despegarse del enemigo y dirigirse hacia el punto previamente acordado de concentración”.

“Se ha podido precisar que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el cañón de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizándolo totalmente.  La pistola que portaba estaba sin “magazine”.  Estas increíbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo.  Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales”.

El traslado del pueblo de Higueras

“Trasladado al pueblo de Higueras permaneció con vida alrededor de 24 horas.  Se negó a discutir una sola palabra con sus captores, y un oficial embriagado que intentó vejarlo recibió una bofetada en pleno rostro”.  “Reunidos en la Paz, Barrientos, Ovando y otros altos jefes militares, tomaron fríamente la decisión de asesinarlo.  Son conocidos los detalles de la forma en que procedieron a cumplir el alevoso acuerdo en la escuela del pueblo de Higueras.  El mayor Miguel Ayoroa y el coronel Andrés Selnich, rangers entrenados por los yanquis, instruyeron al sub-oficial Mario Terán para que procediera a asesinato.  Cuando éste, completamente embriagado, penetró en el recinto, Che – que había escuchado los disparos con que acababan de ultimar a un guerrillero boliviano y otro peruano – viendo que el verdugo vacilaba le dijo con entereza: “¡dispare! ¡No tenga miedo!”  Éste se retiró, y de nuevo fue necesario que los superiores Ayoroa y Selnich le repitieran la orden, que procedió a cumplir, disparándole de la cintura hacia abajo una ráfaga de metralleta.  Ya había sido dada la versión de que el Che había muerto varias horas después del combate y por eso los ejecutores tenían instrucciones de no disparar sobre el pecho ni la cabeza, para no producir heridas fulminantes.  Esto prolongó cruelmente la agonía del Che, hasta que un sargento -también ebrio- con un disparo de pistola en el costado izquierdo lo remató”.

Las horas finales

         “Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para él; pero ningún hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba. “Hasta la Victoria Siempre!

Bibliografía consultada:

El Diario del Che en Bolivia.  Noviembre 7, 1966, a octubre 7, 1967.  Instituto del Libro.  La Habana, 1968, AÑO DEL GUERRILLERO HEROICO.

Guido Álvaro Peredo Leigue (Inti).  Mi campaña con el Che.  Bolivia, 1969.