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A 131 años de Azul…

El 30 de Julio de 188, hace 131 años, se publico por primera vez  el Libro 📖 “Azul” de Rubén Darío; Barricada Arte comparte con los lectores una breve reseña de este magnifico libro

Azul… es un libro de cuentos y poemas, considerada una de las obras más relevantes del modernismo hispánico. Rubén Darío envió un ejemplar de regalo a Juan Valera, de la Real Academia Española. La reacción del crítico literario fue muy favorable. De este modo, la obra irradió el nombre de Darío por España y América, causando verdadera renovación en la poesía de la época.

Se publicó por primera vez en Valparaíso el 30 de julio de 1888. Dos años después, en Guatemala, apareció una segunda edición corregida y aumentada.

En la primera edición, el poemario estuvo conformado por 18 breves cuentos en prosa y 7 poemas.

En 1890 apareció la segunda edición en la que se suman 9 sonetos y otros cuentos; además de una carta del escritor Juan Valera, a modo de prólogo, que contiene juicios elogiosos como: «el carácter cosmopolita de sus escenarios y el tono afrancesado dentro de unas líneas perfectamente castellanas; y, sobre todo, que esto se haya logrado por un joven de 20 años, que apenas ha puesto el pie sino en unas pocas repúblicas hispanoamericanas».

En 1917, se publicó en Madrid una edición de Azul, con ilustraciones de Enrique Ochoa, que reproduce como facsímil la edición de Buenos Aires hecha por La Nación, en 1905.

La originalidad de Azul radica, entre otras cosas, en la atracción de elementos estéticos y de estilo desde otras literaturas y culturas, especialmente de Francia.

Esto permite que los poemas y cuentos se enriquezcan con un amplio vocabulario y variadas imágenes, lo que determina un particular estilo del texto.

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Azul sostiene un planteamiento claro del artista frente a las estructuras sociales. Todos los elementos transformadores de la sociedad de la época, como por ejemplo el cosmopolitismo estético y decorativo de las mansiones aristocráticas de ese período, la secularización que implicaba el acercamiento a nuevas creencias y mitologías, entre otros; Darío los asimiló y transmutó en Azul.

Con esta obra se realizó artísticamente, incluyendo la realidad que conoció en Chile y que en ese momento pesó determinantemente en su circunstancia vital.

El título

En el modernismo el color azul y el cisne blanco eran el símbolo del movimiento. En su primera edición, la obra llevaba un prólogo de su amigo chileno Eduardo de la Barra (quien junto a su amigo Eduardo Poirier ayudaron a que Darío concretara la publicación) con un epígrafe de Víctor Hugo, poeta muy admirado por Darío, que dice así: «L’art c’est l’azur».

En una nota a la segunda edición del libro, de 1890, el autor explica que esta cita del poeta francés motivó el título. Sin embargo, años después, en Historia de mis libros (1913), negó esta relación. Según explica en esta obra, el azul era para él «el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y firmamental».

Fuente: Memoria Chilena 

Pensamiento de otoño
de Rubén Darío

Huye el año a su término
Como arroyo que pasa,
Llevando del poniente
Luz fugitiva y pálida.
Y así como el del pájaro
Que triste tiende el ala,
El vuelo del recuerdo
Que al espacio se lanza
Languidece en lo inmenso
Del azul por do vaga.
Huye el año a su término
Como arroyo que pasa.

Un algo de alma aún yerra
Por los cálices muertos
De las tardes volúbiles
Y los rosales trémulos.
Y, de luces lejanas
Al hondo firmamento,
En alas del perfume
Aún se remonta un sueño.
Un algo de alma aún yerra
Por los cálices muertos.

Canción de despedida
Fingen las fuentes túrbidas.
Si te place, amor mío,
Volvamos a la ruta
Que allá en la primavera
Ambos, las manos juntas,
Seguimos, embriagados
De amor y de ternura,
Por los gratos senderos
Do sus ramas columpian
Olientes avenidas
Que las flores perfuman.
Canción de despedida
Fingen las fuentes turbias.

Un cántico de amores
Brota mi pecho ardiente
Que eterno abril fecundo
De juventud florece.
¡Qué mueran, en buen hora,
Los bellos días! Llegue
Otra vez el invierno;
Renazca áspero y fuerte.
Del viento entre el quejido,
Cual mágico himno alegre,
Un cántico de amores
Brota mi pecho ardiente.

Un cántico de amores
A tu sacra beldad,
¡Mujer, eterno estío,
Primavera inmortal!
Hermana del ígneo astro
Que por la inmensidad
En toda estación vierte
Fecundo, sin cesar,
De su luz esplendente
El dorado raudal.
Un cántico de amores
A tu sacra beldad,
¡Mujer, eterno estío
Primavera inmortal!

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