Cuando se piensa que la oposición venezolana no podía llegar a nuevos picos de miseria, logra poner una nueva cereza a todo lo hecho en los últimos años.
La negación del bloqueo impuesto por los Estados Unidos cabe como un mantra en sus vocerías y los medios de comunicación y propaganda que hacen eco de las noticias falsas con un sólo y único objetivo: la entrega del país al capital estadounidense, ávido de mantener su lugar de privilegio en América Latina y el mundo frente a la «amenaza china».
Tal actitud va de la mano con el saqueo de los bienes públicos venezolanos, de la mano de un corretaje de sicarios financieros y buitres que sobrevuelan en torno a las riquezas petroleras cual carroña de oro negro. El silencio mediático en este terreno es escandaloso, pues aquí funge como juez y parte y criminaliza todo lo que huela a chavismo y postura soberana.
De esta forma, los periodistas que día a día se llenan la boca de Venezuela son cómplices de los crímenes de lesa humanidad que se cometen para que en este país no lleguen los bienes necesarios para la subsistema, en el contexto de crisis social y económica que se vive.
Pero no se trata sólo de la omisión evidente de los voceros antichavistas, que traspasan las fronteras nacionales, bajo el manto sagrado de los medios corporativos, siempre en negación de que existen factores externos que imposibilitan la importación de alimentos y medicinas en el mercado internacional controlado por Occidente.