Estamos en ruta a la temporada más esperada de todo año, la Navidad. Ya hay ambientes que pintan sus frescores luces, colores y olores y para nosotros los nicaragüenses es más que especial por la tradición que arrastramos en muchos aspectos sobre todo porque es profundamente reflexiva, sentimental, familiar y hogareña sobre todo cuando nos llega revestida del aguinaldo, del 13avo mes que a todos nos encanta porque nos alivia las deudas, nos permite la compra de los juguetes para los niños o las deudas.
La Navidad, aunque es lo más lindo para la mayoría de los nicaragüenses, no es la única temporada en cuanto a vacacionar se refiere porque además tenemos, con otras connotaciones, pero igualmente disfrutadas, la semana santa, que para algunos es zángana y las fiestas y conmemoraciones patrias que también son generalmente días largos de descanso.
Aunque la navidad, la semana santa y las fiestas patrias desembocan siempre en temporadas de vacaciones hay algo que siempre empaña en la previa de cada una de estas vacaciones. Así las cosas, molesta e indigna, y con mucha razón, el alza desmedida, injustificable y depredadora de los precios en los alimentos, las frutas, las bebidas, los lácteos y hasta el hielo, lo que en muchísimos casos hace optar al ciudadano por quedarse en sus casas y no salir a ninguna parte porque el oportunismo de los acaparadores no tiene límites.
No meto el precio en los combustibles porque al menos estos ya están congelados, gracias al subsidio que decidió el gobierno sobre este tema hace varios meses, de lo contrario tenga usted por seguro que los gasolineros a estas alturas ya hubieran ahogado nuestras molestias con las millonadas y millonadas que se meten a la bolsa o igual hubieran paralizado al país junto a la economía nacional la que ha seguido creciendo porque aquí se decidieron políticas de contra impacto distintas a otros países que ya se encuentran en una irreversible recesión.
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Pero bueno el tema aquí no es analizar nuestra economía que Gracias a Dios va muy bien, sino poner sobre la mesa la actitud caníbal de los oportunistas acaparadores que tienen hoy la libra de frijoles hasta en 45 córdobas, y además te advierten, como para rematarte, que están baratos, que se podrían poner más caros y que el culpable, quien sabe quién es, porque el productor te dice que es el intermediario, este que el detallista y por último casi terminan echándole la culpa al cliente; el queso en muchos casos alcanzó los 100 córdobas, porque un día te dicen que por la sequilla las vacas no pastan como deben y otros le endosan el problema al invierno porque como ahora sí hay pasto entonces hay sobre abundancia de leche que se pierde porque es tanta que el acopio paga muy bajo el litro y que entonces es preferible botarla o dársela toda al ternero; la cajilla de huevos llegó a 165 córdobas el pequeño argumentando que las ponedoras no se alimentan bien pues los cereales vitaminados dice ellos que han subido mucho el costo y cuando se hace una investigación sobre el precio de los insumos talvez subieron un 10%, pero ellos te dicen que hasta el 200% y entonces te clavan.
Vistas las cosas objetivamente no hay que perder de vista que estos gringos imperialistas, que no comen zacate porque no les da la nuca, pues a ellos les afecta también, son los únicos culpables de una inflación mundial que tiene al planeta en una profunda crisis alimentaria. Eso es lo que generaron cuando el imperio y sus perros de pelea en la OTAN, usando a Ucrania, para armar una guerra contra Rusia, desestabilizaron el sistema de acopio, distribución, venta y compra de muchísimos productos y de eso estamos conscientes casi todos, pero eso no puede ser de ninguna manera un argumento que justifique a los acaparadores y oportunistas en Nicaragua que nos quieren ver cara de babosos.
La guerra del imperio norteamericano contra Rusia, en esta etapa es reciente, pero lo aprovechado que son estos delincuentes que nos asaltan a plena luz del día es de años y siempre cuando vienen las vacaciones de semana santa, las fiestas patrias y navidad, es cuando se ponen de acuerdo y entre más productos encarecidos haya mejor porque así ganan todos, es decir, ellos.
Siempre se referenció a Nicaragua como el granero de Centroamérica. Nos tomó años después de 1979 llegar a este 2022 teniendo a Costa Rica como comprador de un altísimo porcentaje de nuestro frijol; a los políticos hondureños reconociéndonos como grandes productores de alimentos y carnes, lo que quisieran ser ellos; al Salvador aceptando que somos el principal proveedor de lácteos y sus derivados y aun con todo somos un país que con solo lo que va a generar la cosecha de postrera de frijol, ya en estos días, podemos seguir vendiendo y garantizando el consumo interno hasta febrero del próximo año.
Pero bueno el asunto inflacionario no es solo en los granos. Sube la cebolla, la chiltoma, el tomate, el repollo, la carne, el pollo, el pan, la tortilla, el plátano, el aceite y todo lo que represente alimentos o ingredientes para transformarlos, es decir, como que se alinean para asestar el garrotazo perfecto al consumidor y eso no puede ser, al menos en la forma en que los oportunistas y acaparadores quieren, porque al margen de las leyes del mercado, aquí estamos frente a una voracidad insaciable y criminal.
A mí eso del libre mercado no me cae o no lo digiero porque si eso es impunidad para que alguien desde los precios que impone me asalte descaradamente, porque viene una temporada alta en la que se adelantan salarios o con el mismo salario adelantado viene el aguinaldo, entonces yo no estoy frente a un comerciante estoy frente a un ladrón, frente a un vulgar y ordinario ratero que no me deja más salida que comprarle sí o sí, porque es tal la voracidad, que ni a la oferta y demanda podemos optar, pues cuando el que está a un lado se da cuenta que el vecino está vendiendo caro, entonces aquel que lo tenía un poco más bajo lo equipara para “ganar” o mejor dicho robar mejor y de la misma manera.
Que triste decir estas cosas, pero más triste seria no decirlas, porque al sí hacerlo, inspirado en la grita de quienes al final –todos- nos sentimos manos arriba, contribuimos a poner las cosas en su verdadera dimensión y sobre todo a recordar que en casos como este el gobierno sandinista es cuando sale al paso a frenar tanto abuso contra el hogar porque es ahí hacia dónde apuntan las baterías del ratero.
La definición dice que el Libre Mercado se define como aquel donde los precios se establecerán por el intercambio entre los demandantes y los ofertantes, sin que intervenga ningún factor externo, pero como dije antes los que demandamos precios razonables no encontramos ofertantes solidarios y es ahí cuando yo veo correcto que el gobierno se anima, aun así exista producción nacional, a traer de afuera lo que desde adentro no se puede comprar por los altísimos precios, porque es lo único que funciona para bajar la glotonería de los acaparadores y agiotistas.
En el mercado oriental hay cualquier cantidad de bodegas muy custodiadas llenas de granos básicos y otros productos bajo llaves y si usted va a cualquier parte de ese mercado a comprar porque supone encontrar en el precios más generosos, usted de todas maneras, se sentirá maltratado, porque ya el rumor de que todo está más caro o hay falta de abastecimiento, andará por todas partes y no tendrá más opción que dejarse crucificar porque ni modo no es culpa del comerciante que quiere hacer lo mejor para su bolsa.
Aquí no nos chupamos el dedo, en estas cosas y en estas temporadas ya venimos de vuelta y lo mejor sería apresurar la importación de todos esos productos que los agiotistas y acaparadores nos han encarecido para que todo eso que tienen embodegado para especular con los precios se les llenen de gorgojos o se les pudran y ya veremos si van a seguir con el jueguito ese de que yo no fui, fue Tete, porque al final nadie resulta culpable.
Aquí está claro, por anuncio realizado por la vicepresidenta que el aguinaldo empieza a entregarse esta semana y lo que los acaparadores y oportunistas quieren es el treceavo mes del pueblo para que este quede en sus bolsillos a través de precios leoninos en muchísimos productos que son fundamentales en la mesa del nicaragüense y a eso hay que ponerle punto final.