La tecnología aplicada en las redes sociales nos permite a todos tener los espacios que queramos en tanto no molestemos a sus raros algoritmos que reaccionan enfadados contra todo aquello que huela a crítica contra la llamada “democracia occidental”. Facebook, Twitter, YouTube, Instagram o cualquier otra pueden ser en la práctica una extensión de nosotros como personas, en la que nos hacemos observar tal cual somos o del negocio o de la empresa por la que queremos posicionar un producto a fin de facilitar su compra. En esas redes sociales las personas postean de todo y comentan de todo y aunque fueron bautizadas como sociales en muchos casos su mundo se vuelve tan inhóspito y molesto, y tanto, que aquello se convierte en una guerra donde hay muchos campos de batalla en los que hay que moverse con cuidado porque cualquier bala perdida, disparada por la metralla del odio y la perversidad te arrebata la paz y junto a ella te puede mandar al cementerio por el efecto de una monumental mentira.
En estas estas redes sociales hay de todo. Hay gente culta que le gusta compartir para educar; hay faranduleros que publican sobre los chismes de los famosos; hay gentes y grupos que gustan de la ciencia; hay cronistas y aficionados del deporte que se apasionan por ese tema; hay narcisos que, sin que a nadie le importe, se toman selfis hasta en el inodoro creyendo que eso es agradable, aunque a lo mejor sí para la chabacanería; hay personas que lo usan como puente para compartir vivencias entre la familia, aunque ahora la familia está dividida por temas que la distanciaron tremendamente y que se cultivaron en estas mismas redes sociales y por supuesto están aquellos que hicieron de la maldad y la mentira el gran negocio de su vida.
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Yo no soy ajeno a las redes sociales me sirven para nutrirme de fuentes serias, porque también las hay e informo y opino en los diversos grupos a los que pertenezco donde soy parte de comunidades y pensamientos afines porque cuando uno se expresa en grupos donde no hay coincidencias políticas, ideológicas, sociales o culturales, una opinión contraria equivale a un clavado en una piscina de pirañas.
Por supuesto que una vez que tus carnes están siendo deshilachadas por esas pirañas canibalescas lo que desaparece en ese cardumen de vulgares es tu dignidad y honor que como insulto de arranque lo que tienen en la punta de sus lenguas serpenteras esa a la madrecita, a la esposa, a tus hijos como blanco de sus infamias porque gustan de los golpes bajos, porque atacan a quienes no tienen por qué involucrar y es que son cobardes que no pueden enfrentar nada porque carecen de argumentos.
Pero bueno contra eso hay un mecanismo de defensa que yo uso muy frecuentemente porque uno no puede, por sanidad mental, estar respondiendo a vulgares que, por ser ignorantes y profesionalmente imbéciles, a lo mejor merecerían, y lo digo solo metafóricamente, ser metidos en una licuadora gigante y batirlos, pero el problema después es donde tirar tanto chingaste porque hasta la basura protestaría por verse pringada de cualquier chanchada.
Yo puedo entender y por eso cuando me refiero a Facebook particularmente hablo de un mundo inhóspito, que los ignorantes, estúpidos de profesión suban tantas brutalidades y hasta opinen tan vacíamente sobre muchos temas pues además son amplios porque dicen conocerlo todo, pero lo que no puedo entender es que individuos, aparentemente, con al menos un dedo de frente, no solo hagan lo mismo que los burrólogos, sino que además superen a los pandilleros de las redes sociales porque ya la característica de la maldad y la perversidad cambia cuando la perfilan desde las páginas cibernética del internet en sus diferentes modalidades, pero como medio de comunicación.
Hay líneas comunes entre los propósitos infames y politiqueros de los pandilleros cibernéticos y las plataformas de odio. A los primeros, por lo descerebrados que son, se les puede dispensar y como pena por el daño que causan podemos bloquearlos, pero no puedo decir lo mismo de las cuentas que en Facebook tienen el partido virtual de la carretera norte, La Prensa, S.A, Canal 10 y el 12, Radio Corporación, Confidencial, 100% mentiras, cipermetrina con vos y otros que, aunque no pasen de ser renacuajos del imperio, no dejan de ser una vergüenza para Nicaragua que yendo hacia adelante, tomada del brazo de sus mejores hijos, ya les dio una cachetada que les volteó tanto la cara como el mismo efecto mismo del diablo siendo exorcizado por el pueblo.
La inmensa mayoría de los nicaragüenses se sabe intoxicada por los medios del odio que menciono. La inmensa mayoría de los nicaragüenses quisiera ver cerrados a estos estanques venenosos porque nadie duda del inmenso daño que hicieron al país estos plumarios, microfoneros, espantos televisivos, lombrices cibernéticas y terroristas, que son confesamente mercenarios y que todos los días escriben y dicen cosas que indignan, no porque vayan contra Daniel Ortega o Rosario Murillo, sino que le hacen daño a Nicaragua y gozan también con el daño que otros le hacen al país desde afuera, ante quienes servilmente se cuadran y ni siquiera se quedan solo con divulgar el daño, sino que son parte de la elaboración, de la estrategia, de la ejecución y de los resultados sangrantes que manan tras cada herida que abren.
Para quienes lo piensen o lo sospechen tienen mucha razón, todo esto me molesta, me perturba y calienta la sangre porque es aborrecible que todos estos individuos o empresas mediáticas, donde unos son lacras indigentes y otros son lacras de sangre azul, pero todos lacras al fin, brincan de felicidad cada vez que el amo imperial nos agrede, nos sanciona, cuando nos consideran una amenaza, como si nuestros cruceros, portaviones, nuestros Mig o nuestros submarinos rodearan sus costas, cuando son ellos los que nos bloquean, nos agreden, nos roban, nos insultan y ladran porque a voz en cuello les gritamos en su propia cara que no somos parte de la bandera de las barras y las estrellas.
Estos mercenarios de la desinformación, tanto han servido a los intereses del imperio, que desde aquí Kevin Sullivan perfectamente bien, sin solicitud y trámite alguno, puede declarar a estos, que no necesito mencionar, como “American Citizen” y ahora que se llevaron a los 222 con mucha mayor razón, pues de todas formas piensan, en inglés, machacan el inglés, y lo más importante son igualmente fascistas y existencialmente ofensivos como cualquier inquilino que ocupe la Casa Blanca, sea este burro o elefante porque la política exterior imperial nunca cambiará.
Todos estos individuos, payasos de circo en cualquier esquina, de esos que te hacen llorar, pero no reír, dicen que luchan contra “la dictadura”, ¿Cuál dictadura? Si tuvieran el cerebro, aunque fuese del tamaño de una liendre, considerarían no auto flagelarse el inmenso vacío craneal que les caracteriza porque una dictadura por muchísimo menos que una mala mirada, sobre todo como la somocista que vencimos en 1979, los hubiera despellejado vivos, pero aquí los papeles se invirtieron porque el pueblo y el gobierno, los que han sido realmente las víctimas, han reaccionado ante sus asesinos con una tolerancia nunca antes vista y tanto que los excarceló y los liberó para mandarlos a Gringolandia a consumar sus últimos días porque este nunca fue el país de ninguno de esos.
Es difícil tratar de entender cómo pasan todas estas cosas, cómo un gobierno al frente del cual está un guerrillero que sabe lo que es la guerra porque viene de ella y como un pueblo templado en la batalla, con un origen mayoritariamente revolucionario, que supone tener una capacidad reactiva de fuerza, haya permitido tanto abuso, tanto descaro, tanto reto y provocación de tapudos, que con solo oír un gas expulsado de sus propios traseros salen sin más ni más en desbandada como si se les viniera encima un solo patriota de los millones paridos por Nicaragua.
¿Contra sentidos? A propósito de todo esto, hay muchos y tantos que a veces nos es difícil asimilarlos.
Por ejemplo el gobierno siempre te habló de diálogo ellos de confrontación; la administración sandinista habla de paz, ellos gritan guerra; Los elegidos te proponen reconciliación, ellos prefieren el odio; los gerentes del país insisten que entre nicaragüenses arreglemos nuestras diferencias, ellos quieren que decidan los gringos; El presidente en el estricto respeto a la constitución dice que el mecanismo para la alternabilidad en el poder deriva de las elecciones, ellos dicen que no, que el yanqui los pondrá en el y así hay tantos absurdos como el de esos empresarios que del ahora desaparecido COSEP hicieron lo imposible por quebrar la economía; sacerdotes que usan los púlpitos para bendecir y llamar a baños de sangre; medios de comunicación que abiertamente hacen terrorismo y como si fuera poco todos estos embajadores de la destrucción y la muerte en su conjunto se molestan y se proclaman perseguidos porque no quieren que los nicaragüenses de bien tengamos ni quisiera el derecho a indignarlos porque entonces, como si se tratara de engullirse un elefante y no eructarlo, pegan gritos adoloridos, con el ruedo de lágrimas torrenciales y a moco tendido, denunciando que los están reprimiendo.
Cuando se habla de la miseria humana el referido es alguien que tiene una condición por debajo de la indigencia, es un paupérrimo en la escala más baja de la piltrafa y todo esos son los cínicos y desvergonzados que impunemente nos matan, nos empobrecen y después de sus cobardes actos nos quieren convencer que ellos son la opción del futuro, que son nuestra salvación, que representan el oro y la plata, que son sinónimos de prosperidad y que solo de la mano de ellos podremos conducirnos al reducto de su democracia que se circunscribe a elecciones que solo pueden ser buenas si ellos las ganan y donde la prosperidad se alcanza únicamente privatizando todo y a favor de ellos o de sus propios círculos sin que sea importante la visión social que solo una revolución puede hacer posible.
Pues bien cierro este comentario diciendo lo siguiente para quien lo quiera entender; Hay acémilas que no rebuznan porque se disfrazan de gentes. No los conoces, son anodinos extremos, vulgares y patanes, que meten el hocico donde nadie los llama y cuando por vomitar estupideces e imbecilidades son bloqueados todavía preguntan los grandísimos animales que porque una reacción así. No sé ustedes, pero yo siento un grandísimo placer cuando a estos que comen lo que pica el pollo les pego una patada y los mando lejos de mis plataformas digitales. Amigo, haga usted lo mismo, no se intoxique, ponga la basura en su lugar.