Hay una conexión directa entre las protestas y disturbios en Francia provocados por la reforma del sistema de pensiones propuesta por el gobierno francés y la más reciente crisis financiera en el sistema bancaria de Estados Unidos y Europa en que se ha visto la quiebra y rescate de varios bancos importantes. Durante décadas, las elites occidentales han sonado la alarma en relación a la inventada insostenibilidad de los sistemas de pensiones de sus respectivos ricos países desarrollados y la necesidad de ajustarlos a la supuesta realidad demográfica. De hecho, es otro mensaje para justificar la progresiva represión económica contra sus propias poblaciones, lo cual es resultado del declive del acostumbrado poder y control neocolonial del Occidente sobre el mundo mayoritario.
Las élites occidentales y las sociedades que dirigen ya no pueden devorar a su gusto todo lo que quieren de los recursos naturales y la mano de obra barata de lo demás del mundo. Ahora, para poder satisfacer su monstruosa avaricia, las élites norteamericanas y europeas devoran cada vez más a sus propios pueblos. En efecto, la norma ha sido que se puede ocupar el dinero de las y los contribuyentes para defender a las elites financieras, pero no para garantizar una vida digna a las mismas familias que contribuyen sus impuestos. Obviamente, esto quiere decir que se sacrifica el bienestar social de la gran mayoría de la población para garantizar la riqueza de su élite gobernante. Se trata de un regreso brutal, en los países supuestamente desarrollados, al feudalismo de la Edad Media europea, lo cual se derrocó en Europa con la Revolución Francesa de 1789.
La anti-democrática represión económica de esta tiranía feudal moderna a nivel doméstico impacta también a nivel internacional. Es notorio como el impacto negativo sobre la clase obrera de las altas tasas de interés implementadas en Estados Unidos al inicio de los años 1980s, también provocó la llamada década perdida en América Latina por motivo del aumento consiguiente de sus niveles de endeudamiento. En los últimos cuarenta años han habido otras recurrentes crisis financieras en el mundo, las cuales demuestran la absurda falsedad de la tesis liberal que el llamado libre mercado tiende al equilibrio. Ha sido evidente que las élites financieras occidentales intervienen constantemente para defender sus intereses.
Por ejemplo, después de la crisis de la caída de los mercados de valores internacionales en octubre 1987, del llamado “lunes negro”, se formó en Estados Unidos el Grupo de Trabajo sobre los Mercados Financieros compuesto de representantes del gobierno y del sector financiero estadounidense. Desde ese momento, el propósito de este cabal ha sido precisamente lo de intervenir en los mercados de valores para proteger los intereses de las élites norteamericanas. Los últimos cuarenta años nos ofrecen muchos claros ejemplos del progresivo aumento de la represión económica en Norte America y Europa como una función del declive de su capacidad industrial relativo al auge de su sector financiero, caracterizado por las repetidas crisis financieras.
En 1994, México entró en una crisis económica resultado de las políticas neoliberales de su gobierno. Se fijó el valor del peso mexicano al dólar a la vez que se aumentó la apertura de sus mercados financieros y se flexibilizó el movimiento de capitales, medidas que crearon una alta vulnerabilidad a la fuga de capitales en momentos de inseguridad económica. Así que, en ese momento de crisis con la drástica devaluación de la moneda nacional, la población mexicana experimentó altas tasas de la inflación, las cuales destruyeron el valor de sus salarios reales y derivó en un dramático aumento de la pobreza extrema en el país.
La crisis en México impactó a toda la región, especialmente Chile y Brasil, y resultó en mayor control neocolonial de los Estados Unidos en América Latina por medio de las medidas altamente condicionadas de los rescates que se aplicaron. En su turno, la crisis financiera de México provocó mayor inestabilidad a nivel internacional, por ejemplo, con la crisis financiera en Asia de 1997. Luego, la crisis financiera en Asia contribuyó a la crisis financiera en la Federación Rusa de 1998 y ambas instancias de inestabilidad internacional impactaron de vuelta en América Latina, específicamente en Brasil en 1999, en Argentina en 2001 y Uruguay en 2002.
En un mundo todavía dominado por el uso del dólar estadounidense, las crisis financieras atacan directamente la independencia y autonomía de los países que las sufren, lo que afecta su capacidad de avanzar en la reducción de la pobreza. La experiencia de China en este sentido ha sido muy instructivo, porque por medio de controles sobre el movimiento de capitales y su prudente manejo de un tipo de cambio fijo, China ha logrado evitar las crisis experimentadas en los mercados financieros internacionales, las cuales culminaron en el colapso del sistema financiero internacional en 2007 y 2008. Sus independientes políticas económicas y financieras hizo posible que, en 2020, China logró acabar con la pobreza absoluta entre su enorme población.
En cambio, en América Latina y el Caribe, por motivo de su vulnerabilidad a los vaivenes de los mercados internacionales, la región ha experimentado un ciclo repetido de avances y retrocesos en la reducción de la pobreza. Las y los ideólogos occidentales atacan a China por ser un país supuestamente autoritario dirigido por el Partido Comunista y dicen lo mismo de Cuba. Sin embargo, mientras en las llamadas democracias occidentales existen una variedad de partidos políticos, lo que no existen son diferentes opciones de la política pública, porque solo se permite la implementación de medidas neoliberales. Entonces, lógicamente, el enfoque político y económico impuesto por las élites gobernantes occidentales en sus países ha sido la protección y defensa anti-democrática de sus privilegios y riqueza.
Esta realidad política y económica se ve de la manera más clara posible en los rescates ingeniados de parte de las autoridades norteamericanas y sus aliados para resolver sus repetidas crisis financieras. Los bancos centrales de los países aliados de Estados Unidos coordinan estrechamente con la Reserva Federal, el banco central estadounidense, y también por medio del Banco de Pagos Internacionales, con sede en Suiza. Para facilitar una coordinación directa y estrecha entre la Reserva Federal y los principales bancos internacionales y sus corporaciones asociados de Alemania, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido y Suiza, se ocupa el mecanismo de los llamados concesionarios primarios.
Entre 2008 y 2010, este sofisticado sistema de coordinación financiera facilitaba la inversión de millones de millones de dólares para apoyar el sector financiero occidental, mantener de manera artificial los valores de los activos y sostener a toda costa los mercados de valores. Este sistema no está sujeto a ningún control democrático eficaz y oportuno. Es otro ejemplo de la práctica irrelevancia de los procesos electorales en los países occidentales. El control de las políticas de importancia fundamental en Norte América y Europa está en manos de las élites corporativas de sus respectivos países, las cuales, de todos modos, orientan el quehacer de los gobiernos por medio de las y los políticos que han financiado y, en efecto, comprado.
Estos son las figuras políticas mercenarias de Occidente que tanto critican las verdaderas democracias que existen en Cuba, Nicaragua y Venezuela, que son democracias revolucionarias centradas en el desarrollo humano de sus pueblos. En una entrevista sobre el Plan Nacional de Reducción de la Pobreza en julio de 2021, el compañero ministro Ivan Acosta comentó en relación a las políticas neoliberales antes del 2007, “se iba desestructurando y destrozando el aparato productivo; entonces había Planes pero el Plan era en función de otros Sectores, eran definidos para la minoría. A partir del 2007, en 2008 que se elabora el Plan es el cambio y había unos planteamientos estratégicos, ahí trabajó Paul Oquist, un Equipo importante del Gobierno, algunos ya no están con nosotros, y se planteó que había que hacer un cambio total. En ese cambio, la instrucción que en esos momentos dio el Comandante Daniel Ortega, es que lo más importante en este País es la Lucha contra la Pobreza y la Extrema Pobreza, ese es el centro, y sobre todas las cosas el Ser Humano.”
No es necesario buscar otro motivo del permanente hostigamiento de parte de Estados Unidos y la Unión Europea contra Nicaragua y los demás países del mundo que defienden su soberanía nacional para poder garantizar el bienestar de sus pueblos. Como dijo nuestro Canciller Denis Moncada la semana pasada en una entrevista al medio ruso Sputnik, “Realmente se produce el nacimiento de un nuevo orden mundial, y ello implica realmente un cambio sustancial de diferentes ámbitos, entre ellos el económico, el financiero y el intercambio comercial con monedas locales y ya no con el dominio del dólar como moneda internacional.”
Así que, es natural que el gobierno revolucionario del Presidente Daniel y nuestra Vice Presidenta Rosario mantiene excelentes relaciones con la Federación Rusa, la República Popular China y la República Islámica de Irán. Todos comparten la misma visión de un nuevo mundo de Paz y Justicia basado en el derecho internacional y la cooperación solidaria, para promover relaciones de igualdad, respeto mutuo, amor entre los pueblos y un orden mundial verdaderamente democrático.