Barricada

Aquí estaré junto a la bandera rojinegra

Querido abuelo, quiero contarte que hoy no es un día normal, común y corriente, hoy es un día gris. Quiero escucharte contando las historias.

Abuelo cantemos otra vez la canción que tanto te gusta, que cantabas hasta que me derrotaba el sueño y me ibas a dejar en los brazos de mi madre.

Abuelo cuéntame de esa dulce guerrilla urbana en pantalones rotos y sucios, de amor a la bandera azul y blanco, cuéntame de las canciones que cantaron en unidad y con moral en alto, cuéntame otra vez todo lo que te divertiste en las calles, cuéntame cómo pasaste jodiendo a asesinos dictadores que llenaron el país de hambre, que huyeron por delincuentes y nos tenían sin educación, sin parques y sin hospitales.

Abuelo se que ya no estas con nosotros pero hoy extraño tus historias de cómo cantaste las consignas y ocupaste la moral y dignidad como arma hasta tus últimos instantes.

Abuelo cuéntame otra vez esa historia tan bonita, de aquel guerrillero heroico que mataron en Zinica, y cuyo fusil se multiplicó en miles, como hoy tú te multiplicas entre los hermanos rojinegro.
Cuéntame otra vez que tras tanta barricada y tanto valor de luchar contra el imperio, contra la maldad, contra el hambre, contra la libertad.
Eso quiero volver a escuchar de tu voz en las noches.

Hoy abuelo

Todo lo que se soñaba junto a ti lo mataron, pudrieron los sueños, se cubrió de telarañas el futuro nuestro, pero te prometo querido abuelo que seremos fuertes como tú nos enseñaste.

Abuelito hoy todos cantamos tu canción y gritamos en la plaza, “SOY Y SERE MILITANTE DE LA CAUSA SANDINISTA”. Canta y vuela junto a nosotros.

Abuelito, hoy quiero prometerte que aquí estaré junto a la bandera ROJINEGRA construyendo la patria llena de amor, que nos dejó tu ejemplo.

Me despido abuelo con lágrimas en los ojos y con el grito “PATRIA LIBRE O MORIR”.

Quiero cerrar esta carta diciéndote que no guardamos rencor, que en nuestros corazones no hay odio, que como tú nos enseñaste, combatiremos el odio con amor. Tras tanto puño en alto que hoy te saludan como un inmortal y tanta sangre derramada en los tranques de la muerte, juramos defender la paz, juramos lealtad a Daniel, a la bandera rojinegro, a nuestros principios Sandinistas.

Al final de tu vuelo adelantado, nos dejaste la mejor lección de valentía y lealtad, Fue muy duro verte sufrir, cierro los ojos y te miro frente a esos demonios defendiendo tu vida y dignidad.

¡HASTALA VICTORIA SIEMPRE!

Escrito por: Caupolicán