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118 Años de la Batalla de Namasigüe: Un legado de valentía y soberanía para Nicaragua

Escrito por : Mercedes Estrada 17 de marzo de 2025

“Son nicaragüenses ejemplos para todas las generaciones, cuánto honor y cuánto orgullo, y cuánta dignidad se requiere para aceptar el sacrificio, el máximo sacrificio, la entrega absoluta por el decoro de la patria, se necesita una inmensa valentía, bravura y ese es el ejemplo que está grabado con sangre en nuestro sello de identidad nacional, ese es el infinito ejemplo”.

Compañera Rosario Murillo, 04 de octubre 2024

El 17 de marzo de 1907, en el contexto de la guerra impuesta a Nicaragua por Honduras y El Salvador, dio inicio la Batalla de Namasigüe, un enfrentamiento que se convertiría en la mayor acción militar de ese conflicto.

Durante siete días de intensos combates, el Ejército nicaragüense, comandado por el General Aurelio Estrada Morales, logró una victoria decisiva sobre las fuerzas aliadas, marcando un punto de inflexión en la estabilidad política de la región.

Un ejército en desventaja numérica, pero superior en estrategia

Las tropas de Honduras y El Salvador, bajo el mando del General José Dolores Preza Montalvo, iniciaron la ofensiva con ataques de artillería contra las posiciones nicaragüenses. Sin embargo, la resistencia fue férrea. A pesar de que los invasores superaban en número a los soldados nicaragüenses en una proporción de cuatro a uno, el Ejército de Nicaragua compensó la desigualdad con una estrategia bien organizada y el uso de armamento moderno.

El General Estrada, al recibir noticias del ataque a Namasigüe, se trasladó con su Estado Mayor el 18 de marzo, asumiendo la dirección de las operaciones. Ese mismo día, la artillería honduro-salvadoreña lanzó un nuevo bombardeo acompañada de un asalto de infantería, sin lograr romper las líneas defensivas nicaragüenses.

El 19 de marzo, el General Estrada ordenó refuerzos bajo el mando del General Nicasio Vásquez, quien movilizó batallones dirigidos por los coroneles Rafael César Medina, Saturnino Cuadra y Julián Corea, además de una brigada de caballería y artillería. Con la llegada de estos refuerzos, las tropas nicaragüenses fortalecieron su resistencia y comenzaron a ganar ventaja en el combate.

El uso de armas avanzadas y la resistencia nicaragüense

Uno de los factores determinantes de la batalla fue la utilización de armas modernas. El Ejército de Nicaragua contaba con cañones Krupp, obuses de 75 mm, fusiles Mauser y, sobre todo, ametralladoras Maxim y Gatling. Estas últimas, empleadas por primera vez en Centroamérica, causaron grandes bajas en las filas enemigas y permitieron repeler los ataques con mayor eficacia.

El 20 de marzo de ese mismo año, el General Vásquez se dirigió a un asalto contra las posiciones enemigas en la hacienda San Pedro, logrando recuperar la plaza y obligando a las tropas honduro-salvadoreñas a retroceder. Esta ofensiva resultó clave para afianzar la posición nicaragüense y debilitar al enemigo.

El golpe final y la victoria nicaragüense

El 21 de marzo, las fuerzas invasoras intentaron rodear a los defensores nicaragüenses y ocuparon la loma El Grito para bombardear las posiciones de Los Portillos. Sin embargo, la artillería nicaragüense, con un empleo efectivo de sus ametralladoras Maxim, logró neutralizar el ataque.

En una maniobra final, el 22 de marzo, el General Vásquez ordenó una ofensiva para rodear y desarticular las líneas enemigas en la retaguardia. Al amanecer del 23 de marzo, el General Terencio Sierra y el Coronel Emilio Castillo lideraron un ataque sorpresivo que obligó a las tropas aliadas a huir en desbandada, asegurando la victoria nicaragüense.

Entre los combatientes más destacados se encontraban el Teniente Coronel Benjamín Zeledón y el Soldado Ramón Montoya, este último cayendo heroicamente en combate y convirtiéndose en un símbolo del patriotismo nicaragüense.

Impacto de la batalla en la región

La victoria en Namasigüe no solo consolidó el poder del Ejército nicaragüense en la guerra, sino que también marcó el inicio de la caída del gobierno hondureño de Manuel Bonilla, quien se rindió poco después en la isla de Amapala.

A 118 años de este enfrentamiento, la Batalla de Namasigüe sigue siendo un ejemplo de valentía, estrategia militar y defensa de la soberanía nacional.

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