Un día como hoy, hace 43 años, los barrios occidentales de Managua se enrumbaron a la Hacienda El Vapor para replegarse de la Guardia Nacional.
En junio de 1979, los combatientes del Frente Sandinista, acompañados de miles de milicianos, tomaron la decisión de retirarse de los barrios para evitar que continuara la masacre que la dictadura somocista estaba lanzando en contra del pueblo, cobrando la vida de miles de jóvenes de aquella época, que junto con el FSLN se lanzaron a realizar la revolución, cuyo triunfo llegó el 19 de julio de 1979.
Durante la Ofensiva Final en el mes de junio de 1979, los guerrilleros urbanos, luego de varios días de combate y una operación limpieza desarrollada por la guardia y la EEBI, decidieron replegarse hacia la Hacienda El Vapor para evitar que la Guardia Nacional continuara reprimiendo al pueblo.
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Desde los primeros días de junio, la Guardia Nacional bombardeada y “rafagueaba” a la población nicaragüense que estaba dispuesta a derrocar a la dictadura somocista que sometió al pueblo a la extrema pobreza y privando los derechos de todos.
La Guardia Nacional perpetró masacres en el Dorado y Monseñor Lezcano el 10 de junio, en Batahola, km 8, carretera sur, el 15 de junio a la población que se enrumbaba a San Judas para replegarse hacia El Vapor.
De manera paralela, en los barrios orientales de Managua, los combatientes populares liderados por el FSLN libraban intensos combates contra la dictadura encabezada por Anastasio Somoza Debayle.
Una de las sobrevivientes, Comisionada Mayor Beatriz Narváez “Lesbia”, compartió su testimonio a Barricada/Historia en el año 2019, expresando:
“A nosotros nos repliega la Guardia el 16 de junio, que es el verdadero día del repliegue al Vapor. Ese día la Guardia logra entrar, tuvimos una serie de combates antes de eso, en el Aserrío, allá por el Ceibo, por la Escuela Santa Fe, del Ceibo para abajo quisieron entrar [la Guardia] más para allá por el lado del puente. Todo eso lo teníamos nosotros cubiertos.
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[…] Una anécdota es cuando llegó la gente que venía de Batahola, el día que masacraron, cómo se oía, nosotros estábamos ahí en San Judas y se oía el ´penqueo´ de ahí de Batahola. Cuando llegaron, esa gente llegó escaseada, asustados, con traumas decían. Nos mataron a un montón.
Nosotros nos replegamos al Vapor, nos llevamos gente, un grupo de gente que había llegado de Batahola. La jefatura decide replegarnos porque se nos estaban acabando las municiones, eran pocos los tiros que andábamos por cada rifle y armas cortas. La jefatura decide replegarnos, porque había mucha gente que estaba cayendo, la gente civil también, porque la Guardia empezó a agarrar a los civiles y a ponerlos de barricada, los llevaba enfrente y atrás ellos iban disparando a las columnas.
Comenzamos la travesía, empezamos a caminar por todas esas calles y llegamos a un punto en común y fue en el día. Comenzamos a caminar entre 8:00 y 9:00 de la mañana, en todo ese camino no nos encontramos con obstáculos de la Guardia, solamente cuando salimos de Loma Linda, miramos a algunos que venían bajando pero estaban largo, nos disparaban pero no llegaban. Entonces nos fuimos internando en ese lugar hasta que llegamos a la Hacienda El Vapor.
El día que nosotros íbamos andaba una avioneta llamando a que desistieran, que no se fueran y que se les iba a perdonar la vida, ¡Mentira, todo el que regresó, era joven y andaba un chimón, lo mataron!.
Yo calculo que iban más de 4 mil personas al Vapor. El gran problema que teníamos era la gente desarmada, ¿cómo hacíamos para distribuirnos?, porque una persona desarmada iba a morir. Nos íbamos intercalando, para que ayudaran por si caían algunos.
Cuando llegamos a El Vapor hubo varias decisiones, que si nos íbamos a unir al Frente de Santa Rosa, Frente Norte, reunirnos, ver cuántas armas y cuántos tiros andábamos, y buscar cómo por detrás ir a pegarnos, a ver de qué manera podíamos bajar, iba mucha gente herida.
Nosotros, casi la mayoría éramos chavalos pero con una buena convicción. Nosotros estábamos pensando ¿cuándo llegamos al Vapor? ¿Nos vamos a ir y vamos a regresar a nuestras casas?
Llegamos al Vapor con la mentalidad de reorganizarnos y volver a la guerra, a volver a combatir a la Guardia hasta lograr el derrocamiento de la tiranía de Somoza. Nos organizamos nuevamente las células, buscamos nuestros contactos y una gente íbamos a ir hacia León”.
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“Estábamos medio dormidos, creo yo que eran las dos de la tarde aproximadamente y empezaron a llover los morterazos por donde quiera, nos agarraron desprevenidos. Cuando ya llegó el muchacho, uno de los que estaban cuidando afuera dijo ¡la Guardia, ahí viene la Guardia! pero se nos habían metido por los cafetales y empieza aquella llovedera de roquetazos sin parar, hasta que logramos salir.
Habían puesto unos francotiradores y cayeron varios muchachos, hay unas cruces y de otros ni se supo dónde quedaron. La gente llegó a traer sus cadáveres y yo me acuerdo, había un momento en que yo me sentí como sola, cuando miro que hay muchos compañeros caídos, incluso los tocaba, pero ya después llegó la escuadra donde yo andaba y ellos fueron los que nos jalaron”, [los sobrevivientes se dispersaron].
Desde entonces, cada año la militancia sandinista conmemora a los Héroes y Mártires que dieron su vida con la convicción de que la victoria del pueblo llegaría y en la actualidad su legado continúa, siendo la motivación de las nuevas generaciones para resguardar este proyecto revolucionario.
¡Honor y Gloria a los Héroes del Repliegue al Vapor!