“El movimiento estudiantil nicaragüense
ha escrito páginas brillantes
que permiten confiar en que sabrá ser leal al pueblo”.
(Comandante Carlos Fonseca)
Hoy se conmemora el Día Nacional del Estudiante Nicaragüense, declarado a través del Decreto No. 1487 de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional el 18 de Julio de 1984, en honor a los estudiantes asesinados hace 63 años. En ese entonces, estudiantes de la UNAN-León salieron a las calles en protesta por la Masacre de El Chaparral, ocurrida en junio del mismo año. La manifestación llegó hasta el Costado Oeste de la Alcaldía Municipal, momento en que la Guardia Nacional, comandada por el Mayor Anastasio Ortiz, abrió fuego contra los estudiantes, asesinando a los compañeros Sergio Octavio Saldaña González, José Rubí Somarriba, Erick Ramírez Medrano, Mauricio Martínez Santamaría e hiriendo a más de 60 personas. Los compañeros eran originarios de los municipios de León, El Viejo, Chichigalpa y Chinandega, respectivamente. Sus restos descasan en los Cementerios Municipales de donde eran originarios.
El movimiento estudiantil había comenzado a organizarse desde 1958, cuando Carlos Fonseca formó las primeras células universitarias, para que se integraran también los obreros. Fue una generación impactada por el triunfo de la Revolución Cubana, por lo que además de oponerse a la dictadura somocista, también asumía valores antiimperialistas.
Asimismo, esta generación de estudiantes organizó Juventud Patriótica Nicaragüense, constituyéndose en la cantera de donde salieron jóvenes a engrosar los movimientos guerrilleros de El Chaparral, Raití-Bocay, y otros organizados en esa época.
El 24 de junio de 1959 se produjo el cerco y masacre del movimiento guerrillero de El Chaparral, constituido por la columna “Rigoberto López Pérez”, compuesta por 55 combatientes, entre ellos Carlos Fonseca, líder estudiantil de la Universidad Nacional de León.
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Entre los heridos, graves se encontraba Carlos Fonseca, a quien una bala le perforó el pulmón derecho, por lo que permaneció en el Hospital San Felipe de Tegucigalpa, de donde partió hacia Cuba.
En ese contexto, el 23 de julio de 1959, el movimiento estudiantil de la Universidad Nacional en León, se lanzó a las calles en manifestación de duelo por los caídos de El Chaparral y en solidaridad con la vida de Carlos Fonseca, el líder estudiantil que estaba herido de gravedad.
Crónica del 23 de julio de 1959
El historiador Jesús Miguel “Chuno” Blandón, quien participó en esta marcha estudiantil del 23 de julio, escribió una crónica sobre este hecho, en su libro “Entre Sandino y Carlos Fonseca”. Aquí compartimos un extracto:
“08:00 AM: Hay un ambiente tenso en la Whithe House. Los estudiantes de los años superiores también están tensos, pero por otra razón: hay muertos y heridos en el norte, han seguido los combates, hay muchos estudiantes peleando en las montañas.
12:00 AM: Casi nadie come. El doctor Machado anda de traje oscuro, de estricto luto. Nosotros de camisa blanca, escarapela negra, como lo ordenó el Centro Universitario.
03:00 PM: Acto solemne en el paraninfo universitario. Habla Alejandro Serrano, Rafael Ugarte, Joaquín Solís Piura, Fernando Gordillo, etc.
Salimos a la calle y me encuentro a Sergio Saldaña.
- Al fin, ¿me vas a comprar el libro? Si no, para vendérselo a otro.
- Sí, hombre, nos vemos después de la marcha.
Yo lo miraría a él en otro lugar y en otras circunstancias. Él a mí no porque…
Marchamos por esas calles que vieron pasar a Rigoberto, a Edwin, a Cornelio, a Ausberto. Marchamos serenamente, firmemente, fatalmente, al encuentro de un destino inexorable.
El pueblo se nos ha unido, la manifestación es gigantesca. El batallón Somoza impide el acceso al parque central.
Hay un forcejeo. Que la guardia retroceda, nosotros haremos lo mismo. Surgen los líderes, Joaquín Solís sereno, al frente de la masa estudiantil, Fernando Gordillo, Chico Buitrago.
La Marcha está llena de actos inolvidables. Yo voy como en el aire. Fascinado, escucho los discursos, las arengas, las consignas. Repentinamente nos topamos con la guardia.
El batallón decidido, dispuesto a todo.
Ya eran las cinco de la tarde, el grueso de los manifestantes se estaban regresando a sus casas cuando en eso… Fernando Gordillo se encarama en algo y dice que hay estudiantes presos. Marchamos nuevamente hacia el parque central. La guardia nos pone manos arriba y nos lleva a empujones hacia el comando donde estaban los presos. Pero inexplicablemente nos sueltan a nosotros y a los que capturaron antes.
Llenos de júbilo, retrocedemos a la Casa Prío, donde estaba el resto de los manifestantes que regresaban a conocer de nuestra suerte. Yo había aprovechado para tomar la bandera de la universidad y orgulloso la mantenía en alto…
Después no tuve conciencia clara de lo que ocurrió. Miré que un guardia lanzaba al aire cerca de mi cara un artefacto de color indefinido. Un ruido seco y el estallido de un dolor terrible en mi cara, en mis ojos, en mis oídos.
Amigos: No voy a mentirles. Yo no vi cuando le cortaron la pierna de tajo a Gonzalo Alvarado que estaba a mi lado. Yo solo tuve la conciencia de haber quedado ciego para siempre…
Corrí como un loco, sin saber nada, sin ver nada. Después entreabrí los ojos y miré una puerta abierta… Entramos al restaurante El Rodeo… me quité la camisa, nos echamos agua, subimos al segundo piso y vimos las calles desoladas. El batallón blindado siempre en posición de combate.
Los “ay” los gritos, las ambulancias… poco a poco fui conociendo los detalles, los muertos, los heridos·.
Carlos Fosenca rememora esta jornada
Carlos Fonseca, en el comunicado “Breve análisis de la lucha popular nicaragüense contra la dictadura de Somoza”, publicado el primero de marzo de 1960, rememora esta jornada de los estudiantes y la juventud:
En «El Chaparral» perecieron nueve heroicos jóvenes, estando entre ellos los estudiantes Manuel Baldizón, Enrique Morales Palacios, Antonio Barboza y Marcelo Fernández. Esta tragedia aconteció el 24 de junio de 1959 y allí quedó demostrado con muerte y sangre que es la juventud con el espíritu embebido de amor al pueblo y a la Patria la que está dispuesta a hacerse cargo de la lucha.
[…]
Si acaso no bastara «El Chaparral» para sostener que la juventud ha de ser el corazón en la liberación del pueblo, nuevos estudiantes fueron masacrados por los asesinos uniformados el 23 de julio en las calles de la tradicionalmente gallarda ciudad de León, sede de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua”.
Años más tarde en el “Mensaje del FSLN a los estudiantes revolucionarios”, Carlos Fonseca vuelve escribir sobre este hecho, el 15 de abril de 1968:
“El movimiento estudiantil nicaragüense ha escrito páginas brillantes que permiten confiar en que sabrá ser leal al pueblo. Fecha cimera es el 23 de julio de 1959, día en que las fuerzas de la GN masacraron una manifestación estudiantil. Ese día quedó plenamente demostrado que los verdugos del pueblo cuentan a los estudiantes entre sus mayores enemigos”.
El 18 de julio de 1984, cuando se cumplían 25 años de esta masacre, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional aprobó el decreto Ejecutivo N°. 1487, con el cual se declaró al 23 de julio como Día Nacional del Estudiante Nicaragüense, en reconocimiento al compromiso sellado con sangre del movimiento estudiantil, con la lucha por la libertad del pueblo nicaragüense.