Barricada

40 Aniversario de los Héroes y Mártires de Batahola

Este 15 de Junio, se cumplen 40 años de  la masacre de Batahola,​ donde más de 100 jóvenes fueron asesinados

El recuerdo de nuestros HÉROES Y MÁRTIRES, jóvenes en su mayoría, que dieron la vida por la liberación de Nicaragua en la gesta admirada por el mundo, como fue la insurrección popular protagonizada por la juventud nicaragüense en 1979 en todos los rincones del país, es una obligación rescatarla y ponerla en conocimiento de las generaciones actuales para que nunca olvidemos que la libertad que gozamos hoy, es producto de esa sangre santa derramada por esta causa.

Entre los días 9 y 10 de junio de 1979, las calles de Managua se encuentran llenas de barricadas y la guardia nacional concentra sus fuerzas en la ciudad capital, ya la lucha se lanza a las calles. Las fuerzas revolucionarias del Occidente de la ciudad de Managua se enfrentan en encarnizados combates contra la guardia nacional.

La Masacre el 15 de Junio

El 15 de junio de 1979, en las trincheras a los guerrilleros se les están terminando las municiones, en segundo lugar, la guardia, al ver que estaba perdiendo la guerra, decide no solamente bombardear a los que están atrincherados, sino también a la población en general. Se decide hacer un repliegue táctico hacia San Judas, donde se reunieron combatientes populares y población de: Monseñor Lezcano, Santa Ana, Acahualinca, Linda Vista, Altagracia y Las Brisas.

La táctica del repliegue consiste en:

1-. Alejar a la guardia del acecho a la población civil.

2-. Distraerla mientras se preparan con mayor fuerza los barrios orientales.

3-. Evitar mayores bajas en los guerrilleros urbanos, ya que a estos se les estaban agotando las pocas municiones.

4-. Reforzar la insurrección en San Judas.

Según el plan del repliegue; debían desplazarse en línea recta por calles de Monseñor Lezcano, Pasar por el antiguo Banco de la Vivienda, cruzar la Carretera Sur, pasar al oeste de las instalaciones de la Embajada Norteamericana, doblar al sur de La Cementera, e introducirse al cauce de San Judas, por el cual irían a salir en las cercanías del mercado del Barrio San Judas, luego dirigirse a la Hacienda El Vapor, evitando tener enfrentamientos con la guardia.

De las trincheras de Monseñor Lezcano salen dos columnas de pobladores y guerrilleros urbanos insurreccionados hacia San Judas, según los testimonios de sobrevivientes, unos creen que eran cerca de un mil personas, otros calcularon quinientas. Evidentemente era una cantidad de revolucionarios combatientes y de civiles que se desplazaban hacia su destino inicial San Judas. La primera columna logra pasar bien, pero la segunda columna que se había quedado rezagada, fue la que recibió ráfagas de dos direcciones, en el cruce de Batahola.

La guardia nacional se había parapetado donde quedaban los talleres de la Mercedes Benz, actualmente son los Talleres de la Policía Nacional, ahí instalaron dos metralletas, una 30 y una 50, fue desde ese lugar que empezaron a disparar. La segunda dirección de ráfagas provino de la Embajada Americana, esta balacera duró unos quince minutos, los guardias que resguardaban la seguridad de la sede diplomática, dispararon creyendo que la multitud invadiría el local. Los héroes sandinistas son acribillados por el aparato represor somocista y por el imperio intervencionista del norte.

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Entre las once de la mañana y las doce meridiana sucedió la masacre genocida en Batahola, 180 jóvenes sandinistas fueron asesinados por la EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), Fuerza militar que  obedecía órdenes de Anastasio Somoza Portocarrero (alias El Chigüín).

No querían sobrevivientes ni rastro alguno

Dos horas después, la guardia llega al predio donde estaban los jóvenes masacrados, comienza a revisar los cadáveres, y a despojarlos de sus pertenencias. Los que encontraban agonizando, los remataban, pegándoles un tiro en la cabeza. Alrededor del punto de la masacre viven familias que testificaron el horripilante asesinato masivo. La familia de doña Aura Jirón, la familia de doña Dominga López, la familia Arriaza Hernández. Doña Julia Arriaza testigo de la masacre describe: “ese día (15 de junio) mi abuelo nos dijo
como a las doce del día: están pasando los muchachos poco a poco. No le creímos; como a la media hora, se empieza a oír un tiroteo cerrado, nosotros teníamos un refugio, pero ni tiempo nos dio de escondernos. Nos tiramos todos al suelo, no podíamos ni levantar la cabeza. Como a las dos y media salimos de la casa, vimos que el cuadro hasta que verdeaba de tantos guardias de la EEBI, era una cantidad increíble, prácticamente no les dieron tiempo a defenderse”.

En el discurso tradicional se ha sostenido que fueron dos soplones de la guardia genocida identificados como Ramón Valle Arancibia y Gabriel Valle, ambos denunciaron a los muchachos, al contingente somocista de la EEBI. Los combatientes populares estaban subidos en la loma de Batahola, situada un poco al Este del Peñón de las Piedrecitas, en un plantel del que  fuera Distrito Nacional.

Sin embargo, los testimonios de sobrevivientes generan otras opiniones, como por ejemplo: que la guardia tenía infiltrados dentro de las filas de los insurrectos; que la guardia supo porque habían aviones que sobrevolaban la zona y era difícil ocultar una columna de más de quinientas personas. También que uno de los cuidadores de los talleres de la KOMATSU denunció al contingente.

Según relato de sobrevivientes, caminaban junto a las paredes de las casas, parapetándose en muros y árboles; llevaban diez fusiles automáticos y pocas municiones, algunas pistolas, hasta que llegaron a las cercanías del Banco de la Vivienda. Se detuvieron cerca de esa institución, donde pidieron agua en una casa (Hogar de Lucía Kelly, quien pidió el líquido fue Linda Graciela Barreto). Esperaron un rato a los exploradores, los cuales recomendaron pasar por un predio montoso y baldío del oeste de la Embajada Norteamericana, ubicado frente a la Loma de Batahola.

La primera columna pasó sigilosamente en marcha lenta y en fila india, cruzó la carretera sur, más o menos a las doce del día. La segunda columna se internó por el predio montoso, de repente, les cayó una lluvia de balazos de dos ametralladoras una calibre 30 y la otra calibre 50, que eran disparadas desde la loma pedregosa de Batahola, mientras otra balacera provenía de la Embajada Americana.

Testimonios y Biografías

Barricada Historia,  presenta una recopilación de testimonios orales de sobrevivientes y parientes de los héroes y mártires asesinados durante la masacre criminal perpetrada por la genocida Guardia Nacional de Nicaragua (Somocista), en junio de 1979.

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El Equipo de Barricada/Historia agradece al compañero Clemente Guido y a su Equipo de Investigación de Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua por habernos compartido ese valioso material.