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Karl Marx y la vigencia de sus ideas

Escrito por: César Mairena

A 142 años de su paso a la inmortalidad, las obras de Karl Marx, como El Manifiesto Comunista y El Capital, siguen vigentes. A diferencia de otros teóricos políticos y económicos de su época, Marx estudiaba la sociedad con un enfoque práctico, buscando su transformación en favor de los explotados y excluidos por la burguesía, que desde sus orígenes ha dirigido al capitalismo explotador, inhumano y excluyente.

La importancia de la obra de este filósofo, economista y escritor radica en haber sido pionero en denunciar al capitalismo como un sistema generador de crisis y desigualdades profundas en el mundo. Fue el primero en señalar que la lucha de clases entre explotadores y explotados era irreconciliable para alcanzar una sociedad justa y equitativa.

Una de las ideas centrales de El Manifiesto Comunista es que la clase trabajadora no es solo una clase explotada, sino también el sujeto transformador de la sociedad debido a su posición estratégica en la producción de bienes. Al luchar por reducir la desigualdad social, el trabajador transforma el mundo y lo vuelve más justo y equitativo.

Publicado originalmente en alemán en 1848, El Manifiesto Comunista, escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, fue encargado por la Liga Comunista de Londres como documento programático para el movimiento comunista en Europa. Hoy sigue ofreciendo una crítica profunda del capitalismo y sus implicaciones sociales y culturales. En una sociedad capitalista, la clase trabajadora no solo es explotada y precarizada, sino que también se convierte en la principal fuerza de cambio por su rol en la producción.

Otra de las obras fundamentales de Marx, El Capital, expone siete principios clave que continúan vigentes en el contexto de las recurrentes crisis del capitalismo:

La economía no debe separarse de la moral. La producción y distribución de la riqueza deben considerar la justicia social.

Los derechos de propiedad privada protegen la acumulación de riqueza y consolidan la explotación de los trabajadores.

El capitalismo, por su naturaleza, genera desigualdades extremas y crisis cíclicas.

La lucha de clases es inherente al sistema capitalista y demuestra sus contradicciones estructurales.

La clase trabajadora, al ser la base de la producción, tiene el potencial de transformar la sociedad.

El capitalismo, con su búsqueda incesante de ganancias, genera crisis de sobreproducción y desigualdad extrema.

El colapso del capitalismo es inevitable, dando paso a una sociedad sin clases donde los medios de producción pertenezcan al pueblo.

La influencia del marxismo en América Latina

Las ideas de Karl Marx, conocidas como marxismo, inspiraron revoluciones en nuestro continente, como la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro y la Revolución Bolivariana. En Nicaragua, el Comandante Carlos Fonseca retomó los principios marxistas, redactó el Programa Histórico del FSLN de 1969 y estudió la vida, acción y pensamiento del General Sandino, para generar una propuesta autóctona de lucha por la justicia social, la soberanía y la liberación del pueblo nicaragüense.

El Sandinismo y el Marxismo comparten valores esenciales, como la lucha de los obreros y campesinos contra la explotación y la visión de una transformación revolucionaria de la sociedad. El propio General Sandino lo expresó con claridad: “Sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin”.

Las ideas de Karl Marx, gestadas en el siglo XIX, mantienen una vigencia innegable en un mundo donde el capitalismo sigue revelando sus profundas crisis y desigualdades. La lucha por un mundo más justo, sin explotación ni dominación de una clase sobre otra, es la esencia misma de la Revolución Sandinista, que enarbola la bandera de la justicia social y la dignidad de los pueblos.

Como dijo Karl Marx: “El motor de la historia es la lucha de clases”.