El 5 de octubre de 1986, hace 34 años, soldados que cumplían el Servicio Militar Patriótico, derribaron un avión táctico de transporte C-123K, que iba a abastecer a los contrarrevolucionarios con armamento.
Al día siguiente fue capturado el mercenario Eugene Hasenfus, responsable de la carga aérea. Su captura y los documentos encontrados en los restos del avión representaron pruebas contundentes de la agresión permanente que la Administración Reagan financiaba y organizaba en contra de Nicaragua.
La noticia le dio la vuelta al mundo. El Equipo de Barricada presenta a sus lectores esta historia, a través de la voz de sus protagonistas.
La Revolución Popular Sandinista, desde su triunfo el 19 de julio de 1979, se enfrentó a los primeros movimientos armados integrados por ex Guardia Nacionales, quienes se habían reconcentrado desde la frontera con Honduras, con asistencia de la CIA.
Cuando Ronald Reagan asumió la Presidencia de Estados Unidos en 1981, su política exterior fue agresiva a y se intensificó el ataque al proyecto revolucionario y al pueblo nicaragüense financiando a la Contra.
Desde Honduras se conformaron las fuerzas contrarrevolucionarias apoyadas por el Ejército hondureño y asistidas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). En la frontera sur del país pasaba los mismo, los mercenarios estadounidenses trasladaban abastecimiento a los contras.
Fue en una de esas ocasiones, el 5 de octubre de 1986, que un grupo de jóvenes que pertenecían al Batallón de Ligero Cazador “Gaspar García Laviana” realizó una de las acciones más emblemáticas de la guerra de los años ochenta: derribaron el avión que iba con destino a Honduras para abastecer a la Contrarrevolución de armas, municiones y pertrechos y capturaron al mercenario estadounidense Eugene Hasenfus.
Hoy, a 34 años de aquel histórico hecho,el Equipo de Barricada/Historia comparte el testimonio de dos de sus protagonistas, soldados – en ese entonces – del Servicio Militar Patriótico: Fernando Canales y Byron Montiel, los dos flecheros (especiales de defensa antiaérea) que derribaron el avión en el que se trasladaba Hasenfus.
Con nostalgia de aquellos años de juventud, que fueron dedicados a la defensa de la Patria, ambos recuerdan haberse integrado al Servicio Militar Patriótico en abril de 1986 y fueron enviados a pasar un curso en la capitalde C-2M (flechero) en la Defensa Antiaérea Sandinista.
Ya habían estado movilizados en la zona de El Castillo, Río San Juan, pero ante el paso de aviones que abastecían a la Contra, el compañero Byron nos dice “las rutas de vuelo del avión eran desde Ilopango, El Salvador y pasaba por Costa Rica para abastecer a La Contra”.
Ante esa situación, fueron movilizados en el Batallón Ligero Cazador “Gaspar García Laviana” el 3 de octubre a la zona de Casa de Zinc, estuvieron en el lugar cuando “a las doce y cuarenta y cinco, del 5 de octubre de 1986 se dio la oportunidad.Quien detecta el objetivo principal es el escolta del Jefe de Plana Mayor Pablo Betancourt, y lo primero que dice es: -El avión jefe, viene el avión… Cuando dice el jefe: -¡El avión! -, nosotros inmediatamente salimos a ocupar el lugar de objetivo” recuerda Fernando Canales.
Fue ese momento que recibieron la orden de ponerse en posición de tiro esperando el momento que pasara el avión, fue un momento que ambos coinciden al decirnos “fue un trabajo en equipo”.
El compañero Canales nos relata ese momento: Comencé con la puntería, venía más o menos como a cinco kilómetros de distancia, con la flecha tenía que hacer el tiro efectivo de realizar el tiro al encuentro… cuando lo comienzo a detectar con flecha, poniéndole la mira principalmente para determinar a cuantos kilómetros venía, los jefes que en ese momento te dicen: – ¿A qué hora vas a disparar flechero?- pero claro uno es el que maneja la situación, …me concentré realmente en el objetivo principal.
“… Como a los tres kilómetros comienzo ya a asegurarme bien que en ese momento no sabía ni para dónde apretar, la fuente de energía que le metes al cohete”.
Don Byron al narrar ese instante nos dice: “le activé la fuente de poder. Nosotros siempre caminábamos una fuente de poder extra, pero de hecho que teníamos que ser efectivos con la primera fuente de poder, esa fuente de poder son sesenta segundos que tardan, después se queman y ya no alimentan al cohete”.
“Entonces casualidad que pasó por donde estábamos nosotros, pero él desvió un poco hacia la izquierda, esa zona del país y en octubre, mucho más, y una nube tapaba la visión al joven Canales que esperaba ese tiro fuera certero contra el enemigo”.
Nos continúa narrando: “… le digo al flechero: preparame la otra fuente y tenela lista, pero bueno mientras él [avión] logra salir de esa pequeña nube, lo capturé de nuevo, cuando lo capturé de nuevo es que hago el disparo del segundo gatillo y fue cuando la flecha salió, se elevaba rumbo al objetivo.
Por su parte nos dice don Byron continuando con el hecho: “Miramos salir el misil y le pega en el motor derecho, se vio una bola de fuego, nos alegramos…. el avión cae como a un kilómetro y medio de donde estábamos…y se ven tres bultos, dos caen y el otro abre un paracaídas”.
Era un avión pequeño, Hércules C-123 K, de acuerdo a la afirmación de los compañeros Canales y Montiel. Posteriormente un pelotón fue al lugar para ver el lugar donde cayó el avión y se encontraron con todos los pertrechos que eran llevados a la Contra.
“Al día siguiente, 6 de octubre fuimos con Canales a buscar comida, a cortar mazorcas de maíz… prácticamente cuando estábamos allí, le digo:-Allí hay alguien…. avisamos al Puesto de Mando y mandaron a revisar y el que estaba era el gringo, Eugenio Hasenfus, durmió cerca de donde estábamos” nos dice don Byron.
Don Fernando dice que después de la captura, su político “nos daba las orientaciones, entonces él decía que iba a ser más efectivo llevar a ese hombre vivo… Ya el día 7, muy de mañana llegan los helicóptero, llega tres MI-17, estuvieron los MI-25, llegaron los periodistas y llevaron más tropas, llevaron alrededor de setenta, ochenta personas más, militares más para asegurar el área…”.
Fernando y Byron en su momento no se daban cuenta del gran momento histórico que vivieron. Luego fueron condecorados con la Medalla Camilo Ortega en Oro por el Ejército Popular Sandinista, viajaron a varios países amigos de la Revolución como en Cuba, donde recibieron la condecoración 30 aniversario del Desembarco del Granma de manos del Comandante Fidel Castro Ruz.
A 33 años estos jóvenes protagonistas que defendieron nuestra soberanía nacional, valoran que es importante se sepa de su gesta patriótica e histórica, que fue una muestra más de la agresión del gobierno de Estados Unidos en contra del pueblo de Nicaragua, así como coincidir en su disposición por seguir defendiendo el modelo revolucionario liderado por el Comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo.
Cerramos esta nota,con las palabras del compañero Byron Montiel, dirigidas a las jóvenes generaciones de militantes:
“Que los jóvenes se sientan apoyados en nosotros, que sigan adelante, que luchamos por la juventud de hoy, porque luchamos siguiendo el legado de nuestro General Sandino, de Zeledón, de Carlos Fonseca, de Tomás Borge y todos los héroes y mártires. Tenemos que ser fuertes, porque la única alternativa que tenemos es el Frente Sandinista de Liberación Nacional….”