Barricada

Recordando a Maurice Demierre

“Conmemoramos la vida de tantos compañeros, que llegaron de otras tierras a dar su aporte, su imaginación, su inteligencia y hasta su sangre por el pueblo glorioso de nuestra Nicaragua»


Compañera Rosario Murillo, 29 de abril 2024

Tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979, centenares de jóvenes cooperantes, internacionalistas y brigadistas provenientes de Europa y Estados

Unidos llegaron a Nicaragua para apoyar el proyecto revolucionario. Con su esfuerzo y dedicación, contribuyeron significativamente en áreas clave como la agricultura, la educación y el sistema de salud, trabajando de manera solidaria con el pueblo nicaragüense en la construcción de un futuro más justo y equitativo.


Suiza destacó como uno de los países que envió un alto número de brigadistas a Nicaragua. En total, durante los años 80, llegaron alrededor de 800 personas de Suiza para apoyar la Revolución Sandinista, entre ellas Maurice Demierre e Yvan Leyvraz. Ambos, comprometidos con la lucha, perdieron la vida en ataques de los contras, dejando un legado de valentía y solidaridad con el pueblo nicaragüense en su lucha por la justicia y la libertad.


Maurice Demierre, 29 años, suizo, originario de Bulle, Cantón de Friburgo, llegó a Nicaragua en 1982 junto con Chantal Bianchi, su compañera de vida. Ambos eran miembros voluntarios del organismo cristiano suizo “Frères sans Frontières” (Hermanos sin Fronteras, hoy E-Changer).


Se instalaron en el norte del país. Maurice era agrónomo y Chantal educadora popular; el joven trabajaba, dando acompañamiento y asesoría, en las cooperativas agropecuarias de la zona de Somotillo, al norte de Chinandega. Era muy apreciado y querido por los campesinos de la zona, por su dedicación y su incansable entrega al trabajo.


El 16 de febrero de 1986, hace 39 años, en la zona fronteriza con Honduras, al norte de Somotillo, la contrarrevolución emboscó y asesinó al internacionalista suizo Maurice Demierre.


Su caida en Somotillo a manos de la contra no borró su legado de entrega y solidaridad, que sigue vivo en la memoria histórica de quienes defendieron la Revolución Popular Sandinista. En el ataque también perdieron la vida cinco mujeres campesinas que lo acompañaban.


Su ejemplo de entrega, su disposición al trabajo y su identificación con la lucha revolucionaria mantienen vivo a Maurice Demierre en la memoria colectiva de la nuestra Revolución.


Familia de Maurice Demierre


Según los testimonios de las familias campesinas que lo conocieron, Maurice no se dedicaba solamente a la agricultura, también realizaba gestiones para conseguir fondos y apoyar económicamente a las comunidades con las que compartía y convivía.


Siendo un cristiano, participaba también activamente en las tareas de los Delegados de la Palabra del Bloque Intercomunitario Pro Bienestar Cristiano.


Al haber decidido apoyar a los campesinos de la zona norte, muy cerca de la frontera con Honduras, desde donde la contrarrevolución hacía sus incursiones y sus ataques, Maurice estaba consciente de los riesgos que su trabajo conllevaba y siempre dijo que quería ser sepultado en Nicaragua. Era esa una zona donde tantos campesinos ya habían sido salvajemente asesinados por la contrarrevolución.


Sus padres, en Suiza, tenían un mapa de Nicaragua pegado a la pared y cuando se enteraban de un ataque de la contra, buscaban en el mapa si ese lugar quedaba cerca de la comunidad donde Maurice vivía.

A pesar de la preocupación, la familia del joven y la madre en especial, apoyaba la decisión que había tomado Maurice y reconocía en su hijo el profundo humanismo y la solidaridad que lo caracterizaban.


Sus familiares recuerdan que Maurice Demierre había expresado en vida su deseo con profunda convicción: “Si me matan, déjenme en Nicaragua, pero que no me entierren muy profundo. Quiero ser el humus que fertilice la tierra”.


La madre de Maurice, Jacqueline Demierre, escribió a todos los nicaragüenses una carta, que vale la pena leer, 39 años después, como testimonio de solidaridad y extraordinario amor a la Revolución Popular Sandinista.

“Bulle, abril de 1986


A mis hermanas y hermanos de la Nicaragua mártir:
Sí, aún estoy llorando a mi hijo Mauricio, muerto el 16 de febrero de 1986, cerca de Somotillo. Sí, esa muerte ha sido un gran golpe para mi corazón de madre ya ha quebrado todo mi cuerpo. Él se entregó a una tarea por los pobres, por la libertad, la paz y el amor, en nombre de Cristo Jesús.


Yo lo había entregado. Y todavía ahora estoy ofreciendo su sacrificio, que termina en la resurrección. Para que los que lo mataron entiendan. Para que el mundo entero se despierte y actúe y grite la verdad.


Me siento muy cerca de todos ustedes, que sufren. De todas las madres de Nicaragua, de las familias de las madres que murieron con él.
Muy cerca de la Virgen María al pie de la cruz. Ellos, la Virgen y su Hijo, están con nosotros. Ellos son la fuerza que hará crecer la semilla, la sal de la tierra.


Tengan confianza. Continúen más que nunca su lucha, unidos. Por sus familias, en nombre de la paz y del amor.
Gracias por haber querido a mi hijo Mauricio y por haberlo hecho uno de ustedes.
Les abrazo,
Jacqueline Demierre, mamá de Mauricio”.
Hoy, el equipo de Barricada/Historia honra la memoria de Maurice Demierre, el joven agrónomo suizo que descansa en la plaza principal de Somotillo.

Fuentes:

https://carlosagaton.blogspot.com/2015/02/mauricio-demierre-brigadista-suizo.html
https://www.swissinfo.ch/spa/vida-tercera-edad/si-me-matan-d%C3%A9jenme-en-nicaragua/5007458