Barricada

Sandino: pensamiento político, espiritualidad y ética

Escrito por: Maxwell Paiz Ruiz

“No podemos dejar de recordar lo que pasó. Nuestro General combatió por años y los yanquis utilizaron todo tipo de armamento, utilizaron la aviación, cuántas veces bombardearon el campamento de El Chipote, cuántas veces intentaron asesinar a los Comandantes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y no pudieron y luego tuvieron que marcharse, se marcharon y vino lo que se esperaba, que llegara la paz a Nicaragua porque ya los invasores se habían retirado derrotados…”

Comandante Daniel Ortega, 15 de octubre 2024

El General Augusto C. Sandino es uno de los símbolos revolucionarios más importantes de Latinoamérica. Su lucha contra el imperialismo estadounidense y su influencia en la resistencia han perdurado por generaciones a lo largo del continente. Sin embargo, además de ser un líder antimperialista, dejó un importante legado a través de sus ideas. Sandino desarrolló un pensamiento profundamente ético y espiritual, influido por su paso por la masonería y por las ideas místicas que moldearon su visión de justicia y lucha.


Para Sandino, la emancipación no solo era política, sino también espiritual y ética. Autodidacta, desde joven, emprendió la búsqueda de la verdad que explicara el sufrimiento y la injusticia, buscando comprender las relaciones profundas entre las cosas. Su lectura abarcó filosofía y textos que consideraba moralmente instructivos, enfocándose siempre en la superación personal y en el significado de la vida.


En la histórica entrevista con el periodista Ramón de Belausteguigoitia en 1933, Sandino expresó una visión espiritual que iba más allá de las religiones institucionalizadas. Habló sobre la existencia de una «gran voluntad» que guía el universo, un principio fundamental que él identificaba como el amor. “Sí, del espíritu, claro está; el espíritu supervive, la vida no muere nunca. Puede suponerse desde el principio la existencia de una gran voluntad. Como le digo, la gran fuerza primera, esa voluntad, es el amor. Puede usted llamarle Jehová, Dios, Alá, Creador (…)”.


Los miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional fueron leales a Sandino hasta la muerte, pues descubrían en él no solo a un líder militar, sino también a un maestro espiritual. Sandino mismo afirmó que “estamos compenetrados de nuestra misión, y, por eso mis ideas y hasta mi voz puede ir a ellos más directamente. El magnetismo de un pensamiento se transmite”.


Sandino creía que la política no podía separarse de la fe ni de la ética. Aunque era crítico de las religiones tradicionales, él cultivaba una fe en un ser supremo y en la divinidad que se reflejaba en la voluntad humana de liberarse. Para él, la redención del individuo no dependía de un mesías ni de revelaciones divinas, sino de la conciencia y la acción propia. Como explicó a sus tropas: «No hacen falta los redentores, la persona es capaz de redimirse a sí misma».


Sandino dejó claro que la liberación de la patria debía pasar por la liberación del individuo, lo que implicaba un desprendimiento de los vicios y un amor a la comunidad, entendida como la identificación con otros pueblos en lucha. Frente a la vida, Sandino exaltaba la importancia de la energía personal, la fe, el optimismo, la voluntad y la conciencia ética, que, junto con la juventud y las nuevas generaciones, conforman lo que él consideraba la mística revolucionaria.


Para Sandino, la lucha no concluía con la retirada de los marines. Su foco estaba en la justicia, los ideales libertarios y la constante elevación del espíritu. En sus palabras: “Hablándoles muchas veces sobre los ideales de la justicia y sobre nuestro destino, inculcándoles la idea de que todos somos hermanos. Sobre todo, cuando el cuerpo desfallece es cuando he procurado elevar su espíritu. A veces, hasta los más valientes decaen. Es necesario conocerlos, seleccionarlos. Y alejar el temor, haciéndoles ver que la muerte es un ligero dolor, un tránsito”.

Sandino y la ética, un compromiso


En cuanto a la ética, con el General Sandino surge y se encarna una de compromiso con Nicaragua y la humanidad como concreción y posibilidad de libertad, justicia y autodeterminación de los pueblos sin importar el sacrificio personal “nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte y si morimos otros nos seguirán”, afirmó.


Para librar la guerra de liberación nacional Sandino tuvo que construir una fuerza militar popular sobre la base de un nuevo concepto nunca antes elaborado en la historia militar del país. El Ejército Defensor de la Soberanía Nacional se formó con voluntarios unidos por un espíritu de hermandad cimentada en la mística del sacrificio y entrega a una causa nacional, lo que constituye un logro histórico extraordinario, tomando en cuenta las condiciones adversas que tuvo que enfrentar.


Dejando en claro su lucha y la ética de cumplir una causa mayor como compromiso de vida, se encuentra la realización en la consecución de los fines libertarios, deconstruyendo la acción entreguista del ejercicio político tradicional que caracterizaba a los grupos liberales y conservadores.


Sin duda, el ideario del General Sandino no solo recae en ese pensamiento antiimperialista, sino que va más allá, poniendo como punta de lanza alcanzar la libertad del ser, no solo de yugos impuestos por las potencias, sino los de los pensamientos más profundos, que lleva a lo espiritual.


Referente al porvenir, el Héroe Nacional decía que “Sí; cada uno cumple con su destino; yo tengo la convicción de que mis soldados y yo cumplimos con el que se nos ha señalado. Aquí nos ha reunido esa voluntad suprema para conseguir la libertad de Nicaragua”.

Fuente:
Belausteguigoitia, R. (1933, febrero). Entrevista de Ramón Belausteguigoitia al General de Hombres y Mujeres Libres, en San Rafael del Norte.

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