Barricada

General Augusto C. Sandino: Nicaragua será libre, mientras tenga hijos que la amen

El 6 de septiembre de 1929, hace 90 años, el General Augusto C. Sandino, durante su estadía en México suscribió el manifiesto dirigido al pueblo de Nicaragua.

El Equipo Barricada/Historia propone este día la lectura del manifiesto del General Augusto C. Sandino dirigido al pueblo de Nicaragua durante su estadía en México, el 6 de septiembre de 1929.

Porque nuestra Nicaragua seguirá siendo libre mientras estemos sus verdaderos hijos, que la amamos y sigamos defendiendo sus colores azul y blanco que nos pertenecen a todos los nicaragüenses.

Manifiesto al pueblo nicaragüense

¡Ánimo, nicaragüenses! Llego a vosotros con la autoridad con quien ha sabido aceptar el reto que el invasor yanqui lanzó al ejército nicaragüense, cuando se vio aniquilado en una guerra que fraguó el mismo. Hoy, como ayer, el vínculo de la nacionalidad me da el derecho de asumir la responsabilidad de mis actos, ante vosotros y ante la historia, en el sostenimiento del honor nacional.

En mayo de 1927, los hijos espurios de Nicaragua, Adolfo Díaz y José María Moncada (Chamorro andaba fuera del país), lograron la confusión mental del pueblo nicaragüense, y pretendieron obligarle a doblar su dignidad ante los miserables invasores yanquis; pero aquel momento de claudicaciones y de confusión, la columna segoviana que estaba a mis órdenes, se convirtió en el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua, y ha rechazo con energía la afrenta que el gobierno de la Casa Blanca trató de imponer al pueblo nicaragüense.

Mientras Nicaragua tenga hijos que la amen, Nicaragua será libre. Han sido y son los hijos que la aman, quienes en representación de todo el pueblo la han convertido, de pesadilla que era para las hermanas repúblicas de Latino América, en la hermana digna de todo aprecio, mediante la lucha contra la piratería yanqui entabló aquella columna el 4 de mayo de 1927.

¡Ánimo, nicaragüenses! Se acerca la hora de la liberación; pero en ella sólo estaremos compactos, cuando vosotros sepáis corresponder al Ejército Defensor de vuestra Soberanía, formando en sus filas como soldados dispuestos a todo, inclusive a dar o recibir la muerte. Se acerca la hora de dar fin a la esclavitud. Ya el invasor trata de levantar el campo, convencido de que nuestro ejército aumenta cada día más y que sus filas sólo estuvieron en las Segovias, hoy están en las ciudades del interior. Cada uno de vosotros, nicaragüenses, es un soldado de ese ejército, porque en cada uno de vosotros se está despertando el amor a la Patria en la forma de la dignidad, en la forma de la energía, en la forma de la reivindicación.

¡Ánimo, nicaragüenses! Ellos, los bárbaros del norte, quieren despedirse de vosotros dejando sus bofetadas impresas en vuestros rostros. Pues bien, ¡sea! Para que la acción reivindicadora no se haga esperar más y para que se cobre la cuenta golpe a golpe, ojo por ojo, y así sepan los yanquis el respeto que se debe a la libertad de los pueblos. Jamás se os perdonaría, nicaragüenses, que presentárais la otra mejilla al invasor; vuestras manos, nicaragüenses, deben ser ciclón sobre los descendientes de William Walker. Ya nuestro ejército autonomista ha probado hasta dónde puede llegar la fuerza del derecho contra la fuerza del derecho.

¡Ánimo, nicaragüenses! Yo estaré con vosotros en una hora que se acerca. Ya el invasor se amilana y presiente el peso de la ira popular. Ya el invasor lía sus maletas y se retira, repartiendo bofetadas. Dichosamente, ya habéis dado ejemplos de que no estáis dispuestos a presentar la otra mejilla. Ese es vuestro deber. También a los instrumentos de la intervención yanqui, y a los que la llamaron y se han empeñado en mantenerla, se les acerca la hora de ajustar cuentas. A vosotros, nicaragüenses, os toca ir arreglándolas, para mientras el Ejército Defensor de nuestra Soberanía, reanude sus actividades. No desmayéis. Mi salida temporal de las Segovias significa el triunfo absoluto de la libertad de Nicaragua. El día que menos lo penséis, estaré a vuestro lado: Nicaragua será libre mientras tenga hijos que la amen.

 

Mérida, México, 6 de septiembre de 1929.

Firma y sello:

A.C Sandino