Barricada

Granma, una historia de voluntad revolucionaria

La historia del yate Granma se ha contado muchas veces, y sigue vigente, porque es la historia de la voluntad revolucionaria, de la fe en el porvenir de los pueblos y nos recuerda que el tiburón puede ser vencido por las sardinas.   

Un pequeño barco de madera construido en 1943, con un tonelaje neto de 39.23 t; dos motores Gray con una potencia de 225 cc, 32.25 m de eslora, 4.76 m de manga, y 2.40 m de puntal, comprado en el mes de octubre de 1956, de manera clandestina, por los revolucionarios cubanos del Movimiento 26 de Julio (M-26) a la empresa estadounidense Schuylkill Products Company Inc.  La velocidad máxima del barquito era de 17 km/h, diseñado para paseos de recreo.  Su nombre “Granma”, diminutivo de Grand Mother (Abuelita).

Preparativos de la expedición del Granma

Luego de 18 meses de entrenamiento en México, con la permanente amenaza de la extradición, el grupo de cubanos liderado por Fidel Castro Ruz, afinaron las capacidades de tiro y aprendieron táctica y estrategia, guiados por el General Alberto Bayo, y los fines de semana escalaban el imponente Popocatépetl.  En este grupo estaban el Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida Bosque, Ramiro Valdés y otros combatientes.  Muy jóvenes todos.

En el Granma iban amontonas las escasas vituallas y armas conseguidas. Uniformes, rifles, equipos, dos fusiles antitanques con pocas balas.  Nada más.

En ese barquito se embarcaron 82 patriotas revolucionarios decididos a iniciar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista, desde las montañas orientales.  El día domingo 25 de noviembre de 1956, zarpó la expedición del yate Granma de Tuxpan, Veracruz, hacia la Isla de Cuba.  Fecha inolvidable.

Comandante Fidel Castro Ruz, el gran estratega

El Comandante Fidel Castro Ruz, sintetizaba de esta manera la estrategia de la lucha armada en Cuba, cuyo inicio lo marca la expedición del Granma: “Desde la prisión sabía que trabajar dentro de Cuba sería muy difícil, el régimen iba a mantener un completo y perenne chequeo sobre mí…Nuestra idea era salir del país, viajar a México, porque en Cuba era una tradición desde las guerras de independencia. México era el país donde siempre se habían refugiado los revolucionarios cubanos” … organizar allí una fuerza capaz de enfrentar a la tiranía mediante la lucha armada. Ya para entonces pensaba nuclear alrededor de 300 hombres, adquirir igual número de armas automáticas, realizar una expedición y reanudar la lucha en la Sierra Maestra”.

El Granma en la memoria del Comandante Che Guevara

Años después recordaba el Che Guevara: “Salimos, con las luces apagadas, del puerto de Tuxpan en medio de un hacinamiento infernal de materiales de toda clase y de hombres. Teníamos muy mal tiempo y, aunque la navegación estaba prohibida, el estuario del río se mantenía tranquilo. Cruzamos la boca del puerto yucateco, y a poco más, se encendieron las luces. Empezamos la búsqueda frenética de los antihistamínicos contra el mareo, que no aparecían; se cantaron los himnos nacionales cubano y del 26 de Julio, quizá durante cinco minutos en total, y después el barco entero presentaba un aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito. Salvo dos o tres marinos y cuatro o cinco personas más, el resto de los ochenta y dos tripulantes se marearon. Pero al cuarto o quinto día el panorama general se alivió un poco. Descubrimos que la vía de agua que tenía el barco no era tal, sino una llave de los servicios sanitarios abierta. Ya habíamos botado todo lo innecesario, para aligerar el lastre”.

¡Ahora si ganamos la guerra!

Después de un viaje azaroso en el cual navegaron más de 1,500 millas, el Granma, con apenas una pulgada de combustible, arribó a las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre, en Los Cayuelos, una punta de mangle cercana a la Playa Las Coloradas, un lugar inhóspito, con muchos pantanos.

El contingente fue detectado por los esbirros batistiano que desencadenaron un ataque feroz por aire y tierra a partir del día 5.  Para el día 15 de diciembre habían provocado 56 bajas en la fuerza expedicionaria, entre muertos y heridos.  Sin embargo 15 lograron romper el cerco y se internaron en la montaña para continuar la lucha.   El día 18 se reencontraron Fidel y Raúl, y se fundieron en fraternal abrazo.  

 ¿Cuántos fusiles tienes?», preguntó Fidel.  “Cinco”, dijo Raúl. “Y dos que tengo yo son siete”. ¡Ahora sí ganamos la guerra!»   Tres años después el Ejército Rebelde entró triunfante a Santiago de Cuba y a La Habana.