El Comandante Juan José Úbeda Herrera en una entrevista especial expresó anécdotas, vivencias, relatos y legado de una generación de jóvenes que forjaron el camino de la Revolución Popular Sandinista desde las filas del FSLN, entre ellos, su hermano Ígor Úbeda quien cayó el 15 de mayo de 1970 en una acción de recuperación económica en una sucursal bancaria de Managua.
Iniciando la entrevista recordó a Leonel Rugama como “un genio y me acuerdo que al ajedrez nadie le metía la mano en Estelí, era un cipote y le daba clases a muchachos de su edad, personas intelectuales opinan que después de Darío no iba a ver otro poeta más grande que Leonel, recuerden que muere a los 22 años y si ustedes miran la calidad de obra de Leonel, apuntaba a ser el más grande poeta contemporáneo de Nicaragua”.
Asimismo, expresó “Carlos Fonseca estando en Cuba rescata el pensamiento y obra de Rigoberto López Pérez. Carlos es el más estudioso de la obra de Rigoberto, tanto de su obra revolucionaría como literaria. Carlos escribe un escrito bien corto de Rigoberto López Pérez, se llama “el principio del fin de la dictadura”, muy concentrado y muy profundo”.
Padres de Ígor y Juan José Úbeda
“Mi padre era antisomocista pero en sí mismo no era activista, mi madre que era una mujer que tenía una gran sabiduría, ella nació en el Chilincoco en un vallecito de San Rafael del norte de padres adinerados, finqueros adinerados”.
Tropas del General Sandino
“Mi mamá de niña (10, 12 años) vivía en la finca con sus padres en el Chilincoco, por ahí de manera sistemática cruzaban las tropas de Sandino, mi abuelo José León era colaborador de las tropas de Sandino, del General Irías, General Pedro Altamirano. En tierras de la misma finca se dieron combates de las tropas con los yankees.
En algunas ocasiones, los heridos quedaban en la casa de mis abuelos restableciéndose, mi mamá tuvo la oportunidad, una niña le tocó darle de comer a un compañero sandinista que un balazo le había cruzado la cara y le había destrozado los dientes, con una cucharita le daba sopa mi mamá todos los días y todas esas anécdotas y vivencias mi mamá las contaba.
Mi madre es una sandinista desde niña y ese sentimiento antiimperialista lo transmitió a todos sus hijos pesar de que tenía poca cultura formal, sí tenía una cultura política con sus vivencias, una gran sabiduría que le había dado la vida, una mujer excepcional que nos logró inculcar no solo el sandinismo sino los valores alrededor de ese sandinismo y tenía una espiritualidad alrededor de Sandino”.
Todos a la escuela
“Nos trasladamos a Estelí y accedimos a la educación formal, por ejemplo mi madre nos contaba que tuvo educación formal porque mi abuelo le puso un profesor por 3 meses para que le enseñara a leer y a escribir, el profesor llegó a la finca, sin embargo, conoció de mucha cultura universal porque mi padre le leía libros. […] Mi padre es un gran lector.
Nosotros empezamos a leer las obras revolucionarias por nuestras vías, cuando empezamos a relacionarnos con compañeros que ya venían involucrándose en la lucha de liberación, es decir, en la adolescencia […] en la niñez eran los relatos de mi madre que eran muy copiosos porque fue una vivencia muy fuerte para ella. Vivió toda la guerra de Sandino contra los yankees, vivió en el centro de la guerra, de los combates; para ella en su niñez eso fue una cotidianidad”.
Ígor, ¿a qué edad incursiona en el Frente Sandinista?
“Ígor, orgánicamente se empieza a involucrar en el FSLN a los 17 o 18 años más o menos […] resulta que en Estelí, principalmente en mi barrio habían bastantes jóvenes que ya militaban en el Frente Sandinista y particularmente había uno muy activo y cercano a la familia y a mi hermano, era Filemón Rivera, hermano mayor del zorro […] el padre de Filemón llegó a ser muy amigo de la familia y entonces él, entre otros.
Todos los jóvenes nos conocíamos, íbamos al mismo colegio, todo el mundo se conocía en Estelí. Una serie de muchachos en 1967 con el movimiento de Pancasán, se involucran de manera orgánica con el Frente Sandinista, participa en la guerrilla de Pancasán.
En el año 69 ocurren unos hechos que impactaron mucho a la juventud esteliana, en ese entonces yo ya empiezo a tener alguna actividad política. En julio del 69 se dan unos combates en Managua, principalmente el 15 de julio donde en las Delicias del Volga cae combatiendo Julio Buitrago, ahí estaba con la compañera Doris Tijerino y Gloria, combatientes del frente y ese mismo día en otro extremo de la ciudad caen combatiendo tres compañeros más, uno de ellos esteliano Alesio Blandón, ahí cae también Aníbal Castrillo, Roberto Amaya.
A Alesio lo conocíamos todos, una familia muy caracterizada en Estelí […] todos los jóvenes de alguna manera habíamos interactuado, Estelí era un “pueblón” y nosotros, todos los estudiantes de los colegios hicimos una marcha con el ataúd de Alesio, no tengo claro si el ataúd que llevábamos en realidad llevaba el cuerpo de Alesio o era simbólico, no me acuerdo. El asunto e s que íbamos todos los estudiantes, iba mi hermano Ronaldo e Ígor también. Era una manifestación política, de protesta, lo que llevábamos era indignación, arrechura por la muerte de Alesio y de pronto apareció la guardia y nos cogió a balazos, bam, bam, bam y yo salí corriendo y llegué a la casa de una tía y me dijo “¿hijito qué te pasa que venís pálido?” y no podía ni hablar; ahí mataron (la guardia nacional) a un muchacho de apellido Barrantes y otros muchachos que salieron heridos.
La muerte de Alesio, la represión a balazos ahí quedó el ataúd tirado en media calle con los muertos y los heridos, todos salimos huyendo, eran como las 7 de la noche, todos salimos para donde nos diera el sentido.
Unos meses después sucede otro fenómeno, frente al mercado periférico caen combatiendo 3 muchachos más que son sorprendidos en una casa de seguridad y caen combatiendo Roger Núñez, Mauricio Hernández y Leonel Rugama, otro impacto fuerte en los muchachos de Estelí, después de eso, el 15 de mayo, 4 meses después cae Ígor.
Todo eso conformó a mi manera de ver, les digo lo que yo sentí, lo que yo viví, todo un sentimiento porque esos 3 muchachos que habían crecido con nosotros, poco mayorcitos pero habían crecido con nosotros, los conocíamos, los habíamos visto jugar fútbol, los habíamos visto jugar ajedrez, los habíamos visto en todas las actividades como juventud, y poco a poco en ese ambiente fue creciendo un sentido de admiración y de verlos como ejemplo de cómo debíamos ser nosotros.
Yo le decía a una compañera que sin Filemón Rivera, sin Alesio Blandón, sin Leonel Rugama e Ígor Úbeda no se hubiera parido la generación que se parió después, que eran los muchachos de mi generación y no se hubiera podido parir otra generación, que fueron todos los que se insurreccionaron en Estelí y que se regaron por todo el territorio nacional. Esto fue el fruto de todo aquellos que provocaron estos muchachos en la juventud esteliana, o sea que la siguiente generación que salimos de Estelí (quiero circunscribirme en ese mundo que yo vivía) nosotros somos frutos del ejemplo de Leonel, Ígor, Alesio, Filemón Rivera y los menciono a ellos porque cayeron en combate en ese tiempo y hay muchos compañeros que algunos están vivos pero ellos fueron como íconos”.
“Estos son los hombres que necesita la patria”
“Él tenía un dicho… cuando yo le pregunté qué lo llevaba a meterse al frente y dijo “es que estos son los hombres que necesita la patria” y me lo repitió varias veces, él tenía un reflejo de lo que tenía que ser el joven nicaragüense, eso es el pensamiento de Sandino, de lo que nos había inculcado nuestra mamá porque Sandino diferenciaba entre los buenos hijos de la patria y los malos hijos de la patria, sobre todo a partir del Espino Negro y […] el pensamiento de Sandino en las tropas sandinistas era muy arraigado según mi mamá, o sea que lo que Sandino decía era visto como un credo en las tropas”.
¿Cómo era el carácter de su hermano?
“Alegre, muy cordial, muy sociable […] era un muchacho abierto, muy popular entre sus amistades, era deportista, jugaba en el equipo de fútbol de la Normal, era un hombre muy abierto, muy extrovertido y sobretodo mucha facilidad de comunicación con el campesino.
José Benito que era el jefe de ese sandinismo que yo vi en Estelí […] según me cuentas compañeros que sobrevivieron, José Benito decía que Ígor tenía essa facilidad para llegar a ser lo que el creía que podía ser, un buen dirigente en el campo.
Uno siempre admira a su hermano mayor si transmite buenos ejemplos, yo lo admiraba mucho, habían cosas que yo quería hacer como las hacía él sin lugar a duda, sé que era un hombre de una gran sensibilidad social, desprendido materialmente, más que cualquiera de nosotros, sus hermanos, no la pensaba dos veces si tenía que dar algo para ayudar a alguien, un hombre muy dado hacia los demás.
[…]Realmente Igor cuando murió tenía 21 años, creo que no los había cumplido; con una gran dosis de idealismo y de buenos sentimientos como todo joven, ese es la imagen que yo tengo de mi hermano, yo era 4 años menor que él, ni siquiera puedo decir que crecí a la par de él, yo crecí detrás de él”.
¿Cómo impactó en la familia la muerte de Ígor?
“Un golpe brutal para todos, nosotros una familia grande, muy unida pero además una familia extendida tíos, primos… mi familia es muy grande, nos impactó a toditos y creo que en ese momento en que desde ese momento en que Ígor murió, nosotros vimos que el futuro nuestro estaba marcado por un compromiso de lucha y que ese compromiso que Ígor había hecho con la patria, con el Frente Sandinista, con la lucha por la liberación, la asumíamos todos, ya de una manera categórica a partir de entonces”.
Igor Úbeda: “Mamá, cuando veas a un compañero del FSLN me verás a mí”
“Mi mamá nos contó que Igor le había dicho cuando se entrevistaron, la última vez que mi mama lo vio y puedo decir que mi mamá tuvo ese comportamiento, desde entonces mi mamá se volvió una activista política y te puedo decir con toda certeza que empezó a ver a todos los combatientes como si fueran sus hijos.
En el féretro de Ígor Úbeda, su hermano Juan José Úbeda, depositó un papelito que representa “un compromiso de lucha y de considerar como sagrado el pensamiento y ejemplo que él nos transmitió”
Recuerdo que mi madre participó en las huelgas de hambre en la Cruz Roja que se deban de las madres, entonces yo estaba en prisión y me acuerdo de una anécdota donde otra madre que tenía su hijo preso le planteó a mi mama que ella prefería ver a su hijo libre aunque tuviera que renunciar a la lucha porque eso era una posibilidad y mi mamá le dijo: “si, yo a mi hijo lo quiero ver libre pero en todo caso lo prefiero muerto que renunciando a sus principios ni a su lucha”, cosas que nunca creí que una madre podría pronunciar. Después todos sus hijos se volvieron perseguidos y ella una activista revolucionaria”.
Legado de la generación de Ígor Úbeda
“Lo más importante que ellos nos dieron fue la mística y la lealtad hacia la lucha, hacia el frente y hacia los compañeros. ¿Cómo nos criamos las siguientes generaciones? Nos criamos pensando ser como Leonel, pensando en ser como Julio Buitrago, esos eran los paradigmas, pensando ser como Alesio, como Ígor, esos eran nuestros referentes; capacidad de darlo todo y si fuera necesario la vida por los compañeros que tenés al lado, por la lucha, por la liberación del país. Mística: capacidad de entregar sin pedir nada a cambio.
Además expresó que en la actualidad “son valores vigentes, creo que nuestra juventud necesita alimentarse de mística, profundizarla”.
Nuestra juventud necesita alimentarse más del pensamiento sandinista. Hoy el imperio trata de mete en la cabeza de todos nosotros que es totalmente normal que apliquen la Doctrina Monroe, América para los americanos, que somos el patio trasero de los gringos que pueden venir e imponernos sanciones, imponer su modelo de democracia […] nuestra juventud necesita tener conciencia de que eso no es así, no puede ser así y que nosotros como revolucionarios no podemos aceptar de ninguna manera ese tipo de imposiciones y filosofía dominante […]
Somos después de Vietnam, el único país y más bien el único ejército defensor de la soberanía nacional que ha derrotado al ejército gringo; las únicas dos derrotas que reconoce el ejército gringo son las sufridas en Vietnam y por el ejército de Nicaragua.
Tenemos ideas frescas alrededor de la vida y pensamos que se puede vivir y ese es el legado de Sandino, que podemos vivir como personas libres, como naciones libres. Ser sandinista es ser antiimperialista”.
Mensaje a la juventud nicaragüense
“Estudiemos la historia de Nicaragua, la historia de nuestras luchas, tenemos que conocer lo que hemos hecho como país y como nación. Nosotros hemos sido un pueblo luchador, nuestra juventud no puede caer en la indolencia frente a las amenazas que nos están haciendo.
Si vos desconoces que los gringos desde que somos independientes han querido dominarnos desde Walker hasta nuestros días y sobretodo que la oligarquía nicaragüense ha sido cómplice de los gringos en estas intentonas de dominación, no vamos a entender porqué hoy los mismos Chamorros oligarcas siguen aliados con los gringos. Si vos nos ves que estas familias granadinas, oligarcas desde a mediados del siglo XIX vienen emparentadas con los designios de los gringos y apoyando la Doctrina Monroe y apoyando que sí somos patio trasero de los gringos, siendo de Nicaragua pero pensando como gringo.
Si nuestra juventud no entiende quiénes son ellos, no vamos a entender porqué están ahí, estos (oligarcas) son ¡VENDE PATRIAS!. Si nuestra juventud no estudia el pensamiento sandinista, por qué Sandino el 4 de mayo se revela y no entrega sus armas, porqué le llaman Espino Negro pacto de la ignominia, el pacto de la traición […] eso es un latigazo a la conciencia del nicaragüense, de hoy incluso, entonces no vamos a entender como decía Sandino que estos peleles andan en Washington y el porqué estos peleles creen que Washington les va a resolver.
Nosotros pensamos distintos, nuestros problemas los arreglamos nosotros.
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