El 23 de junio de 1979, hace 44 años, en la Finca San Bertha, Comunidad La Chocolata, Rivas, fueron torturados y asesinados por la Guardia Nacional 13 compañeros: Rosa Emilia Luquez, Miriam Luquez, Carlos Luquez, Lilliam Cedeños de Alvarado, Jorge Alvarado Cedeños, Rosendo Alvarado Cedeños, Lilliam Alvarado Cedeños, William Ponce, Guillermo Meléndez, Magdaleno Gutiérrez, Martín Santana, Mario Espinoza y Pablo Torres.
Para reconstruir estos hechos, brindó su testimonio el compañero Leoncio Luquez, familiar de Rosa, Carlos y Miriam Luquez y cuñado de Jorge Alvarado. El compañero Leoncio Luquez, en su momento, aclaró que para comprender los hechos, es necesario aclarar cuáles fueron los antecedentes, en el marco de la Ofensiva Final en Rivas: «Un 29 de mayo […] la columna guerrillera [del FSLN] entra por el lado del Frente Sur […] En la madrugada, en los patios de mi casa ya estaban los guerrilleros, «los chavalos» que le llamaban en ese tiempo y nos alertan que nos preparemos, se da el inicio de la ofensiva y pasamos tres días en nuestras casas resguardados. Al tercer día tuvimos que salir todo el barrio hacia [la comunidad] La Chocolata, porque ya el aire era pesado, a los niños y ancianos les costaba respirar.
Salimos en repliegue, esa calle recta que va a salir al retén. En una carreta que tenía mi papá, todos los vecinos hechamos lo que se pudo hechar, y llevando a dos señoras de avanzada edad en la carreta. Quienes jalaban la carreta eran los hombres, los más jóvenes porque los bueyes de mi papá estaban perdidos.
Al llegar a La Chocolata, la mayor parte llegamos a la hacienda Santa Bertha y allí nos distribuimos. Llega un muchacho a decirnos que desalojáramos porque la guardia iba a llegar por una denuncia y ese era un campamento guerrillero, entonces cada quien buscó donde irse […].
Nosotros salimos, nos fuimos a la casa de un señor que se llama Genaro Rojas, allí estuvimos, esa familia nos acogió. Después salimos en un camión para Belén. Cuando hubo un descanso de la guerra, mi mamá, mi papá, mi hermana Mercedes con su niña Johana, Jorge, Rosita, Carlos y Miriam, se regresan porque ellos iban a ordenar la casa y nosotros íbamos a regresar después.
Vuelve la insurrección y ellos vuelven a salir para La Chocolata, pero no a la hacienda, se quedaron en otra casa, porque ya la hacienda está colorada.
Mi hermana Rosa estaba embarazada le hacían falta como 8 o 15 días para tener a su primer bebé. Mi mamá y mi papá deciden dejarla con una señora recomendada, con ellos se queda Carlos, Miriam y su esposo Jorge.
Cuando mi papá, mi mamá y Mercedes agarran por el monte, ellos se van a meter a la hacienda. En eso llegó doña Lilliam Alvarado Cedeño, Jorge, Rosa, Carlos y Miriam se llegaron a meter allí, después llegó Rosendo, hermano de Jorge hijo de Lilliam, después llegó William, Guillermo Meléndez, Magdaleno Gutiérrez, Martín Santana, Mario Espinoza y Pablo Torres, cuando ellos llegaron el 22 de junio, llegó una escuadra de guardia genocida disfrazados de guerrilleros con pañoletas, alrededor de 10 a 15 guardias.
Después se quitaron el disfraz y quedaron como guardias, vinieron los amarraron y los metieron a un cuarto, eso fue el 22 de junio a las 6 de la mañana, allí los tuvieron día y noche.
Al amanecer el 23 de junio, a ellos los sacan de la casa hacienda y se van por el lado noreste de la hacienda, llevando a una quebradita a las mujeres y las matan. Según don Manuel Meléndez, dice que mi hermana al ver que las iban a matar ella se dio vuelta y se agarró de su suegra, porque el balazo ella lo tiene en la espalda y le sale en el pecho.
Las otras dos muchachas que eran chavalas de 16 años, Lilliam y Miriam también estaban muertas. Los varones presenciaron, porque primero las matan a ellas y después a ellos se los llevan hacia una vueltecita de la quebrada allí los mataron a ellos también (a los 9 varones), pasando todo el día del 23 allí tirados.
El 24 de junio, la esposa de Rosendo Alvarado estaba refugiada en otra casa cerca, al otro lado de la carretera, preocupada porque ya había escuchado dos ráfagas y su esposo no llegaba. Entonces ella le pidió a un vecino, a «Chulina» que la acompañara.
Cuando ellos llegaron a la casa hacienda, hallaron todo el desorden y miraron de que allí había pasado algo. Entonces ellos siguieron un caminito, que iban dejando las huellas de las personas y encontraron una chinela de mi hermana Rosa Emilia Luquez, la que estaba embarazada. Entonces a ellos les dio miedo y se regresaron. Le pidieron ayuda a más vecinos y se fueron todos, en eso van hallando a las mujeres muertas y más adelante a los varones. Entonces decidieron ir a buscar palas […] y los enterraron.
Don Manuel Meléndez, un señor vecino, los envolvió en sabana y los iba poniendo en orden. Cuenta él de que mi hermana sí estaba con su embarazo […] su niño muerto […] en el vientre y los enterraron.
Cuando en eso alguien gritó, porque al parecer la guardia iba de regreso, ellos corrieron. Después a los días que llegaron y encontraron las tumbas y unas cruces de palo pateadas. Entonces no volvieron a llegar por temor.
Después los cadáveres se exhumaron casi al año. Tristemente murieron 13 personas, 14 con el niño que mi hermana tenía en el vientre, su sangre gracias a Dios no fue derramada en vano, porque hoy estamos viendo los frutos de esta Revolución, estamos viendo una educación gratuita, una salud gratuita, estamos viendo las mejoras que hay en las ciudades, las calles, centros de salud, atención a mujeres embarazadas y vamos adelante y si Dios quiere seguimos con nuestro gobierno en lucha […].
La guardia perseguía bastante también a los familiares de guerrilleros, quienes tenían que esconderse […] llegó la guardia disfrazada para sacar información, de cómo se iba a mover el Frente Sandinista, para luchar y sacar a la dictadura, qué dónde estaban escondido, que dé dónde son.
También se decía que en la hacienda se hacían paquetes de medicina para mandársela a «los muchachos» que se le llamaban en ese tiempo al Frente [Sandinista], entonces se dieron muchas cosas y la guardia andaba siempre detrás de los familiares de los guerrilleros [y] de los colaboradores, porque habían unos que andaban combatiendo y habían otros que eran correos, entonces de diferentes formas se luchó para sacar a la dictadura de Nicaragua».
“Nicaragua es un pueblo libre y victorioso que ha dicho: Somocismo Nunca Más, como cultura de entrega, como cultura arrodillada, como cultura criminal, genocida, todo lo que sufrimos durante décadas y que se acabó el 19 de Julio de 1979, aunque esperpentos que salen por ahí, por allá de repente quieren revivir un muerto, revivir un fantasma, pero no. Somocismo Nunca Más”.
Compañera Rosario Murillo, 17 de septiembre de 2019
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¡Honor y Gloria a los Héroes y Mártires de la Finca Santa Bertha!
Fuente consultada:
https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:94252-nicaragua-somocismo-nunca-mas