Manuel de Jesús Rivera “La Mascota” tenía menos de 13 años, cuando fue asesinado por la Guardia Nacional el 5 de octubre de 1978, hace 44 años. Lo interceptaron en el mercado de Diriamba y lo acribillaron.
Ese día, Reina, su hermana, envió un telegrama a su mamá, doña Arcadia, diciéndole: «Manuel es muerto, la espero en la estación».
Solamente ocho días después, el Dictador aceptó entregar el cuerpecito del niño a sus familiares, quienes contaron 47 orificios de balas. Andaba un pedazo de trapo rojinegro amarrado en su brazo izquierdo.
Para evitar que sus funerales se convirtieran en una multitudinaria manifestación política anti-somocista y la gente se insurreccionara, se prohibió que el pueblo acompañara la familia al cementerio.
Manuelito sabía que la Guardia lo andaba cazando, porque ya había matado a niños por confundirlos con «La Mascota».
Su apodo se lo había ganado por ser uno de los más pequeños combatientes populares. Era muy querido.
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Como combatiente popular, sus familiares lo recuerdan en su trabajo de guerrillero y correo. Era ágil, lograba actuar con rapidez y discreción, nadie lo veía.
Había nacido en los cafetales de Diriamba, hijo de una recolectora de café y se ganaba la vida en los mercados, cargando canastos, descargando camiones, haciendo mandados, lustrando zapatos.
Las comerciantes del mercado lo querían mucho por su manera de ser y le regalaban comida.
Esa mañana Manuelito atacó a la Guardia Genocida y luego se corrió, confiado y seguro al Mercado Municipal, camuflándose entre el pueblo.
Sin embargo, esa mañana alguien gritó: “¡Esa es la Mascota!”; fue una comerciante que lo delató e indicó a la Guardia Nacional el lugar donde se había escondido.
La Guardia decidió no capturarlo, sino ejecutarlo en ese momento. Lo hicieron con crueldad.
En los años ochenta, se realizó en Diriamba un acto nacional con todos los Niños Exploradores del país, habló el comandante Tomás Borge Martínez, entonces Miembro de la Dirección Nacional. Los familiares recuerdan que fue un discurso emotivo, en el cual se destacó su valor, la firmeza de su mirada, de su puntería con las bombas de contacto. Se decidió que el niño héroe descansara en el Mausoleo que se había construido en el Parque que llevaría su nombre.
Han pasado 44 años del tránsito a otro plano de vida del niño héroe y su legado sigue presente.
Los caraceños conmemoran el heroísmo de este niño humilde, quien se convirtió en un combatiente popular, y trabajó como cargador de canasto en el mercado municipal de Diriamba.
Hoy el Hospital Infantil de referencia nacional, fundado en Managua el 17 de julio de 1982, lleva su nombre. Es un homenaje a su memoria y representa a la vez el compromiso revolucionario de garantizar salud de calidad y gratuita a los más pequeños.
Manuelito, a 44 años de tu partida, sigues en nuestros corazones y te decimos: ¡Presente, Presente, Presente!
Fuentes consultadas:
https://carlosagaton.blogspot.com/2017/10/nicaragua-manuel-de-jesus-rivera-la.html
Radio La Primerísima
Comité de Solidaridad Sandinista