Barricada

Un pueblo que nació para hacer historia y que es forjador de nuevas victorias

Con ocasión del 43 Aniversario del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el Equipo de Barricada/Historia comparte con sus lectores algunos extractos del libro El axioma de la esperanza del Comandante Tomás Borge Martínez. Esta lectura nos ofrece la posibilidad de fortalecer nuestra preparación político-ideológica como militantes sandinistas, comprometidos con el proyecto revolucionario y guiados por el Comandante Daniel y la Compañera Rosario Murillo.

Julio 1979: El triunfo de la vanguardia

El 19 de julio fue posible, gracias a la lucha que durante muchos años nuestro pueblo libró contra la dictadura militar somocista. Fue posible por el surgimiento de una vanguardia revolucionaria cuyo principal fundador, Carlos Fonseca ha sido colocado con toda justicia en el lugar en que sólo caben los santos, los héroes, los inmortales.

El 19 de julio fue posible porque tuvimos un importante momento de madurez histórica, marginando la búsqueda del poder personal en aras de la unidad revolucionaria, poniendo por encima de todos los intereses de la patria. El 19 de julio fue apenas el comienzo. Todavía nos esperan en el camino grandes peligros, el individualismo acecha taimado en los pliegues de la noche, el poderoso imperialismo trata de inventar la máquina que haga retroceder la marcha de la historia y mientras tanto nos araña y muerde con ferocidad de tigres.

Nosotros tenemos confianza en los trabajadores, en este pueblo que nació para hacer historia y que es un experto forjador de nuevas victorias.

Nuestra lucha era una lucha de Liberación Nacional e inevitablemente llegó a ser Revolución Social

Sin tener el carácter oficial de colonia, Nicaragua se convirtió en lo que son todas las colonias: en cementerio y en prostíbulo. Nuestra lucha era una lucha de Liberación nacional e inevitablemente llegó a ser una Revolución social.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional, fundado en 1961, desarrolló distintas formas de lucha, con una capacidad creadora digna de la causa que lo llevó a la victoria. Este pueblo que asumió la necesidad de destruir un orden injusto, barroco e idiota se fue con mochilas cargadas de fatigas y esperanzas a las montañas, se fue a las ciudades que arrendaba pagando una elevada cuota de sangre y de hambre. La huelga general fue un epílogo, un instrumento de lucha en la agonía de la dictadura. El Frente Sandinista de Liberación Nacional fue la vanguardia que aglutinó a las organizaciones campesinas, a los habitantes de los barrios a los intelectuales, a los obreros, a los cristianos organizados, a los distintos sectores de la pequeña y mediana burguesía, constituyendo una fuerza de masas incontenible, que fue la que tomó el poder en 1979, liquidando cuarenta años de dictadura dinástica y varios siglos de dependencia.

La Revolución Popular Sandinista es el primer producto cultural íntegro de nuestro pueblo

Nuestra cultura había sido permanentemente desvalorizada, porque, ya se ha dicho una vez, nuestra cultura es el pueblo, el hombre. Y esto viene a ampliar la concepción de la cultura, que se limitaba al arte y a las máquinas como su máxima expresión. La cultura es no solamente el museo del Prado, ni los amplios pasillos del Ermitage, ni las sofisticadas computadoras. La cultura es también toda la labor del hombre en su medio, con sus medios y para el hombre.

La Revolución Popular Sandinista es el primer producto cultural íntegro del pueblo nicaragüense. Los valores más auténticos de la nación nicaragüense, sus costumbres, su arquitectura leal al trópico, sus comidas, sus vestidos, sus artesanías, su música, su canto, sus héroes, sus próceres, su pintura, su baile, su poesía, fueron durante años despreciados, al mismo tiempo que se privilegiaba la goma de mascar, las hamburguesas, las modas y las series enlatadas en televisión.

Vivíamos en un proceso de desvalorización total, que tuvo que ser enfrentado intransigentemente por la revolución. La misma lucha revolucionaria representó una revalorización de nuestra cultura. Durante el somocismo, la música nicaragüense era subversiva, la poesía era un delito de orden público, porque los poemas fueron balas trazadoras para dirigir la trayectoria de los mensajes; las canciones, granadas de mano, bombas incendiarias para agitar al pueblo, pintura que gritaba consignas desde las bardas.

La Revolución Popular Sandinista convirtió en axioma la vigencia de las esperanzas y de las luchas en América Latina

Fue una consecuencia inevitable del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el que se potenciara el movimiento revolucionario latinoamericano. Se alteró la geografía política de América Latina, se alteró la presión arterial de la política americana, hubo gritos de júbilo y crujir de dientes […]

Tras largos esfuerzos aparentemente infructuosos, la Revolución Popular Sandinista había logrado una victoria que convertía en axioma, en algo más que un comentario, la vigencia de las esperanzas y de las luchas en América Latina. A pesar de eso, y tal vez por eso, rechazamos cualquier intento de copiarnos como modelo para otros movimientos revolucionarios en América Latina, al mismo tiempo que exigimos se tenga presente nuestro ejemplo, nuestra experiencia, que nuestra experiencia no sea objeto de retórica, sino de serio estudio […]

Los valores nacionales habían sido secuestrados; los recuperamos con un golpe de mano de la historia. Carlos Fonseca desmontó a Sandino de su caballo, y mirándole a los ojos leyó su pensamiento político avanzado, antidogmático, sencillo y sabio como el pueblo mismo.

El nacionalismo sandinista es internacionalismo en su proyección, en su vigencia moral. En esta etapa hemos sido beneficiarios y educandos de la solidaridad internacional. Le duela lo que le duela al imperialismo seguiremos siendo internacionalistas y seguiremos siendo solidarios con los pueblos de América Latina […]

Si no se quiere aceptar nuestra verdad, que se acepte nuestro compromiso de entregar la vida por la causa que defendemos

[…] No vamos a callar, en Nicaragua no vamos a bajar la guardia.

Si no se quiere aceptar nuestra verdad, pedimos que se acepte por lo menos nuestro compromiso de entregar la vida por la causa que defendemos. Durante años fuimos cementerio, tinieblas, un pueblo recorrido por todos los escalofríos. La revolución nos ha devuelto […] el verdadero nombre de cada cosa. Ya identificamos la dignidad y la vamos a defender […]

Nicaragua es ventana, músculo, mano extendida. Nicaragua no esquiva la mirada y ofrece su disposición al trabajo, su espléndida alegría y su amor a la humanidad entera. Por ese amor, por esa alegría que estamos estrenando como un vestido de fiesta, por la solidaridad humana, estamos dispuestos a todos los sacrificios.

Fuente

Extractos del libro:

Tomás Borge Martínez, El axioma de la esperanza, Colección testimonio, Editorial DDB/Bilbao, España, 1984

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