Barricada

Insurrección en Masaya: el sacrificio de los que murieron alumbrando el futuro de Nicaragua

El 6 de junio de 1979, hace 40 años, empezó la Insurrección en Masaya al mando del Comandante Hilario Sánchez Vásquez.

“Masaya es uno de los tantos pueblos de indios a que hacen referencia los cronistas españoles y según Oviedo, Masaya en Chorotega significa CIUDAD QUE ARDE […] «Podemos afirmar que por vez primera [el pueblo] encuentra la posibilidad histórica de liberarse, la energía popular acumulada desde la época precolonial. Y la libertad es conquistada con las máscaras, con las bombas de contacto, con el son de las marimbas y las guitarras, pero ante todo con la sangre, con el sacrificio y con la vida de los que murieron alumbrando el futuro de Nicaragua”.

Comandante Daniel Ortega Saavedra – 15 de junio de 1982.

Masaya 1978-1979

Después  de la caída en combate de Camilo Ortega Saavedra el 26 de febrero de 1978, el Comandante Hilario Sánchez había asumido el mando del Regional Suroriental y había dirigido, diez meses antes, la insurrección de septiembre de 1978 en la ciudad de Masaya.

Sucesivamente se dedicó a organizar y consolidar las estructuras del FSLN en el Frente Suroriental.

Dirigió emboscadas, hostigamientos y tomas de barrios para la ofensiva final en contra de la dictadura militar somocista.

Para la insurrección final, en Masaya, integraba, junto con otros compañeros, un Estado Mayor. Testimonios de la época afirman que se nombró una dirección común dentro de las tres tendencias de la cual el compañero Hilario Sánchez, “Claudio”, era el responsable general de la ciudad. También estaba el compañero Glauco Robelo de la tendencia GPP y la compañera “Anita” de la tendencia proletaria.

Liberar Masaya era imprescindible, como explicó el Comandante Daniel Ortega, el 5 de julio de 2013, en las palabras pronunciadas antes de iniciar la marcha, conmemorando el 34 Aniversario del Histórico  Repliegue Táctico hacia Masaya:

[…] “Ya entonces se había logrado liberar la Ciudad de Masaya, con el Comandante Hilario Sánchez, nuestro querido Hermano, que descanse en la Paz del Señor. Porque tenía que estar liberada Masaya para que se pudiese tomar la decisión de marchar hacia Masaya. Si Masaya estaba ocupada por la genocida Guardia impuesta por los yanquis en nuestra Patria, pues no se hubiese podido marchar a Masaya” […]

Para conocer a fondo los hechos que permitieron la liberación de Masaya, hemos retomado algunos extractos del libro ¡Y se armó la runga…! Testimonios de la insurrección popular sandinista en Masaya, publicado en 1982 por la Editorial Nueva Nicaragua.

Preparativos de la insurrección en Masaya

“A principio de junio, mientras estábamos trabajando en la preparación del paro, nos citaron a una reunión en Managua con el Comandante Bayardo Arce. Consideré medio riesgoso que en ese momento saliéramos con la compañera Cero, de Masaya, para ir a Managua. Nos trasladamos con el compañero Rufino Garay y nos paró la Guardia en el retén del empalme a Ticuantepe. Parece que el compañero conocía a unos guardias y nos dejaron seguir.

En la reunión se nos planteó las características que iba a tener la insurrección, la misión nuestra y el papel de nosotros en Masaya […]

Nosotros todavía no habíamos preparado un plan concreto, porque esta reunión fue al siguiente día de la reunión que habíamos tenido en Managua donde se nos indicó lo que teníamos que hacer. Lo que nosotros planteamos en esa reunión fue tomarnos Los Pueblos y regresar a Masaya en la tarde o en la noche. Quedamos de reunirnos al siguiente día […]

Concentramos a toda la gente en un campamento que quedaba al centro de esos pueblitos, hicimos un estudio de todos los cuadros a los que se les iba a dar armas de guerra, compañeros que habían tenido una destacada participación y que no estaban integraos en ninguna estructura militar porque su trabajo no era ese.

También destacamos una escuadra de diez compañeros al mando del 5 chiquito, Acuña, todos con armas de guerra y experiencia combativa para que se tomaran el Instituto, que quedaba al frente del cuartel, para dominar la iglesia, el parque y el cuartel. En el Instituto habían 30 o 40 guardias, no teníamos información exacta. Tomando este colegio, a nosotros nos iba a ser más fácil tomar el comando de Masaya, coparlo, porque era una posición estratégica, defensiva del cuartel.

Se reconcentraron los compañeros con sus armas en una casa de seguridad, esperando el momento de la insurrección final, el día 6 de junio a la una y media de la tarde. Nosotros les íbamos a caer a Los Pueblos a las cinco de la tarde en punto, después de que hubiera empezado en Masaya y Granada, que iban a comenzar a la misma hora”.

Glauco Robelo

Sub-comandante del EPS – 24 años (Testimonio del 1982)

Todo individuo tuvo su participación

“En la insurrección, todos ayudábamos directamente al Frente Sandinista. Se ayudó monetariamente. Yo llevaba zapatos, ya no digamos dinero. Se llevaban municiones, armas que conseguíamos por medio de familiares […]

Siento orgullo de que en mi casa participamos desde el comienzo con armas, con bombas con todo. Tuvimos casa de seguridad, buzón; aquí metieron galil, aquí metieron fal; armas de esas – sub-ametralladoras – no sé como se llaman, y todo, para enseñar a individuos que iban a participar. Aquí se les enseñaba a los nuevo cómo se tenían que arrastrar, arme y desarme, un montón de cosas. Fue un cúmulo de experiencias las que se hicieron aquí […] Pero uno ya sabía que tenía que cuidarse. Y peor era con los niños […] Con ellos se tomaba precaución porque si te agarraba uno la Guardia… A los niños les hacían zanganadas para que por medio de eso, hablaras o hablarán ellos. Entonces con los niños se tomaban grandes precauciones, porque ellos no tenían la culpa.

Para la insurrección final, bombas, rifles, qué no salió. Todo fue admiración, porque a la hora de la hora, salieron hasta obuses, esto, lo otro y en las propias narices de la Guardia. Pasaron como diez veces por la misma calle. Los muchachos entraban desde a las cinco de la mañana y se iban hasta la una. Esto fue grandioso […]

Nosotros somos cinco, cuatro hermanos y papá. Fue necesario la participación de todos tirando bombas, haciendo operativos, reconcentrando gente, buscando gente, “cauteando”, averiguando. Todo individuo tuvo su participación”.

Zapatero, 35 años (Testimonio del 1982)

Hacia el Repliegue

La Guardia abandonó Masaya el 24 de junio de 1979.

Fueron 18 días de combates y sacrificios enormes por parte de la población insurreccionada, guiada por el FSLN.

La liberación de Masaya permitió que tres días después se realizara el Repliegue Táctico de Managua a Masaya.

Menos de un mes después, el pueblo, vanguardizado por el FSLN, derrocaría a la dictadura somocista y volvería a ser libre.

“La vanguardia surgida de las masas, utilizando la lucha armada como forma principal para organizar y movilizar al pueblo en la ciudad, en el campo, en la montaña. Luego y fuera de todo plan y coordinación, obedeciendo sencillamente a situaciones coyunturales en las que ha sido decisiva la acción permanente de la vanguardia: la sublevación de Monimbó. Y por último y ahora sí definitivamente, la unidad Monimbó-FSLN, Masaya-FSLN, pueblo-vanguardia, que hace posible la participación del pueblo de Masaya en la ofensiva final y la derrota de la tiranía somocista y del imperialismo yanqui”.

Comandante Daniel Ortega Saavedra- Managua, 15 de junio de 1982

Extractos del libro:

¡Y se armó la runga…! Testimonios de la insurrección popular sandinista en Masaya, publicado en 1982 por la Editorial Nueva Nicaragua.

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