Barricada

Los fuegos de Bolsonaro

Con las manos sucias de cenizas, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, enfrenta su peor crisis tras asumir el poder el 1 de enero por los incontrolables incendios en la Amazonia, el llamado pulmón del planeta que produce cerca del 20 por ciento del oxígeno en el mundo.

 

Datos divulgados recientemente por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, el territorio amazónico registró más de la mitad de los 71 mil 497 incendios forestales detectados en Brasil entre enero y agosto, una cifra 83 por ciento superior a la de la misma etapa de 2018.

‘Los problemas de deforestación y quema en el Amazonas son de larga data, pero el empeoramiento de esta situación en 2019 es un resultado directo del comportamiento del Gobierno de Jair Bolsonaro’, indicó una declaración conjunta de la red brasileña de organizaciones no gubernamentales (ONGs).

Entre los factores cada vez más intensos de la crisis ambiental amazónica, las ONGs destacan ‘la negativa a demarcar las tierras indígenas, la promesa de abrirlas para la explotación (…), el desmantelamiento sistemático y deliberado de la capacidad operativa de Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables)…, la legalización de actos ilegales de grilagem (falsificación de documentos para tomar pose) de tierras públicas, taladas y quemadas, y la tala y minerales … ‘.

Al respecto, Elizabeth Uema, secretaria ejecutiva de la Asociación Nacional de la Carrera de Especialistas en Medio Ambiente, declaró a Prensa Latina que tal escenario debe empeorar porque ‘enfrentamos un momento en que las autoridades vigentes hacen un discurso tan fuerte contra los ambientalistas, hablan mal del activismo ambiental como si fuese una cuestión meramente ideológica y no de defensa del patrimonio nacional y los recursos que tenemos’.

Cuando arreciaron las llamas en la mayor selva tropical del planeta, una vez más Bolsonaro buscó responsables y enfiló su verbo, para desviar el foco de su error, hacia las ONGs.

SIN EVIDENCIAS

Sin tener ni una sola prueba, culpó en dos ocasiones a estas organizaciones e interrogado por periodistas sobre quién instigaba las deflagraciones forestales en áreas amazónicas, respondió que hay ‘pruebas muy sólidas de que las ONGs están detrás del incendio’.

Admitió que tal vez puedan ser los agricultores los culpables de las igniciones. ‘Todos sospechan, pero la mayor proviene de las ONGs’, remarcó.

Para el exmilitar, las ONGs ‘perdieron dinero’ y ‘están desempleadas’, por lo que estarían interesadas en hacer campaña contra el Gobierno.

Y para agravar el panorama, Bolsonaro también acusó a los gobernadores de zonas amazónicas de estar confabulados con incendios ilegales.

‘Hay un gobernador, el cual no quiero nombrar, que está coludiendo con lo que está sucediendo y culpa al Gobierno federal’, se atrevió a decir el mandatario.

El diputado Nilto Tatto, del Partido de los Trabajadores (PT), calificó de extraña esta declaración, más aún cuando el Gobierno desmantela las estructuras de control de incendios y deforestación, y libera el Amazonas para la minería. ‘Bolsonaro hace estas declaraciones para desviar la atención de las absurdas medidas que publica a diario’, anotó.

REACCIONES

A las claras, las ofensivas declaraciones y en algunos casos irrespetuosas del político de extrema derecha causaron reacciones negativas en varios países y comprometieron nexos y acuerdos.

Por la devastación de la selva amazónica, el presidente francés, Emmanuel Macron, convocó 24 y 25 de agosto a una reunión del G7 para discutir las políticas ambientales de Brasil. Calificó la situación de la Amazonia de ‘crisis internacional’.

Ante tal apreciación, Bolsonaro reaccionó y consideró el discurso de sensacionalista y colonialista.

Por ese mismo desastre ambiental, Alemania anunció el 10 de agosto que bloqueó unos 40 millones de dólares para el Fondo Amazonia (para captar donaciones destinadas a inversiones no reembolsables en proyectos de prevención, monitoreo y combate a la deforestación) tras conocer sobre cifras alarmantes de devastación, que rechaza el excapitán del Ejército.

Cinco días después de la comunicación de Berlín, Noruega, principal donante con 900 millones de dólares desde 2008, también indicó que suspendió el envío de unos 33 millones de dólares para programas del Fondo Amazonia.

Bolsonaro respondió de manera provocadora a esas iniciativas. ‘¿Noruega no es aquel que mata ballenas ahí arriba, en el Polo Norte? ¿Que explota petróleo también ahí? No es ningún ejemplo para nosotros. Que se queden con ese dinero y ayuden a (la canciller) Ángela Merkel a reforestar Alemania’, dijo el jefe de Estado.

A esa lista de países que respondieron al desastre ambiental en la gestión de Bolsonaro se sumó Finlandia, donde la ministra de Finanzas, Mika Lintila, recomendó que tanto su país como la Unión Europea deberían ‘revisar urgentemente la posibilidad de prohibir las importaciones de carne de res brasileña’.

Comentaristas políticos aseguran que las llamas en la Amazonia por lo visto también alcanzan y queman la desastrosa política exterior y ambiental de Brasil.

Argumentan que el gigante país sudamericano sufre numerosos incendios cada año en invierno, pero la situación es peor con el actual Gobierno. Vaticinan que el panorama pudiera empeorar en septiembre, cuando la sequía en la región norte se intensifica.

Por el momento, Bolsonaro firmó decretos. Soldados y aviones se trasladaron hacia varios estados amazónicos para intentar sofocar los incendios y salvar la biodiversidad.

El PT alertó que la actual crisis ambiental hace que Brasil pierda el inmenso legado del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Recordó que el país fue referencia en la lucha contra la deforestación durante más de una década. La participación de Lula en la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, que se celebró en Copenhague, Dinamarca (COP-15), en 2009, resurge ahora como respuesta al desastre de Bolsonaro.

Tomado de Prensa Latina