Hace un año miles de sandinistas salían de sus casas en diferentes municipios del país hacia la Plaza de las Victorias, confundiendo y burlando a quienes nos creían escondidos y paralizados, ese 30 de abril nos concentrábamos en la plaza después de días duros de asedio y dolor, el legado del comandante Tomás Borge, uno de los hombres con la historia de convicción, lealtad y dignidad más grande del Frente Sandinista, venía a nuestra memoria y nos llenaba de fuerza con su ejemplo y su frase:
«Yo no le tengo miedo a la muerte, y me siento orgulloso de seguir siendo sandinista, de seguir siendo fiel a la bandera Rojinegra de nuestro Partido, de seguir siendo fiel a nuestra Organización Revolucionaria; y morir orgulloso de tener la frente levantada, y no haber sido desleal con mis Principios, ni desleal con mis amigos ni con mis compañeros, ni con mi Bandera, ni con mis gritos de combate».
Con esa lealtad y patriotismo el pueblo concentrado en la plaza de Las victorias, lugar que ha sido sede de tantas alegrías y celebraciones históricas del sandinismo, el sandinismo que esperaba la orientación del comandante Daniel para derrotar el golpismo, escuchó el llamado a la paz, a defender la revolución desde el amor, el diálogo y la reconciliación:
“Diálogo para la Paz, ese es el gran objetivo. Y estamos totalmente comprometidos en cualquier circunstancia que se presente, aún en las más difíciles circunstancias que se puedan presentar, porque están quienes, están boicoteando el diálogo. Aún en las peores circunstancias, son las familias nicaragüenses, son los campesinos, son los trabajadores, es el pueblo, es la juventud, las mujeres, las que darán la batalla para defender la paz”
El llamado a la reconciliación no era vacío, el comandante con la práctica ejemplar llamó a acompañar el acto a un fundador del Frente Sandinista que se había distanciado del partido hace más de 3 décadas y que se había convertido en un traidor del FSLN, al punto que significó un golpe enorme que enloqueció a los simpatizantes del MRS, quienes intentaron justificar la presencia de Víctor Tirado con un problema de demencia, sacaron una carta de protesta de un supuesto hijo de Victor Tirado que luego se confirmó era falsa. El comandante Víctor Tirado acompañó varias caminatas desde la calle principal de la carretera a Masaya, desde ese día.
El comandante Daniel llamó al pueblo a seguir comprometido con el trabajo, con los más pobres y desprotegidos de nuestro pueblo y ante todo, a jurar ante Dios y ante la patria nuestro inquebrantable compromiso con la paz.
“Pidamos fortaleza a Dios, diciendo danos Señor la fuerza para ser instrumento de paz y que donde haya odio sembremos amor, sembremos amor, que viva por siempre la paz en Nicaragua”.
1 año después, seguimos cumpliendo nuestro juramento, seguimos defendiendo a paz, con el liderazgo del comandante Daniel y el legado imprescindible del comandante Tomás Borge Martínez, defendiendo la vida y la revolución que son inseparables una de la otra para garantizar la dignidad humana y la paz con justicia social en Nicaragua.
Tomado de: Redvolucion