“La Paz és Nuestra Victoria y la Paz és el Camino, y una Patria en Paz és lo que tod@s queremos. Nosotros sabemos, hemos sufrido en carne propia la discordia, el conflicto, la ambición, el servilismo, el odio. El odio que quisieron extender por toda nuestra Nicaragua con incendios, saqueos, violaciones, crímenes de todo tipo… El Odio ! Pero no prevaleció, porque és el Amor el que prevalece, porque és el Amor que todo puede y todo vence, y como Pueblo de Fé, sabemos que és con Amor que Vamos Adelante. ”
Compañera Rosario Murillo
Han pasado ya 5 años desde el intento fallido de Golpe de Estado en Nicaragua, pero las familias aún mantienen presente el recuerdo de aquellos momentos sangrientos y de dolor.
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La violencia se apoderó de las calles en algunas zonas del país, se extendió durante casi 3 meses, dejó de acuerdo a cifras verificables un estimado de 198 personas fallecidas, entre ellos más de 20 oficiales de la Policía Nacional.
Hoy las intenciones por las que se perpetró están claras, pero para tratar de llevarlo a cabo, los sectores que no gozan de respaldo popular se vieron orillados a la mentira, la violencia y el terror.
Se trataba de una estrategia para manipular los sentimientos de las masas, a través de noticias falsas y la descalificación, ofensas, amenazas e incluso el asesinato de los que se atrevían a realizar llamados a la razón.
Un plan configurado para para crear falsos “líderes”, que estuvieran listos para dirigir el coro incendiario por las calles de un país que es, por naturaleza, amante de la Paz.
Los responsables de sembrar el caos fueron oenegés creadas financiadas por organismos gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamérica, una potencia con largo historial intervencionista en la región.
Si bien durante los casi 12 años desde que el FSLN asumió nuevamente las riendas del país a través de los votos, existieron constantes ensayos para desestabilizar el país, como las manifestaciones “Ocupa INSS” de 2013.
Las manifestaciones por la reserva Indio Maíz, que empezó el 3 de abril de 2018, se apagaron junto al incendio, diez días después.
En ese entonces, el pretexto era que el Gobierno no atendió la emergencia ambiental, a pesar de que solo el 1% de la reserva se vio afectado, gracias al actuar rápido del Ejército de Nicaragua, autoridades locales, medios especializados, sumados a la ayuda de naciones hermanas que enviaron unidades aéreas.
Sin embargo, habían logrado “calentar las calles”, según orienta el manual de Golpe de Estado Suave elaborado por el estadounidense Gene Sharp.
En el mismo mes, las reformas del INSS fueron anunciadas. Manifestaciones violentas no correspondientes con la medida administrativa se extendieron durante un fin de semana.
En ese momento las noticias falsas inundaron las redes sociales Facebook y Twitter, además de los servicios de mensajería multimedia como WhatsApp. También medios opositores se dieron la tarea de propagar sistemáticamente fake news, como el canal opositor 100% Noticias.
Una de las noticias falsas que impactó la población fue la del supuesto asesinato de un joven dentro de la UCA el 18 de abril de 2018. Asesinato que jamás ocurrió. De hecho, durante los meses de violencia, las autoridades policiales jamás ingresaron a ningún recinto, respetando la autonomía universitaria.
La mentira fue multiplicada masivamente, incluso por medios de comunicación tradicionales, como La Prensa, El Confidencial y plataformas digitales como Nicaragua investiga, entre otras, generando sentimientos de rencor y venganza, que finalmente cobraron las primeras víctimas mortales.
En ese contexto, el Comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, convocó a un diálogo nacional. El llamado fue omitido y el objetivo del grupo que hasta la fecha no mostraba su rostro empezaba a verse más claro. El tema del INSS no era el interés de la revuelta. Sus fines eran políticos.
Las reformas fueron revocadas por el Presidente el 22 de abril. Sin embargo y a pesar de no existir ya la justificación que presuntamente movía la ola de terror, la oposición intensificó los llamados a la violencia a través de incontables perfiles falsos y bots en las redes sociales.
Los medios opositores, dominados por la oligarquía, reforzaron su estrategia comunicacional, basada en la mentira y el odio.
El 24 de abril la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica aceptó ser mediadora, sin proponer fecha ni revelar quiénes serían los actores en la mesa.
A pesar de esto, el caos siguió y aunque se mantenía la fuerte campaña de intimidación, el pueblo salió a las calles para pedir la paz durante una masiva concentración que colorearon de rojinegro, y azul y blanco la plaza de las victorias.
Los estudiantes de la ex – UPOLI, recinto donde se concentró la mayor tensión, fueron intervenidos por pandillas que eran lideradas por el delincuente conocido como el Viper.
En el interior de la universidad se dejó ver Félix Maradiaga, en ese entonces director del IEEPP, principal organismo dedicado a la formación de cuadros opositores. El jefe pandillero era su ficha. Así lo reveló él mismo en declaraciones evacuadas durante su juicio meses más tarde.
Maradiaga, a pesar de haber reclamado su libertad en las afueras de las instalaciones de Auxilio Judicial, se desvinculó de él y lo tachó de infiltrado. El director del hoy extinto IEEPP abandonó el país días después.
Diversas manifestaciones opositoras salieron a las calles cargando pancartas de presuntos asesinatos. Las cifras para ese entonces se habían empezado a inflar, sin embargo, muchos de los que aparecieron fotografiados grabaron videos posteriormente desmintiendo su muerte y condenando la manipulación desvergonzada.
En mayo la estrategia había cambiado ante la pérdida de credibilidad. La violencia escaló. Fueron secuestrados e incinerados buses del transporte público, una vez que los dirigentes del sector transporte desconocieron los primeros llamados de paro al transporte.
Los que no fueron destruidos, se utilizaron para movilizar a gente armada y encapuchada desde la ex UPOLI hasta la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua).
Ambos recintos durante el accionar criminal fueron destruidos y saqueados. La UCA nunca fue tomada y permaneció intacta, a pesar de que desde allí se originaron las primeras manifestaciones violentas.
En muchos municipios del país aumentaron las manifestaciones a favor de concluir la brutalidad. Como respuesta se lanzó una campaña de intimidación en Managua para evitar que las personas circularan con libertad, deteniendo taxis y vehículos particulares que se atrevían a realizar actividades cotidianas.
Los asesinatos y ataques a instituciones vieron su punto más alto a mediados de mayo. Para este mes iniciaron los saqueos a establecimientos y se instalaron los primeros tranques. El objetivo era mantener el sentimiento de descontento.
El 16 de mayo se instaló finalmente el dialogo. Sus participantes no se conocieron hasta ese día. Se crearon dos bandos, uno a favor del cese a la violencia, encabezado por el Gobierno, sectores sindicales, estudiantes de universidades públicas y pequeñas y medianas empresas. El otro lado exigía la renuncia de todos los funcionarios de Gobierno bajo la amenaza de seguir provocando el terror.
Ese grupo estaba conformado por representantes de oenegés, sector empresarial de gran calado y un grupo de estudiantes opositores pertenecientes en su mayoría a universidades privadas.
Era la culminación del Golpe, el ofrecimiento de la “paz” a cambio del poder político del país. La mayoría de los que debían mediar funcionaron más bien con coaches de esquina en el cuadrilátero desigual, en el que las reglas eran diseñadas a la medida de las necesidades del bando opositor.
Exigieron el acuartelamiento de la Policía y revelaron la siguiente carta: asfixiar económicamente al país para que más gente pidiera cambio de gobierno.
“Ese es un costo que vamos a pagar los nicaragüenses”, dijo en una oportunidad Michael Healy, vicepresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, durante la transmisión en vivo del evento de parte del Canal Católico.
Fue un evento televisado con el fin de servir como propaganda y plataforma política para eventuales candidatos a las pretendidas elecciones adelantadas.
Al encontrar resistencia de la población en las calles, los presuntos representantes del sector ofendido planearon la erradicación de la seguridad pública.
El Gobierno accedió a retirar a la Policía de las calles, confiando en la voluntad de los jerarcas de la iglesia católica que avalaron la propuesta. La medida fue aprovechada y los tranques se multiplicaron.
Cada uno de esos puntos funcionaba como cuartel de acopio de armas y se cobraban peajes al transporte público, privado y de carga. Desde allí, se planificaron ataques a las alcaldías, estaciones de Policía y otras instituciones del Estado. Se intensificaron ataques a cuadros políticos del FSLN y se mandaron a secuestrar, torturar y asesinar.
Muchos de estos actos de terror fueron presenciados y amparados por sacerdotes, mientras otros utilizaban las homilías para llamar a un alzamiento armado.
La campaña para desprestigiar periodistas y otros ciudadanos que desde las redes se encargaban de revelar las verdades tras las fake news entró en la fase más alta. Fueron circulados nombres, teléfonos y direcciones en las y se hacían claros llamados a ser silenciados.
Incluso hombres y mujeres de prensa que no seguían el guión golpista fueron agredidos en el seminario arquidiocesano de Managua, sede del diálogo nacional, a la vista y paciencia de los obispos.
La agresión se volvió más agresiva con la quema de Tu Nueva Radio Ya, una emisora radial privada de corte abiertamente sandinista. Varios periodistas escaparon de ser calcinados vivos, entre ellos una mujer embarazada que relató momentos de tensión y zozobra.
Mientras unos enmascarados lanzaban bombas artesanales a la entrada principal que ya se cubría de llamas, otro contingente emboscó al personal de la radio por la salida trasera haciendo uso de la intimidación con armas de fuego artesanales y de fabricación industrial.
El ataque era fomentado desde el Canal 100% noticias, propiedad del periodista Miguel Mora, quien había confesado sus intenciones de asumir la presidencia de la República.
Los relatos de los afectados contaron que, en las cercanías de las instalaciones, previo al ataque, uno de los periodistas de planta de la estación televisiva había acudido con anticipación.
El 30 de mayo se desarrollaron simultáneamente una cantata a las madres celebrada por el sandinismo y una manifestación violenta de parte de los opositores. Ambos eventos se realizaron a varios kilómetros de distancia, sin embargo, se registró un enfrentamiento en el estadio nacional, que servía como punto medio.
Las instalaciones deportivas fueron atacadas con armas de parte de los participantes de la marcha y varias personas fallecieron en el fuego cruzado, entre ellos un atleta sandinista Kevin Antonio Coffin Reyes, que había ganado premios en los juegos centroamericanos de 2017 celebrados por primera vez en Nicaragua.
Para inicios de junio, los crímenes violentos llevaron al homicidio de dos ciudadanos, uno de ellos naturalizado estadounidense. Los responsables fueron señalados por Viper como algunos de los pandilleros que operaban desde la Upoli.
A la lista de medios de comunicación incendiados se sumó la estatal Radio Nicaragua, ubicada en las cercanías de la UNAN, recinto ocupado por delincuentes.
La espiral destructiva siguió avanzando los días posteriores. El 11 de junio la delegación policial de Mulukukú fue atacada a fuego de bala dejando 9 víctimas, el 16 de ese mismo mes en El Barrio Carlos Marx de Managua una familia entera, incluidos dos niños menores de dos años fueron quemados vivos.
Para el 9 de julio, la población indignada en Carazo rechazó una caravana de obispos que llegó a la basílica menor de San Sebastián en Diriamba, para escoltar la huida de terroristas que se refugiaban en el templo. Ese mismo día de la iglesia fue extraído un arsenal de armas convencionales, hechizas y tubos lanza morteros ocultados en armarios de la iglesia.
Una vez que el guión flaqueaba y era menos sostenible por la indignación popular, fue el momento en el que se empezaron a levantar tranques fuera del país.
Desde la OEA empezaron los ataques utilizando a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, que elaboró informes sesgados y malintencionados, tras una breve visita de dos días, durante los cuales se recibieron denuncias de organismos vinculados al golpe y se omitieron descaradamente las de las personas afectadas por los golpistas.
El 12 de julio, 4 policías de la delegación policial en Morrito y un maestro de escuela de esa ciudad fueron asesinados por personas que operaban desde los tranques liderados por Medardo Mairena, uno de los actores en el Diálogo Nacional y líder opositor a la construcción del Gran Canal Interoceánico por Nicaragua.
Dos días después, ante el clamor popular de eliminar de una vez por todas los tranques, agentes policiales asistidos de policías voluntarios empezaron a liberar ciudades.
Durante la celebración del 19 de julio, a 39 años del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el Comandante Daniel Ortega, frente un mar de capitalinos, dio a conocer la solicitud que fuera del diálogo la jerarquía de la Iglesia Católica le había hecho.
En ella, pedía abiertamente la renuncia del gabinete de Gobierno y la anticipación de las elecciones. “Yo pensaba que eran mediadores, pero no. Estaban comprometidos con los golpistas”, dijo el Jefe de Estado en esa oportunidad.
Desde entonces, caminatas masivas cada fin de semana, que se ampliaba exponencialmente en número se desplegaba cada miércoles y sábado por toda la carretera a Masaya, inundando de gente reclamando justicia para las víctimas del terrorismo golpista.
Una de ellas, fue para reclamar la reaparición del compañero Bismarck Martínez, director de ornato de la Alcaldía de Managua que fue secuestrado en Carazo y desaparecido.
Muchos de los principales dirigentes del atentado contra la paz y la seguridad en Nicaragua fueron enjuiciados, encarcelados y puestos fuera del país, por delitos como menoscabo a la paz de Nicaragua.
La Paz Nuestra Victoria
En diciembre del 2018, la Asamblea Nacional tras revisar la situación de las ONG responsables de financiar el terror, revocaron la personería jurídica de algunas como el CISAS, el CENIDH, IEEPP, Popol Nah y Hagamos Democracia.
Créditos, acompañamiento a emprendedores, mejoras de carreteras, caminos productivos, construcción y remodelación de hospitales, nuevas flotas de buses para el transporte público, que en 2018 fueron quemados por los grupos desestabilizadores de la paz; escuelas nuevas, educación técnica de calidad y con infraestructuras nuevas, dotando de herramientas necesarias para que la juventud aprenda y emprenda
Con todas esas herramientas el pueblo se levantó y una vez más escogió el camino de la paz y victorias, y en el año 2021 eligió seguir al lado del FSLN, eligiendo al Comandante Daniel Ortega como su presidente para el próximo período